Seducción

63

Rouses

Erick y Máximo saltan de un lado al otro corriendo. Van hasta la habitación de Victorie donde entran y se sientan junto a ella y le cuentan todo lo que hicimos ayer. Victoria los mira con anhelo y cuando los pequeños se van me quedo con ella.

—¿Alessio?

—Sigue durmiendo. —Le informo —Ayer se quedó jugando con los niños hasta tarde y bueno, no queríamos despertarlo.

—¿Te alegra que esté aquí?

Me toma de la mano, esta muy delgada y fría, yo la sujeto con delicadeza. Su cabello se ha ido y no recuerdo con el, eso me pone triste. Luce cansada.

—Sí —Admito —Pero no se lo digas, quiero que sufra un poquito —Sonrie

—¿Y Clark?

—Fue por el desayuno. Rouses —Tose un poco —Cariño, el tiempo es muy corto. Me entiendes —Asiento —Ya no juegues con el tiempo.

—Nunca pensé que perdería tres años.

—No los perdiste —Me dice con ternura

Me quedo con ella todo el día, trabajo a su lado y Clark pone una de sus películas favoritas a blanco y negro. Cuando la noche llega, Máximo y Erick se nos unen. Han pasado todo el día jugando con Alessio, Esteban y Elijah. Están sudados y contentos. Victoria es sedada y nosotros nos retiramos.

Baño a los niños junto a Alessio y los llevo a sus camas. Les cuento un cuento y se quedan dormidos a la mitad. Salgo y Alessio me espera en el pasillo. Siento que me puedo acostumbrar a esto. A él conmigo así, los dos y otros pequeños.

—¿Qué piensas?

—¿Cómo sabes qué estoy pensado?

—Haces eso con los ojos y te frotas la nariz y luego juegas con tus dedos —Lo miro

—Yo no hago eso —Indico

—Si lo haces —Me abrazo por los hombros y caminamos hasta mi habitación —Solo que no te das cuenta

—Si lo haces —Me abrazo por los hombros y caminamos hasta mi habitación —Solo que no te das cuenta

Ser mamá no parecía ser algo complicado, pero lo es. Erick esta llorando porque su padre lo reprendió entiendo por qué Alessio lo hizo, pero verlo llorar no me gusta, pero debe comprender que hizo mal. Alessio no le dice nada. Yo, en cambio, yo lo acuno contra mi pecho y Alessio me acribilla con la mirada.

—Erick —Le seco las lágrimas —¿Comprendes lo que hiciste mal? —Suspira —Es peligroso que juegues con los cuchillos, no es correcto cariño. Sé que querías ayudar, pero aun así esta mal cariño.

Me mira y abraza. Alessio no dice nada. Cuando Erick se calma hago que se vaya con Máximo a jugar. Me siento frente a Alessio.

—No quiero que te enojes, pero no puedo verlo llorar y es que se me achica el corazón.

No dice nada.

—Esta bien, pero necesita mano dura también, aunque eres la contraparte perfecta. —Me sujeta la mano —Lo haces bien, respira

—No quiero meter la pata

—No meterás nada

Me atrae hacia él y me siento en sus piernas, me besa la mejilla y sis manos me rodean. Sus labios bajan por mi cuello.

—¿Qué pesabas ayer? —Lo miro por encima de mi hombro

—Nada

—Mentirosa

Suspiro y me paro frente a él. Me mira sujetándome de la cintura.

—Podría acostumbrarme a esto. A ti, a los niños, a esto.

—Yo ya estoy acostumbrado —Levanto la vista y lo miro directo a los ojos. Siento como tensa bajo mi tacto —Y ahora no voy a quererte soltar nunca. No dejaré que te pase nada.

Me besa y me aferro a sus hombros mientras me toma de la cintura y me vuelve a sentar en su regazo. El beso es demandante, nuestros centros chocan y soltamos un gruñido. No recuerdo las veces que estuve con él, pero mi cuerpo lo llama y se calienta a su al rededor. Lo quiere y sé que el a mí.

El toque de la puerta nos hace separar un poco, lo beso de nuevo y vuelven a tocar. Escucho la puerta abrirse y escondo mi cara en su cuello. Su risa no se hace esperar.

—Lamento interrumpir —Es Jack —Pero, su prima esta aquí —Me separo de Alessio y me pongo de pie, me arreglo la ropa. —Quiere hablar con usted

—Yo hablaré con ella —Miro a Alessio y luego a Jack.

—Primero hablaré yo con ella y después puedes hablar con ella si quieres. La veré en el despacho principal, gracias.

—Su alteza real —Jack se va y miro a Alessio

—¿Algún secreto antes de que me vaya?

—No

Entro en el despacho, con Alessio detras. Regina lo mira y después a mí.

—Sabía que vendría corriendo aquí —Se sienta —Eres una puta

—Rediriges tu enojo hacia mí porque quieres culpar a alguien, cuando al parecer la que se fue de la boda eres tú —Me mira

—Que se vaya, solo vine hablar contigo —Miro a Alessio

—Estare a fuera

—No le diré nada comprometedor, querido —Habla Regina

—Como si me importaran tus opiniones

No dicen nada más, Alessio sale y yo me siento. Ella no dice nada por un tiempo.

—Creí que lograría amarme si le hacía las cosas fáciles. Complaciente, aceptando sus aventuras con chicas que le recordaban a ti. Nada sirvió, tú siempre estuviste en su cabeza. Apenas y me miraba. Dime Rouses ¿Qué harías por amor?

—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque no dejaré que lo tengas, si no es conmigo no será con nadie —La miro —Déjalo —Dice —Oh las consecuencias serán grandes

—¿Lo lastimarás?

—Solo quiero lastimarte a ti. Así que decide Rouses, me demostraras cuento lo amas o lo mucho que gustas destruirlo.

La miro y sé que no miente, esta herida, está furiosa, esta enojada. Lo malo de guiarte por los sentimientos es que pueden ir en tu contra si no lo sabes controlar.

—¿Algo más?

—Rómpele el corazón

—No haré el trabajo sucio por ti y si algo aprendí es que no voy a caer en este juego de nuevo y menos si las reglas las pones tú




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