Rouses
Llagamos a la siete de la mañana al departamento donde nos quedamos. El lugar es en forma de c. Es grande y espacioso. Se accede a el por un elevador con dígitos. Cuando entramos escuchamos las voces que vienen de la cocina y del comedor. Seguimos el bullicio hasta ver a todos menos Regina en la mesa.
—Mami…
Me acerco a Erick y lo abrazo. Rompo a llorar.
—¿Por qué lloras mami?
Beso su cabeza y siento que por detras me abrazan. Erick pregunta por qué lloro. El resto no dice nada.
—No quería asustarte —Le digo
—No llores mami —Limpia mis mejillas
Alessio es el que está detras de mí. Miro al rededor esperando que Regina no salga de ningún lado.
—No esta —Dice Mónica —Dijo que no quería estar encerrada con nosotros y se fue a un hotel
—Vamos, debes dormir un poco —Alessio le da a Erick a Mónica —Te hará bien descansar. Ven
Me saca del comedor y me lleva hasta una habitación. Me quedo parada mientras mi mente viaja a la imagen de ese pequeño. Siento las lágrimas por mis mejillas. Alessio me da una muda de ropa.
—Ya no llores, cámbiate
Le hago caso, boy al baño y me cambio. Lavo mis dientes y mi rostro y salgo el sigue ahí. Me ayuda a subir a la cama y arropa como una niña. Me malacostumbra con su presencia.
Pasa la mano por mi cabello y las lágrimas vuelven a salir.
—No hagas eso. No cuando tal vez mañana no estarás
—Estare siempre pasa ti —Susurra en mi oído —Solo debes pedirlo Rouses
Me quedo dormida, mientras pasa una mano por mi cabello y me susurra cosas que hacen que mi corazón salte y me pida que no lo deje ir.
Apenas me despierto hay un hombre solicitando sangre para una prueba de ADN. Deben hacerlo. Lo único que quiero es poder tener conmigo al pequeño.
Tocan la puerta e intenta abrirse. Erick entra con un balón en su mano.
—Papi me explico por qué llorabas. Todo estará bien —Se sube a la cama y sonrie. —Nosotros lo cuidaremos. ¿Cómo se llama?
—No tiene nombre
—¿Por qué?
—Su mamá murió antes de poder ponérselo. Se fue al cielo.
—Oh
—Erick. Ahora seremos los tres. No te pongas celoso, si le doy mi atención un poco más, pero él... No es que no te quiera, va a necesitar más amor y se lo vamos a dar.
—Lo sé —Lo miro —¿Me dejarás de querer?
—No. Nunca mi amor. Nunca.
—Le prestaré mis juguetes, y haremos que se olvide de todo.
Erick se ríe mientras le hago cosquillas, chilla y sale corriendo con su pelota en las manos. Lanza la pelota para que Esteban la atrape, pero esta sale volando a otro lado donde le da a todo lo que Regina había puesto en la mesa central. Los adornos de cristal caen al suelo.
Me pongo de pie cuando Regina pega un grito, haciendo que Jack y Alessio llegan.
—Niño del demonio —Le grita
Erick quiere venir hacia mí, pero ella lo tomó de la mano. Me acerco y hago que lo suelte. Erick llora.
—¿Pero qué te pasa? Es solo un niño
—Que me acaba de destrozar mis adornos de boda. Joder que lo ha hecho apropósito
—Tiene tres, solo estaba jugando
Me volteo y miro que su mano esta ensangrentada, le ha clavado las uñas, la muy desgraciada. Me volteo con más furia, Esteban toma a Erick y yo termino de votar los horrorosos adornos de boda. Ella me mira.
—Pégame, tócame y verás lo que te hago
La tomó del cabello y su bolso con mi otra mano. La llevo hasta el elevador. Ella grita en el camino, se remueve y me pide que me suelte.
—Te tolero todo, pero no que toques a mi hijo. Mándame la factura que te lo pago. Bruja. —La empujo dentro cuando las puertas se abren y estas se cierran.
Regreso donde Erick que llora, Esteban trae el maletín de primeros auxilios. Alessio le mira la mano.
—Ya no llores
—¿Cómo quieres que no llore? —Le digo —La gata esa le clavo las uñas a mi hijo. Si la veo le clavo las uñas en el rostro y te aseguro que le arruino la boda a la muy maldita.
—Rouses…
Niego. Estoy furiosa, se me está acumulando todo. Kate y Brad llegan y miran la escena. Esteban les cuenta qué paso.
—Compramos pastel de chocolate solo para ti —Le dice Brad ya no llores
Erick se seca las lágrimas y le pongo las curitas en la mano. Mira a Brad.
—¿Chocolate?
—Si y te lo daré, pero ya no llores.
—Ya no lloro tío, Brad —Sonrie
—Buen niño, ven, vamos
Se lo llevan. Miro a Alessio.
—No lo soporto Alessio. Se podrá casar contigo, pero tiene que respetar a mi hijo. Le guste o no. Por muy esposa tuya que vaya a hacer. Se lo dices tú o se lo dejo claro yo porque no me ando por las ramas.
—¿Tu hijo?
—Si mi hijo, porque tal vez no lo haya parido, pero es mío ¿Tienes algún problema?
Sonrie y no sé por qué eso me hace enojar más. Le golpeo en el hombro.
—No te rías hablo en serio.
Editado: 21.11.2024