Capítulo 6
La amistad es un acuerdo por el cual nos comprometemos a intercambiar pequeños favores por grandes favores. -Charles de Montesquieu.
Si no sueltas el pasado, ¿con qué mano agarras el futuro?_ Layeska Davila.
Cuando ya hemos culminado de comer, ella me pide que por favor la lleve a un banco cercano a la zona, llegamos al lugar, ella toma sus cosas.
—Espero volver a verte pronto. —me dice.
Comienzo el trayecto hacia la casa de mi hermano, llego después de una hora gracias al grandísimo tráfico, que se puede esperar de un lunes.
Veo que el hermano menor de Arabella se encuentra sentado en el columpio, balanceándose muy lento, su mirada está fijo en el suelo, camino hacia él y este salta del susto.
—Soy muy malo verdad, no quise asustarte pequeño, no fue mi intensión. —respondí, al ver que estaba que estaba solo, vuelvo a preguntar. —¿Qué haces aquí sólo?
—Mi hermana tendrá a la pequeña Louisa, los gemelos y Melania están en casa, salí de casa para tomar un poco de aire, dentro están muy tristes. —me respondió.
Remuevo su cabello ocasionando que se desordene.
—Tienes que entrar a casa, te enfermaras si te quedas acá afuera. —le digo explicándole que no es bueno que siga estando aquí, hace frio, el entiende la situación y camina conmigo hacia la casa.
—Ellos volverán con una integrante más de la familia, Arabella se enfadará si te entera que estuviste afuera.
Los pequeños terremotos se acercaron a mí, cuando entre a casa, ellos me abrazaron, la señora Andrea cuidaba de ellos, era su niñera tenía alrededor de cincuenta años y los niños adoraban a su nana. Me aparto con cuidado de los pequeños y les explico que debía buscar algo muy importante que su papa me dejo, ellos me entendieron de inmediato y se fueron con Andrea que les daría de comer.
Subo hacia la oficina de Adler, en la mesa estaba un cuaderno pequeño y una nota sobre el escritorio.
Llama al que se encarga de rastrear, Alexis es el que te ayudará, usa los contactos para obtener lo que quieres, pero no generes destrucción hermanito.
Abrí el cuaderno y busqué el nombre de Alexis.
Marque su número, tardó en contestar, pero al final lo hizo.
—Necesito de tus servicios, creo que mi hermano ya te envió el archivo. —le dije sin un saludo anticipado.
—Ya lo tengo, el auto pertenece a Antonio lebrón. —dijo y su voz se escuchaba como si estuviera comiendo.
—¿Qué más? —pregunté, encogí mis manos y liberaba mis dedos, ocasionando un sonido.
Estás tenso, ¡Calma idiota! —me dije a mí mismo.
—Tal parece que el auto pertenece a un ruso ¿y adivina qué? —hablo con el tono irónico y sarcástico. —Le pertenece al hijo de puta, ¡Jodida mierda, que se está armando!, no sería tan idiota de meterme con ellos. —dice temeroso.
—¡Yo soy el idiota que derrumbara a ese imbécil! —bramo como un toro furioso, el silencio reina a través de la otra línea.
—Olvida lo que dije. —responde nervioso.
Calma idiota, no pierdas los estribos.
Alexis comenta sobre temas relacionados a la persona que busco en estos momentos y otros eventos relacionados que se celebrarán en unas semanas en donde se reunirán personas importantes, en definitiva, iba a asistir al evento, sabia que cartas mover y las iba a usar.
Alexis menciona un nombre de alguien que no conozco.
—Antonio lebrón es un nombre falso, seguí las huellas que dejaron en la base de datos, dejaron muchas evidencias en el camino que hacen mi trabajo más fácil.
—Gracias Alexis por tu trabajo, el dinero te depositaré ahora mismo. —dije y le mandé el dinero a su cuenta.
—Ya te llegó, te llamó si necesito de tus servicios nuevamente.
—Estoy disponible y aparte es un placer trabajar con los hermanos Roquer. —se despide.
Bajo a la sala y veo que los niños tienen la cabeza gacha, comen de manera desanimada, están preocupados por su madre, revoloteo el cabello de los gemelos y este se ríen, pero luego su sonrisa se apaga rápido.
—Mamá estará bien, se les aseguro, su madre es una mujer muy fuerte. —les dije y ellos asintieron.
—Mi mamá es una mujer fuerte y guerrera. —dijo la pequeña, dibujo una sonrisa en su rostro.
—Si ¡Exacto! lo es, deben estar acá en casa para recibirlas.
—Lo haremos tío —dijeron rodeándome con pequeños brazos.
—Iré a visitar a mamá, les comentare cómo está su mami, pero por favor hagan caso a Andrea.
Ellos saltaron de alegría y dijeron que obedecerían a su nana, la cual mostro una sonrisa cuando los pequeños fueron a abrazarla.
Me acerqué a uno de los que cuidaban la casa y le dije que reforzará la seguridad, ya que no era lo ideal que sólo fueran muy pocos, antes habían querido secuestrar a Melania y realmente debíamos estar preparados, seguros y muy fuertes.
Alrededor de la casa cuidaban entre diez hombres y cinco más en la puerta, no era recomendable que tuviéramos tan poco, mi hermano estaba confiado, en estos momentos ellos necesitaban mucha seguridad porque el maldito viejo trataría de meterse con ellos.
Salgo de casa, después de haber asegurado la seguridad de los niños y voy rumbo al hospital de inmediato, llego después de una hora, el tráfico era demasiado turbulento, cuando llego veo Adler, el cual tenía las manos en la cabeza, se notaba muy preocupado.
Me vio y me abrazo enseguida, lo veía en una posición muy frágil y débil, como si en cualquier instante podría romperse.
—¿Qué pasó? —le pregunté, su rostro se descompuso ante lo que dije.
—Ella está muy cansada, la bebé puede que no sobreviva ya que tiene el cordón rodeando su cuello—me explico tratando de hablar claro y que no saliera sollozos, me quedé estático ante lo que escuche.
Mi hermano se quebró y lo veo llorar como nunca antes lo he visto de esa manera, el hombre que solía ser y que consideraba el acto de llorar para débiles, se derrumba en mis brazos.
Editado: 18.01.2021