Seducción

60

Alessio

Erick estaba formado un vínculo con Rouses y la forma en que la veía me asustaba, jugaban juntos y él la invitaba a ver películas, no estuvo muy feliz cuando conoció a Russo, ese niño era un celoso, verlo a los dos, solo me hacía tener fantasías de cómo pudo haber sido. Verlos en el patio jugando con Russo me estaba hirviendo la sangre.

—Déjalo se divierte —Miré a Emilia —¿Qué haces Alessio? —Mi hijo se reía a todo pulmón —¿Por qué no te veo luchar por la mujer que amas?

—Sabes por qué

—Tu hijo te pide nada de eso

—Pero es mi obligación como su padre darle todo —dije

—Nunca te perdonará que lo dejes —dijo —Te quiere mucho, eres su héroe, Alessio por favor piénsalo mejor, nunca te e pedido nada con respecto a él y te agradecí mucho que lo tuvieras, mientras yo me recuperaba, pero no le hagas esto a mi hijo

—Él estará bien, lo entenderá —Asegure

—No lo hará y te odiará y te arrepentirás porque serás infeliz

—Ya lo soy, sé que tú y Ian lo cuidaran bien, yo iré a visitarlo en vacaciones

—Sabes que eso no es verdad, tal vez lo primeros años, pero después, como todo lo demás, ella te lo prohibirá, me sorprende que aun te deje estar aquí —La mire

—¿Qué quieres que haga? ¿Qué lo pierda todo?

—Fue eso lo que te llevó a separarte de ella —dijo —No crees que es por algo

—Es todo lo que le puedo dar a Erick

—¿Crees que quiera algo de tu parte después de dejarlo? —No dije nada —Por eso la odio y nunca te perdonaré esto Alessio, el daño que le harás a mi hijo

—Mamá ¿Por qué lloras? —Mierda Rouses lo sostenía en sus brazos

—Solo me puse algo sentimental mi amor —Rouses me miró y después a Emilia

—¿Estás bien? —Pregunto ella, Russo estaba sosteniendo sus hombros

—Si no es nada

—A que no sabes mami, mañana haremos galletas, muchas, pero Eros no nos ayudará, ya que tiene que salir, pero ha prometido traernos dulces —dijo feliz, Ian apareció y abrazo a Emilia y me miró con mala cara, me di la vuelta

—¿Papá a dónde vas? —Me quede parado —Dijiste que nos ibas a enseñar el nuevo bebe vaca, ¿verdad Rouses?

—Así es 

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—Entonces le pones un poquito solo un poquito más —Escuché que decía ella

—¿Así?

—Sí, ahora lo ponemos en la bandeja y yo lo meteré al horno y ahora debemos arreglar el desastre que hicimos

—Hoy mamá nos tomará fotos

—¿Fotos?

Las fotos habían sido una tradición desde que nació Erick, cada verano nos tomábamos una foto.

—Sí, vas a venir a verme, ¿verdad?

—Por supuesto cariño, esperarán a Ashley

—No, mi mamá no quiere a Ashby —Ella se rio —Yo no la quiero, es una bruja

—Lo es verdad, pero a veces debemos querer a las personas, aunque sean malas y unas brujas —Entre a la cocina

—No deberían hablar mal de nadie —Ambos me miraron asustados y sonrieron

—Papá no nos asustes, pensamos que era Ashby —Se rio mi hijo, pero yo no y él se calló, abrazo a Rouses y escondió su cara en su cuello

—Creo que tu papá perdió el sentido del humor, antes sonreía, ahora parece el enanito gruñón de Blancanieves —Erick empezó a reírse —Vamos Alessio con esa cara asustaras a un puerco espín —Se acercó a mí con Erick en sus brazos y se paró frente a mí —Vamos sonríe, no me hagas hacerte cosquillas —La mire y Erick igual

—Papá dijo que los papás no tienen cosquillas

—Eso es mentira, tu papá, si no mal recuerdo tenía muchas —Sonrió ella

—Él no sonríe porque mi mamá me dijo que tú lo dejaste —Ella se puso seria y yo hice la cabeza para atrás, hay Emilia —¿Por qué lo dejaste ya no lo querías? —Mire su cara, nos sabía qué decir, entonces me reí, ellos me miraron como si estuviera loco y después empezaron a reírse conmigo.

Después de eso Erick olvidó la pregunta, me quede con ellos viendo como esperaban la primera tanda de galletas, limpiaron el lugar, guardaron las galletas en frascos.

—Entonces si tienes que viajar solo tomas uno de los botes y te las llevas, le daré la receta a tu mamá, así las pueden hacer juntos —Erick asintió

—Debo ir a cambiarme, para tomarme la foto —Ella lo ayudó y se fue corriendo con dos galletas y después me miró

—¿Galleta? —La tomé y ella comenzó a limpiar lo último

—Deja que alguien lo haga

—Yo hice este desastre —dijo, dándose la vuelta

—No me enoja

—¿Qué?

—Que no me enoja, que él quiere llevarte de viaje —dije, ella se dio la vuelta

—Esa no es la forma en la que quiero que me odies —dijo, Erick pasaba mucho tiempo con ella, no podía caer tan bajo

—No lo harías —Sentencie

—¿Hacer qué? —Alzo una ceja —Idiota —Me tiro el mantel —Nunca utilizaría a tu hijo, que estás tonto, en qué cabeza cabe

—Yo solo… —Alzo las manos y regreso a lo suyo

—Se te hace fácil enojarme —dijo, no dije nada

—¿Y, cómo estás?

—¿Cómo estoy de qué? —Que no recordaba que estaba embarazada —Ah, eso, bien

—No te e visto comer mucho —Negó

—No he tenido hambre —dijo —¿Por cierto y Regina a qué hora llega?

—Después del almuerzo —Asintió, se dio la vuelta y me miró

—Debo ir a cambiarme de ropa, estoy llena de harina y huelo a masita —Sonrió

Ella salió, tomó otra galleta, recuerdo la primera vez que me las dio, eran ricas.




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