Hay que guardarse bien de un agua que aparenta ser silenciosa, de un perro al parecer silencioso y de un enemigo silencioso
Me levanto de la cama estoy mareado tocó mi cabeza y noto que una tela está sobre mi herida, escucho los ruidos en la planta de abajo de la casa, primero voy hacia el baño y me lavo la cara para poder sentirme despejado.
Mierda.
En mi reflejo puedo notar mi labio partido y mi mejilla morada, mi aspecto está magullado, quito los restos de sangre seca que está sobre mi labio.
No en todas las batallas sales ilesos, no seas imbécil.
Abro mi botiquín y saqué pastillas para el dolor de cabeza, tome la cápsula y luego agua, toque mi sien y traté de evadir los gritos incesantes que retumbaba en la casa.
Escuchó los gritos y peleas que están armando abajo, si no bajo ahora ellas se matarán, porque tienen que pelear en estos momentos, mi cabeza retumba por los gritos de ellas, pero luego de unos minutos el dolor cesa, porque coloco tapones mis oídos.
Me agarró de la baranda de las escaleras y bajo con cuidado, Mellea y Selene están muy cerca mirándose fijamente, creando esas típicas batallas de miradas asesinas.
—¿Que pasa aquí? —les llamó la atención, pero ellas no apartan sus miradas las cuales están unidas, ambas lucen enojadas y nada calmada, al parecer.
—Está tipa dice ser tu amiga. —dice en tono sarcástico y pronto rompe a carcajadas— ella no puede ser tu amiga, sabes muy bien que ella escribe sobre ti ¿Verdad?, puede estar vendiendo información sobre tu persona, no seas un ingenuo de mierda Jassel. ─dice con un insulto al final, frunzo el ceño.
—¡No me jodas! En primer lugar, no soy una tipa soy Mellea mucho gusto, soy la puta, amiga de ese hombre de allí—se expresa enojada, me señala a mí y yo me quedo sorprendido por lo que ha dicho.
Suelto una leve risa de mí e intento disimular mi carcajada, ya que ambas voltean a mirarme de manera muy seria y enojadas.
—Calla y largo de esta casa. —le dice Selene apuntando a la salida, lo cual Mellea niega y voltea a verme.
Ella está actuando como si fuera la dueña de la casa, y sigue con la mano extendida señalando a la puerta, su posición es rígida, tiene el ceño fruncido y está roja de la cólera.
Porque todos se creían dueños de mi casa, mucho permiso estaba dando a extraños, pero Mellea ya era mi amiga y con Selene manteníamos una situación profesional de doctora a paciente, aunque luego nos dejamos llevar por el deseo del momento.
—Los amigos están en los momentos peores y por si no lo sabías, yo estuve con él cuando paso todo y no vengas a joderme la paciencia que reaccionó y yo no suelo ser así, pero cuando alguien me jode se lo busca, nunca me fijo en nadie, pero ahora mi mirada está en tus extensiones.
Miro a Selene la cual está furiosa, botando chispas, se apresura hacia ella y dirige su palma de su mano a la mejilla de Mellea, pero ella le agarra su mano y lo voltea provocando un gemido doloroso de Selene, la cual da leves golpes a su brazo como en las peleas de etc., cuando te rindes y das victoria a tu oponente.
Mellea la mira y suelta una risa que hace que Selene vuelva a intentar golpearla, pero ella vuelve a agarrar su mano, impidiendo que el golpe llegué a su cara.
—¡A mí no me toques, perra! —le dice insultando a Selene la cual tira un grito indignada y voltea a verme, se sale del agarre de Mellea y muestra su rostro más hipócrita haciendo el papel de víctima.
Me dispongo a bajar las escaleras hasta llegar a dónde están ellas y las separó ya que están muy cerca, en cualquier momento se arma la pelea aún más grande, primero miro a Selene la cual no pensé que era así, las apariencias engañan, solía actuar de manera tranquila y pacífica, pero en estos precisos momentos era otra persona.
—Tú Selene, ¡Calla y no hables más y cálmate! —le señaló y ella me mira, se toca su pecho indignada, emite un grito—No dispones de quién tiene que irse de mí casa, soy yo el que es dueño de este hogar. —le digo y ella abre su boca e intenta agarrar mi brazo, pero yo la detengo y alejo.
—Per...o.—habla con la voz entrecortada, sus ojos lucen aguado.
Miro hacia otro lado, sé que ella usará sus lágrimas para convencer, ya muchas veces lo ha hecho, pero hoy no tenía ánimos para apoyar su berrinche.
—Nada de, pero, ella es mi amiga y no es puta como lo ha dicho—le digo y Mellea mira confundida hasta que capta lo que digo y me lanza una mirada asesina, hace un gesto de una pistola con sus dedos y se dispara a la cabeza y me señala, luego guiña un ojo.
—Jassel hubo una maldita pausa, una coma por sí no lo sabes. —dice riendo y luego refleja su rostro de seriedad cuando mira a Selene.
—Bueno, entendí muy mal, ya sabes el golpe a ocasionado estragos en mi oído. —le respondo.
—Si, pero no creo que sea momento de bromear. —dice y señala a Selene la cual me mira furiosa, esperando que arregle la situación.
—Si no deseas ver a Mellea vete, no sé por qué sigues aquí si no deseas estar en el mismo lugar que ella, no te entiendo, no estoy en posición de estar soportando tus berrinches, sabes muy bien que eso no me gusta.
—Le diré a la policía lo que ha ocurrido acá, esto no se puede quedar, así como es que se han metido a la casa tan fácil, por qué no tenías activado el sistema de seguridad de la Tablet que mostraste—dice y esquiva lo último comentario que le dije en instantes, le quitó el teléfono y cortó la llamada, ella me mira confundida e intenta quitarme su celular.
—Mataste a un hombre en mi propia cara, que harás Jassel tienes que llamar y decir que fue en defensa propia, tienes testigo de lo que pasó, yo y ella. —Mellea suelta un bufido al señalarla.
—Si Jassel, llama a la policía yo soy tu testigo, ella venderá lo que ha ocurrido por su blog de eso te lo aseguro, no debes confiar que no conoces—dice Selene, aunque siento que en parte podría tener razón, Mellea es alguien que conozco hace poco, pero ella me genera esa confianza a pesar de haberla conocido hace poco.
Editado: 18.01.2021