Seducción

36

Nadie decía nada en la cena, mi cabeza intentaba saber qué era lo que ella y su madre estaba haciendo aquí, después estaba la foto, ese anillo, debía recordar dónde estaba, lo había visto, pero donde; mi cabeza estaba hecha un lío, pero ahora necesitaba que recordara donde, no podía, me dolía la cabeza no podía perderlo todo no ahora, le había hecho una promesa a mis padres y la cumpliría a toda costa, sin importar que, sin importar que; sí lo haría.

—Rouses, Rouses —Miré a Camila, la mesa dejo de temblar

—Yo lo siento, estaba pensando —dije

—Estabas haciendo temblar la mesa —dijo Liza

—No sabía que podía, no volverá a pasar —dije

Alessio y Ashley ingresaron al comedor, él la ayudo a sentarse, mire la comida.

—Si ha sido de locos —dijo Brad

—Deberás aprender autocontrol, aunque eras más divertida, descontrolada

—Liza —dijo Esteban —Deberás gastar su energía para que nada malo pase

—¿Malo, pase? —dije

—¿Qué nos perdimos?

—Nada Barbie plástica —dijo Liza, ella solo le viro los ojos —Levanta la sal

—No puedo —dije

—Inténtalo 

—No puedo, solo pasa a veces

—¿Pasa? —Pregunto

—No pasará otra vez —dije

—Por cierto Rouses, me llegó el informe, no puedes ir cuando te plazca a la empresa y asustar a mis trabajadores —dijo, había perdido el apetito —Sabes lo mucho que me he esforzado porque la empresa se mantuviera

—No —dije, ella me miró

—¿Cómo?

—Que no sé lo que has hecho porque según sé Mi Empresa está casi en la quiebra —dije —Y si quiero podría ir en este momento y a nadie le tendría que importar un pepino, para lo que a mí respecta pueden decir misa, pero si no quiero no pasa —Levantó el mentón

—¿Siempre debe hacerse lo que dices? —dijo —No soy como uno de tus perritos falderos que hacen lo que quieres sin chistar

—No, pero trabajas para mí, si no te gusta renuncia, puedo valérmelas bien sola —Me levanté de la silla 

—Eso crees niña, no sabes nada de economía, no eres ni la sombra de lo que eras antes —Apreté mis puños y salí del lugar

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El cielo estaba despejado, Kate no había querido salir de su habitación desde ayer en la noche, Liza me había hecho perecer en el entrenamiento, estaba regresando y la puerta del salón estaba abierta, adentro estaban los amigos de Ashley con ella y Alessio. Después de cambiarme y tomar una ducha, ellos seguían ahí, Brad también con Edward, Esteban junto a Calvino y Maritza estaban en el patio, ya que no se llevaban bien con ellos.

—No saldrá, no quiere decirme por qué —dijo Brad en un susurro

—Iré a hablar con ella —Iba a regresar cuando

—Su majestad, que bueno verla, ¿nos recuerda? —dijo Peter

—Yo…

—En la fiesta, tal vez, ¿no? —Negué —Peter, un placer

—Un gusto —dije y estreché su mano

—Patrick —Se acercó otro

—Derek

—Anabel

—Tania y ella es Sofía —dijo una de las chicas sentadas en el sillón muy callada y con la cabeza baja, los reconocía a todos del grupo de Ashley, lenguas largas, capaces de meter a cualquiera en problemas por sus mentiras y odiarme con toda su alma.

—Hola

—Espero que no le moleste que estemos aquí —dijo Peter

—No, tranquilos —Miré a Brad y Edward

—Ves te dije Ashley que no se enojaría —dijo él pasando su brazo sobre los hombros de ella

Alessio estaba sentado frente al piano y empezó a tocar, la melodía era muy triste, demasiado, parecía que la había escuchado, pero de donde.

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Alessio

Empecé a tocar la canción que la madre de Rouses le compuso, podía ser tan envolvente, recuerdo cuando la tocaba, lo hacía cuando sus emociones iban al límite, me gustaba verla tocar, nunca llegó a tocar el final y no sabía bien por qué.

—¡Para, detente!

—Alessio detente — deje de tocar y me di vuelta, esta estaba tapándose la cabeza con sus manos y le salía sangre de la nariz, me levanté y me acerque a ella de inmediato con la vista de todos en mí, llegue a tiempo antes de que ella se desmayara, cuando la mire vi que una lágrima resbalaba por su rostro

—¿Respira? —Pregunto alguien, me acerqué a ella

—Si —Respondí, la tome en mis brazos —La llevaré a su cuarto

Estaba inconsciente, la deje en su cama no respondía, limpie su nariz, llame a la doctora, Gerald vendría mañana, ya que estaba en una convención en Turín, mientras debíamos estar pendiente de sus reacciones, coloque una silla a su lado y me senté ahí, la puerta se abrió y su amiga entró.

—Siempre que está cerca de ti le pasa algo o termina triste —dijo

La puerta se volvió abrir y Ashley entro.

—Maldita despiértate —La tomé antes de que se acercará

—¿Qué haces? —Ella me miró




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