Seducción

62

Regina

Mi madre intenta tranquilizarme, pero yo no puedo. Desde ayer en la noche nadie sabe nada de Alessio. Los últimos que lo vieron dicen que se fue con Rouses. No hago más que llorar mientras que mi madre y mis damas tratan de arreglarme. La puerta del salón se abren y es mi hermano menor.

—Acaba de llegar —Me indica —Viene con el niño

No me detengo cuando mi madre se pone en mi camino. Corro por los pasillos con mi madre detras hasta que llego al jardín donde veo a Alessio. Jack esta con él.

El corazón me late en los oídos, las manos me sudan. Estoy sudando.

—¿Dónde estabas? —Pregunto —¿Dónde estabas?

Se voltea y me mira, no dice nada y ahí es cuando caigo en cuenta que llevo puesto ya el vestido, ya es tarde. Él mira el vestido con desaprobación.

—¿No había nada mejor?

—¿Dónde estabas? —Me mira

—Si ya sabes para qué preguntas —Dice con el hijo en brazos —Falta una hora y tú pareces una loca

—No sabía que… —Me hace tartamudear —No sabía si volverías

—Créeme, no iba a hacerlo, si quieres dale gracias a Jack.

—¿Siempre será así? —Pregunto —¿Siempre correrás hacia ella?

—Regina —Escuchó que dice mi madre —Debemos regresar

—Siempre —Responde —Cada minuto a pesar de estar aquí, mi mente, mi cuerpo, mi ser estarán con ella

Pasa por mi lado y su amigo se queda ahí parado mirándome con pena. Si esos debo dar.

—Si me disculpa —Dice yéndose en dirección contraria

Me siento en una de las bancas y mi madre se acerca. Me mira.

—Regina estamos tarde. Si quieres seguir con esto debemos regresar. Solo piensa que será un duro golpe al corazón de esa…

—¿Quieres ganar, sacrificando a tu hija? —Levanto la cabeza y mi tío Eros esta ahí

—Tú no te metas —Le grita mi madre

—Me meto porque me importa mi sobrina

—¿Cuál? —Pregunto —¿Ella o yo?

—Tú. —Mira a mi madre —Porque no vas a ver a tu esposo

Mi madre se da la vuelta y se va.

—Porque ella me lo quita todo siempre —Se sienta a mi lado

—Hablas de Alessio, ¿no? Bueno, pues es absurdo llorar por algo o alguien que nunca fue tuyo desde un principio

Nunca le pregunté a Alessio, me bastó con lo que oía para saber que tan grande era lo que sentía por ella, y lo confirmé cuando delegó a alguien mi cuidado cuando ella seguía viva

—Se aman ¿verdad?

—Eran unos niños cuando se conocieron, para Rouses fue como un juguete nuevo, que se transformó en su objeto más precioso, y para él fue la joya más valiosa que puedo encontrar, ¿por eso lloras?

—Él nunca dejará de amarla —Mi voz sale entrecorta, me duele decirlo

—Es algo con lo que tú has decidió vivir, pero me pregunto si eres lo suficientemente fuerte o si tu orgullo soportará, que el hombre a quien amas sueña con alguien que no eres tú, añore a alguien que no eres tú, respire por otra persona

—Pensé que tres años él la olvidaría

Él sonrió, entonces lo supe, él nunca la olvidaría, al contrario, la amo más, mis intentos por alejarla de él solo hicieron que se enamora más de ella.

—Ahora piensa más en ella —Lo confirmo

—No sé qué hacer, ya no sé si me quiero casar —Las palabras salieron de mi boca, el extraño palpitar tenía sentido

—Bueno, esa decisión es tuya y solamente tuya —Se iba a ir —Solo pregúntate, ¿serás feliz?

No hay caballeros para mis damas, porque Alessio no pidió a nadie de sus amigos acompañarlo el día de hoy. Mis damas entran solas y en un murmullo. El habiente de la iglesia es tenso, siento las miradas desaprobatorias del público, mientras que mi padre y yo caminamos por el pasillo en la iglesia. Busco a mi prima entre la gente del lugar, pero no la encuentro.

—No esta —Dice mi padre

—¿No esta?

—No. Según tu abuelo fue a Arabia, a atender asuntos más importantes que esta payasada —Mi cuerpo se tensa —¿Realmente quieres vivir a lado de un hombre que no te amara nunca? ¿Que te culpara de su infelicidad y te hará infeliz día a día? ¿Quieres el mismo matrimonio que tu madre y yo tuvimos?

Llegamos hasta el altar y yo espero que Alessio se voltee y tome mi mano, pero no pasa. No me mira. Soy yo la que camina el tramo que falta hasta estar a su lado. El padre comienza la ceremonia. Es como un cántico pesado, como si estuvieran leyendo mi sentencia de muerte. Espero en vano un movimiento de Alessio que esto será un nuevo comienzo para nosotros, pero no hay nada. Tomo su mano pero se aparta.

Esto aviva los murmullos, mientras que padre nos da una mirada de reproche

Empieza con las preguntas y yo siento que el aire mi falta, miro a mi abuelo que esta serio en la primera fila. Sé lo que pasara si digo que no, me repudiara, perderé el prestigio ante sus ojos, no solo él, mi madre. Mi tío a su lado niega con la cabeza. Mi madre tiene una sonrisa en el rostro mientras que mi padre esta serio. Su, matrimonio no fue el mejor, pero tuvieron tres hijos, a pesar de los gritos y de los amantes de mamá, papá siempre trato de que fuera normal, pero tampoco es que pasara mucho en casa.

Siento que estoy en una caja. El cura me mira y…

—¿Regina Patricia Fosti aceptas a Alessio Caruso?

Retrocedo y miro al rededor. El pánico me invade, mi corazón esta en la garganta, las manos me sudan. No puedo, no puedo. Su sombra esta en el aire, puede que ella no este presente, pero la siento, la siento aquí.

—No puedo

Alessio pasa por mi lado tomando a su hijo y se va. Sale, por un lado, de la iglesia dejándome ahí. Caigo de rodillas frente a miles de invitados, mientras mi madre grita y mi abuelo me asesina con la mirada. Ella ganó, ella siempre gana.

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