Seducción

65

Rouses

Camino de un lado al otro mientras Esteban fuma un cigarro en el sillón. Clark y mi abuela llegaron hace horas, pero no hay señales de Alessio. Jack no me da información y yo…

Pienso cosas positivas, me siento, pero la preocupación me embarga, estoy por ponerme de pie cuando Esteban me sostiene del brazo.

—Caruso puede defenderse solo —Lo miro —Es capaz de matar a alguien con sus puños y más cuando le joden lo que es suyo. Envío a tres idiotas al hospital cuando era adolescente y mato a seis solo con sus manos, cuando empieza no puede parar.

—Eso no me tranquiliza —Me mira

—Si no llega en una hora iré por él ¿Feliz?

Sujeto su mano y la aprieto.

—Mucho —Asiente —No hemos hablado Esteban, sé que algo ocultas —Sacude la cabeza —Lo que recuerdo de mi hermano es un chico sonriente y bondadoso

—Pues te falta recordar —Se separa de mí —Cuando Caruso venga hablaremos

—Esteban ¿Estamos bien?

Sus facciones se relajan y pasa un brazo por mis hombros. Lo he notado distante estos días, muy distante.

—Claro que sí. Eres mi hermanita —Besa mi mejilla —Ya no quiero que te preocupes por lo que le pueda pasar.

Una hora pasa y nada. Esteban se va y yo me quedo ahí con Elijah y Maritza. Hay guardias en el salón, en los pasillos y en todo el castillo. Estamos en alerta máxima y yo no puedo dejar de pensar que hayan sido capaces de arruinar un momento tan delicado.

La sangre me hierve, y siento el fuego subiendo por mi garganta como un rugido atrapado. Pero algo dentro de mi lucha contra esa furia. ¿Es esta realmente quién soy ahora? Hace unos meses, habría huido, habría buscado refugio en la calma, pero ahora solo puedo pensar en venganza. ¿Qué ha cambiado en mí? La compasión que solía definirme parece una sombra lejana, ahogada por la necesidad de proteger lo que amo.

Maritza dice que los niños están con mi abuela y Clark. Eso me saca de mis pensamientos, debo ir a verlos, pero al menos me gustaría saber algo de Alessio.

Indico que iré a ver a los niños y me sigue un séquito de hombres. Antes de entrar miro a Jack.

—¿No es esto exagerado?

—Son órdenes

—¿Hablaste con él?

—No, esto es algo que se planea antes de que suceda su alteza real —Bufo —Solo estamos cuidándola

—¿De qué? ¿Que me llegue polvo? Esta bien Jack

Entro y Erick es el primero en venir a abrazarme. Máximo espera que alguien más entre y cuando nadie lo hace se acerca.

—¿Y Alessio?

—Ya mis viene —Miro a mi abuela —Pero es hora de ir a la cama

—Papi siempre regresa —dice Erick —El siempre lo cumple

Asiento y me pongo de pie.

—¿Alguna novedad? —Pregunta mi abuela que esta sentada en uno de los sillones

—No

Clark aparece y voy a abrazarlo. El me abraza.

—Lo siento —Le digo —Esto no se quedará así, no permitiré que se quede así

—Esta bien gorrión, esta bien. —Lo abrazo con fuerza —¿Sabes algo de Alessio?

—No —Lo miro —Estoy muy preocupada

—Ya regresará —Besa mi frente —Será mejor que vayamos a descansar, ha sido un día horrible y necesitamos tener la mente fresca para saber qué haremos mañana

—Nunca he querido que un día acaba, pero este —Se pone de pie mi abuela —Hablaremos en la mañana, con un buen café y…

—Este bien —Dice Clark —Yo me encargaré

—Gracias Clark

Acuesto a Máximo y a Erick. Voy a mi cuarto y me pongo el pijama, estoy por descender mi cama, pero no lo hago. Tomo una manta y voy a la ventana por donde se puede ver el camino de tierra al castillo. Me siento tapándome con la manta. Me quedo ahí mirando, mi corazón se siente desbocado y lleno de ira después de esta tarde. Necesito saber quién fue, y necesitó vengarme.

Tomo aire sopesando mis palabras hace unos meses yo no pensaría en vengarme, es más, lo que más quería era ir a Australia y perderme. Empezar de nuevo. Ahora tengo varias responsabilidades a mi cargo y no tengo cabeza para nada más que para eso. Todas mis ideas y preocupaciones me invaden, asiéndome quedar dormida, despierto cuando unas luces se asoman y tres carros se aproximan me pongo de pie.

Esteban sale primero y detrás de él Alessio.

Bajo corriendo las escaleras a toda prisa la manta se me cae en el camino y cuando estoy en la puerta puedo ver la sorpresa de sus ojos, pero cambia y pone una barreara. No me denegó a preguntar, solo salto a sus brazos y lo beso. Cuando me separo de él inspecciono si está enterró.

Me sorprendo al ver que va cubierto de sangre, igual que mis manos y mi pijama. Esteban se aclara la garganta y manda a todos dentro, dejándonos solos.

—¿Es tuya? —Niega —¿Estás herido?

—No

Doy dos pasos hasta esta más cerca de él y paso mis brazos por sus hombros, el intenta alejarme, pero no se lo permito, así que lo vuelvo a besar. Me sujeta de la nuca con fuerza y no me deja ir. El beso se transforma en uno más agresivo, al punto que terminamos yendo contra una de las vigas de la entrada. Se separa de mí y me mira.

—¿Estás bien? Lo siento

—Estoy bien

—Te he manchado… —Me toma de la mano —Vamos debes limpiarte

Caminamos hasta las escaleras donde esta la manta, el lugar esta oscuro y desolado. Tomo la manta y subo junto a él a mi habitación, sin soltarle la mano a Alessio. Subimos en silencio, a mi paso. Cuando llegamos a mi puerta observo que ya no hay guardias como antes, se que es por él, empujo la puerta y entro, me suelta y yo lo miro dejando la manta en el brazo del sillón.

—Tengo que…

—Ven —Extiendo mi mano —Vamos

Mira mi mano y se lo piensa un buen rato antes de tomarla.

Lo llevo hasta el baño donde comienzo a sacarle la ropa hasta dejarlo en calzoncillos. Prendo la ducha y lo invito a pasar. El se desase de la última prenda y entra. Yo me desahogo de mi pijama y entro detras de él.

Siento como se tensa cuando lo abrazo por detras. Se voltea y me sostiene del mentón. La sangre le corre por una abertura sobre su ceja. La de más empieza a irse en un río de esta. Tomo una esponja y la unto de jabón y empiezo a pasarla por su cuerpo. Hay moretones, soy gentil y no froto demasiado en esas arreas. Debo ponerme de puntitas para llegar detras de su cuello, me subo sobre sus pies y le doy un pequeño beso mientras me observa. Tomo una generosa cantidad de champú cuando termino con su cuerpo y froto en su cabeza. Debo estirarme, siento sus manos en mi cintura elevándome. Cuando termino lo meto al chorro de agua y lo enjuago.




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