Seducción

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—Daremos inicio a la lectura del testamento de Victorie Thylane Nora Laure Alessandretti Leblanc —dijo el abogado —Además de leer el testamento que se supone que debió haber sido leído en el cumpleaños número dieciocho de la princesa Rouses de Emilio Aetos Santino Enrico Alessandretti Leblanc —Asentí

>> Como primer punto, su alteza deja todos sus acciones a Rouses Alessandretti y designa un 10% de las ganancias de las mismas a Alessio Caruso, y el 20% a su esposo Eduardo Clark, quiero designar parte de mis ganancias a la ayuda contra el cáncer, además de ayudar a niños que sufren de esta enfermedad donando una de mis casa, la de París, respecto a mi título me gustaría conferir a quien para mi fue como mi hijo a Alessio Caruso, se que mi querida sobrina sabrá mantener mi legado y mis acciones y que mi familia cumplirá con mi voluntad.

—Ese es el primer testamento —dijo —Comenzaré por el otro

>> Como primer punto, su alteza real deja sus acciones a su hija, que pasaron a manos de su prima, después de su muerte, a su madre le regaló un viaje por las Bahamas ilimitado es decir que puede hacerlo en cualquier momento, además deja a cargo la custodia de su hijo legítimo próximo a nacer a cargo de la princesa Rouses Alessandretti —Pero ¿Qué? ¿custodia? ¿hijo?

—Mi hijo solo tuvo una hija

—Tenga su majestad, aquí está lo que debe saber —Entregó un sobre muy grueso —Su tío aseguró que el último punto debía cumplirse a la perfección —dijo —Es todo me retiro, me quedé mirando el sobre como, si de la caja de pandora se tratara, me senté

—¿Tienes un primo? — mi abuela no salía de su asombro

—Creo que si

Abrí el sobre y saque los documentos, tenían direcciones y las actas donde recalca que yo era la representante del niño y además debía cuidar a la madre; levanté la cabeza, anote en un papel el nombre de la madre y se lo di a Henry que había pasado a cuidar a mi abuela, razón por la cual no fue con nosotros y no está de humor para discutir con mi abuela como sabrán.

—Haz que la busquen a ver si sigue viendo en esta dirección

—Creo que debes leer más abajo —dijo

—Es trabajadora sexual

—Pero que carajo —Mire a mi abuela —Arregla esto Rouses porque a mí esta a punto de darme un infarto, Henry ayúdame a llegar a mi recámara

—Enseguida señora —Observé todos los documentos, al parecer el niño estaba en París, debe ser mayor a Erick con meses

—Esta debe ser la firma de la madre —dije, papeles a la siguiente hoja donde estaban más papeles 

—¿Qué harás? —Mire a Kate

Su pancita se notaba cada vez más, ella y Calvino se irían a vivir a Milán, mientras que Beyno y Brad ahora buenos amigos estarían en Londres, Esteban y Maritza se quedarían, Maritza sería mi nueva asistente y Esteban conseguiría un trabajo en Roma, Liza y Marco regresaron a Turín con su pequeño hijo, cada uno regreso a casa después de todo, Mía pensaba regresar a New York, pero yo tenía otros planes.

—Ir a París —dije —Quiero resolver esto, no sé cómo puede estar viviendo o si está vivo, saldré en la tarde

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—Según investigué la madre murió hace diez meses, el niño quedó bajo el cuidado de una tía de la madre y su esposo, cumplió dos años en junio

—¿De qué murió su madre? —Él solo me miro —Vaya

Al llegar al lugar el edificio era viejo, una amable anciana me dejo entrar, había escaleras, cuando llegue a la puerta escuche muchos ruidos, toque, pero no abrieron, volví a tocar, la puerta se abrió, baje mi vista a un niño de cabello oscuro y de los mismos ojos de Arabella, estaba sucio.

—¿Quién es? —Preguntaron desde adentro

—Una señora —La puerta se abrió más y una mujer muy vieja y tosca salió

—¿Dónde está mi cerveza?

—¿Qué quiere?

—Vengo a buscar a mi primo, su madre es Margaret Dumont

—Ella murió y ese es el bastardo que busca, nunca nos dijo quien fue el padre —Mire al niño

—He llamado a las autoridades, creo que debe hablar con ellos

—Apuesto que estas personas son razonables —dije —Quiero llevarme al niño, tengo su custodia —Ellos se rieron

—Quiere llevarse al crío, si ni nombre tiene, su madre no se lo puso alegando que un día su padre lo haría —Me miró de arriba abajo —Tal vez podamos llegar a un trato —dijo —Cien mil euros y pensión de por vida —Mire a la mujer

—Y una casa —dijo el hombre

—Si una casa

—¿Por qué? —dije

—Por los cuidados —dijo

—¿Cuidados? Está sucio y flaquito, lo tienen viviendo en esta suciedad

—Entonces váyase, no se lo daremos, al menos servirá de algo —El hombre se paró frente de mi

—Princesa —Miré a Henry

—Regresaré —Miré al niño —Volveré por ti

—A ver si tiene las agallas —Salimos de ese lugar que tenía olor a orina y comida guardada

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