Ya que no hay nada que valga tanto como los amigos, nunca pierdas la oportunidad de hacerlos. -Francesco Guicciardini
La miro fijamente, sin saber que responder, una absurda y patética respuesta sale de mi boca.
—No lo creo, apenas y me conoces desde hace poco tiempo. —le digo moviendo la cabeza en sentido de negación y ella pone sus manos sobre su pecho, hace una posición de indignada, frunce su ceño.
—Ah bueno, lo entiendo, personas como tú no desean amigos como yo. —dijo algo enojada y corrió hacia las escaleras.
¿Había sido muy frío? A penas y nos conocíamos.
Jassel querido, fuiste demasiado patético, ¡uy! ella quiso ser tu amiga.
Voy hacia la cocina con la intensión de lavar los servicios, me sorprendo al no ver los platos sucios sobre la mesa, ella se había encargado de lavarlo y ponerlos donde corresponde.
Escucho como baja corriendo las escaleras y camina hacia donde estoy yo.
—Muchas gracias por todo, algún día podré devolverte el favor. —dice de manera muy rápida que apenas puedo escucharla.
—No te preocupes, cuídate—le digo y ella se despide moviendo sus manos.
Cuando ingreso al salón de clases, los alumnos comenzaban a llegar y comencé con las clases del día de hoy, oigo los murmullos.
—¡Concéntrense y dejen de parlotear! —les digo a todos, ellos asienten y vuelven a su trabajo, me acerco a Alicia la cual parecía estar distraída, toco su hombro para llamar su atención y ella salta del susto.
—Calma, no quise asustarte lo siento Alicia, pero quiero que te enfoques en la pintura, deja esos problemas afuera de esta sala de estudios. —le digo y ella asiente.
El tema de la clase de hoy era los temas abstractos y podría ser tomado como fácil porque semanas atrás ya había tomado la misma clase, la de hoy era un repaso, pero quería que se enfocarán en que se pudiera observar la imagen que quería expresar.
Pasaron las horas muy rápido y los alumnos empezaron a guardar sus cosas.
—Espero que hayan sentido está clase como una manera de poder expresar lo que sienten y desahogar lo que tenían dentro, recuerden dejar los problemas afuera del aula de clases. —les explico.
Ellos asintieron y uno por uno se despidió, las miradas extrañas hacia mí de notaba a kilómetros, murmuraban entre ellos, pero hice los oídos sordos.
—Hasta mañana, profesor ¡Que tenga buen día! —dijo Alicia la cual fue la última en irse.
Caí en el mueble y solté una gran bocanada de aire, en la clase estaban distraídos hablando de mi vida personal antes que sus pinturas, Alejandro y Julieta se habían encargado de esparcir el rumor de una manera muy rápida, eran muy buenos en ese tema.
Ellos sabían muy bien que algún tema personal de mi vida, solo se quedaba acá en mi casa, no me gustaría que mis alumnos estuvieran hablando y vendiendo información sobre mi vida, todo ya estaba hablado y aclaro con ellos, aparte no traía a mujeres a mi casa, salvo Mellea, nadie mas se quedaba a dormir en la casa.
Mis alumnos respetaban mi vida personal, pero eso no los hacía reacio para que dejaran de hablar de ella.
Una semana después.
—Ah claro, está bien—le dije brindando una sonrisa a la directora del orfanato.
Hace tiempo que venía a un orfanato, era como un padrino para el lugar, ya que los visitaba muy a menudo, los niños eran muy felices cuando hacia la visita, me encanta estar rodeado de pequeños.
Cuando venía al orfanato me ponía a jugar con ellos y les enseñaba a pintar.
En este momento estaba conversando con la directora del orfanato la cual me había hablado de un tema, vendría una periodista de una página de internet con popularidad.
No me negué porque se trataba de el tema de los niños y acepté de manera rápida.
—En breves minutos estará ella aquí, sólo serán unas preguntas y unas cuantas fotos. —dijo mostrándome una sonrisa tierna, se bajó los lentes y los limpio.
Me siento en uno de los muebles cercanos para esperar a la periodista, la directora me deja un vaso de agua, galletas al costado, para no aburrirme según ella.
La puerta fue tocada, la directora le abrió y la que menos pensé, entró a la oficina, tenía pantalones anchos y una blusa holgada, no tenía ni una pizca de maquillaje, lucía muy natural, tenia ojeras muy marcadas se le notaba ya que es blanca.
—Hola, perdón por la tardanza, había demasiado tráfico y mi auto no es el más veloz, en todos los casos. —le dijo a la directora, no parecía haberse dado cuenta de mi presencia, hasta que dio la vuelta y me vio.
—Nos volvemos a encontrar. —dijo sonriente.
—Tal parece que sí. —expreso y arrugo mi nariz, ella se ríe por el gesto que hago.
Ella le muestra un papel a la directora, explicándole sobre lo que iba a preguntar y luego me dio uno también a mí, para ver si me parecía correcto realizar.
—Me parece bien—le dije entregándole el papel.
Ella sale de la oficina después, aparece con un trípode, le ayudo a acomodar la cámara.
—No te preocupes, saldrá bien, me gusta trabajar sola—dijo y siguió acomodando la cámara ya sola, porque no quería mi ayuda.
Me acomodo un pequeño dispositivo que grabaría mi voz y se podría escuchar mejor, se acercó a mí y nuestras miradas volvieron a chocar.
Dio un pequeño saltó la cual hizo que me diera risa, ya que de comportaba como una pequeña niña, estaba celebrando al ver que ya había acomodado su cámara de manera que ya empezaríamos.
—Podrías esperarme un momento, como verás no me maquille ya que se me hizo tarde, iré al baño a aplicar un poco de maquillaje en mi rostro, seré la más rápida lo prometo—dijo y salió corriendo hacia el baño.
Miro mi reloj, treinta minutos estaba tardando, cuando la veo entrar a la oficina apurada, su maquillaje era muy sutil y no exagerado, natural para ser precisos, pero si ocultando sus ojeras notorias, se amarro la blusa y ya no le quedaba tan holgado como anteriormente y le daba un toque más sexi a su atuendo, se ve muy bien.
Editado: 18.01.2021