Seducción

53

Alessio

Llegamos a Sicilia. Victoria me desea suerte. Mientras yo no hablo, solo con Erick. Creo que nota que algo pasa porque nos mira mucho hoy. Cuando llegamos al dichoso hotel me acerco a Cronos.

—Espero que haya suficiente seguridad. Estamos en la boca del lobo.

—No te preocupes que nadie se acercara, tus hombres están muy informados, los míos también.

La recepcionista se asusta al verlo, pero aun así es descarada después con ambos mientras nos indican que nos subirán nuestras maletas a las habitaciones. Cronos se niega y dice que sus hombres lo harán. Toma las llaves y sonrie. Es raro verlo sonreír.

—Espero que estés listo

—¿Para qué?

No responde, se acerca al grupo.

—Bien, tengo las llaves, las habitaciones quedan así. Ustedes dos —Mira a los amigos de Rouses. Menos al médico —Tengan —Les da una llave —Ustedes…

—El ronca —Se queja Estaban

—No son camas contiguas —Le da la llave a un molesto Estaban mientras que el otro lo mira ofendido. —Ustedes —Mira a Rouses y a mí

—¿Qué? —Rouses nos mira

—Si dormiremos en la misma habitación —Festeja Erick

—¿Estás manipulando esto? —Me mira Rouses

—Yo…, Él —Miro a Cronos

—Suban las maletas

—Puedo dormir con ellos

—No —Exclama Erick —¿No quieres pasar conmigo?

Rouses lo mira y ella asiente. Subimos al elevador en un silencio incómodo. Llegamos al último piso, donde salimos cada uno a su habitación. Cuando entramos dejan las maletas. Erick se baja de los brazos de Rouses y corre por el lugar.

—No vayas al balcón Erick —Erick se detiene antes de salir y regresa.

Tocan la puerta y abre. Sus amigos están en la puerta.

—Esta noche es noche de chicas. —Asiento —La regresaremos rápido

Rouses le dice algo a Erick y sale con ellos. Cierro la puerta y suspiro arrimando a esta.

—Papá —Me giro —¿Vemos una película?

Erick se duerme y al tener una cama duerme a mi lado. Cambio de canal, miro la hora y es muy noche. Dejo en una película, cuando los ojos comienzan acerarse, apago la televisión y la luz. No voy a esperarla, eso ya lo hice.

Escucho la puerta crearse y algo caerse. Me pongo de pie y entiendo la luz. Veo una figura tambalearse. Me pongo de pie cuando Rouses se cae de bruces al suelo. Me mira y sonrie.

—Aún sigues aquí

—¿A dónde iría? —Me toca la mejilla cuando la pongo de pie —¿cuánto tomaste?

—Una copita —Dice —Dos, creo que tres

—Vamos ven

La llevo al baño y no me equivoco cuando se acerca al escusado y vomita. Le sostengo el poco cabello que tiene. Cuando esta por incorporarse vuelve a vomitar. Se va al lavabo y se moja la cara, busco las pastillas para el dolor de cabeza de mi maleta y regreso al baño, junto a una botella de agua. Ella me mira y mi mano.

—Me agradecerás mañana

—¿Mezclar pastillas con alcohol es malo? Lo sé, esa vez que me las tome en… Me quería matar y no me dejaste morir. Ahora no sé qué quiero, si lo sé —Levanta el dedo —Lo tengo en frente —Me señala —Pero no lo puedo tener. Nunca puedo tener lo que quiero.

No le respondo. Se toma lo que le doy y sale, limpio un poco y al salir me la encuentro parada, lleva mi camisa puesta su vestido, esta en el suelo con su ropa interior. Los pezones se le notan. Se agacha para tomar su ropa y me mira. Sonrie con las mejillas rojas. Salta de un pie a oro dejando su ropa perfectamente doblada en una de las sillas.

—Mete en la cama o te vas a resfriar

Se acerca peligrosamente y la sostengo. Su perfume me llena, su mirada me desarma.

—Te doy una empresa, la que quieras. Te quiero solo mío. Siento que he perdido y me quedo con los premios de consolación.

—Nunca me vas a perder

—Lo hago a ahora. No te lo voy a decir otra, ves y lo sabes porque yo…

—Nunca le ruegas a nadie. —Asiente

A las únicas personas a quien Rouses le rogó fueron sus padres. Pidió a gritos, con desesperación, un poco de amor. Lo vi de primera mano, y vi como eso hizo que construyera una barrera y como ser débil frente a los demás no era su opción.

—Alessio

La beso, la menta de la pasta dental esta presente, pero no me importa. La quiero, la quiero para el resto de mi vida. Mi esposa no solo es mi esposa por su aspecto, mi esposa es mi esposa porque me lleva a conseguir lo mejor de mí. Esa que hace que cree una empresa de cero y la lleve a lo alto. Esa que me pone de rodillas y me hace querer mostrarle lo poderoso que soy. Debo recuperar lo que me pertenece y ella en parte lo es.

La llevo a la cama, ella tiene una sonrisa.

—No creo que me pueda arrepentir de esto —Se sube acostándose en mi puesto —Me calentaste el puesto

—Ese es mío

—No

—Si

—Te haré espacio

Me deja un espacio en el que apenas quepo. Me abraza de tal manera que termina sobre mí y permite que me acomode en la cama. Erick esta al otro lado dormido. Miro a Rouses que sé a quedo dormida. Paso mi mano por su cabello y esto es algo que quiero que duerme para siempre.

Hay risas un poco de luz, pero yo no me muevo. El golpeteo en la puerta me hace abrir los ojos mostrándole un rostro sonrojado, mi mano se pruebe por dos mentes que son su…

—¿Abrirás la puerta? —Me pregunta —Tenemos hambre

La cara de mi hijo aparece también. Pongo a Rouse a un lado y con pesadez voy hasta la puerta la cual abro y un tipo entra dejando un carrito de comida. Se va. Miro a los dos en la cama y salen de ahí.

Rouses lleva a Erick en brazos, la camiseta se le ha subido un poco. Trato de no mirarla pero no puedo. Se la acomoda y comienza a poner los platos en la mesa de la habitación. Me siento y tomo a Erick que está sentando en la orilla de la mesa. Cuando todo esta servido, Rouses se sienta en mi otra pierna y la miro. Solo sonrie.

—A comer —Dice

Toma una cucharada, la sopla y luego se la come. Saborea y hace sonidos con la boca. Toma otra, pero esta vez me la da a mí niego.




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