Seducción irresistible.(parte 2)

Capítulo 16.

Mis nudillos ya me dolían por golpear a los sujetos que se encontraban en el piso, estos se oponían a hablar.

Mire fijamente al más fornido y me agacho a su altura, lo tomo de la solapa de su camisa.

—Es muy fácil hablar, ¿Por qué simplemente no delatas y ya? —su mirada está fija en otro lado.

Lo suelto y me acerco a otro, este se arrastra hasta la esquina de la habitación, agarro una de sus piernas y lo jalo.

—Miren sé que temen por las represalias que pueda ejercer por el poder que ocupa, ¿Por qué querer algo después de cuatro años? si me dicen eso... —llevo mis manos a mi mentón e ideo algo absurdo. —les dejaré tomarme una foto, ya saben, para que vea mi rostro magullado y se crea todo el cuento de que lograron vencerme.

Los hombres se miran, voltean a verme y se ayudan a pararse entre ellos.

—Él desea el USB, necesita entregar el documento "Men red" a una organización, está con una soga al cuello, pero en realidad nuestra verdad es otra. —se alza las mangas y me muestra un tatuaje el cual es un rubí, su color rojo destaca de él.

—Ustedes han engañado a su jefe, ¿Son infiltrados? —los señaló a todos y ellos asienten.

"Men red" es una organización italiana encargada de los robos de piedras preciosas, más conocidos como la "Famiglia unita"

Me pongo de pie, analizo la situación y volteo a verlos, tal vez pueda llegar a un trato.

—¿Desde cuándo trabajan para él? —pregunto.

—Hace un mes que nos ha contratado como seguridad, pero en realidad trabajamos con la "Famiglia unita" todo este tiempo fuimos encargados en proteger el documento que hay en el USB.

—He oído hablar sobre los hombres rojos, no tenemos alianza alguna, pero trataré de sacar provecho con lo que tengo en mis manos. —les digo con uno tono de codicia.

—Tenemos que llevarle los documentos nosotros mismos, para eso fuimos contratados. —refuta otro.

Me acerco a este y lo empujó contra la pared, coloco mis manos sobre su cuello ejerciendo presión.

—Escúchame bien, no voy a dejar que tú te lleves algo que me pueda servir de mucho ¿entiendes? —lo empujó y este cae al piso.

—Tienes que entregarnos a nosotros, somos los encargados.

<<Ya me harté de jugar>>

Desenfundó mis armas y los apunto, ellos retroceden con miedo en sus rostros.

—Bueno gracias por la información, ahora ya no me sirven, para nada.  —les digo.

—Tu dijiste que nos ibas a dejar ir, aceptamos cualquier condición que tú pidas.

Bajo las armas, tengo una postura firme y seria.

—¿Aceptan ser mis informantes? O desean un agujero justo en el cráneo, no me es problema hacerlo. —directo y sin más.

—Pe.... Pero. —murmuran, se miran entre ellos y dicen. —Sería traición.

—No si lo ven de otra manera, su verdadero líder no es el ruso, además entregaré los documentos que están en mi poder a las manos de su verdadero jefe y así todos felices ¿No creen?

Esta vez parecen entender, lo siguiente que hacen es ponerse de rodillas.

—Haremos lo que usted pida, pero el documento debe ser entregado lo más rápido, no queremos que eso llegué a las manos equivocadas.

—Les aseguro que no, yo cumplo con mi palabra.

—Los miembros asistirán a la fiesta que se celebrará en pocos días.

<<Me había olvidado, que tonto de mi parte. >>

El hombre rubio y más bajo habla.

—Soy Antonio, ellos son Giuseppe y Valentino y aceptamos su condición de ser sus informantes.

—Es un placer hacer negocios con ustedes. —les digo y estrecho sus manos.

Apretujo más la mano de Antonio, este me mira confundido.

—Si me enteró que nuestro trato fue interrumpido por alguno de ustedes y no logran informarme y me delatan con el enemigo, les juro que los haré pagar. —le digo y suelto su mano.

Me acerco a la puerta, pongo el código sobre la pantalla táctil y este abre, ellos salen del sótano, les doy una toalla para que se limpien la sangre de su rostro.

—No les daré nada, sé que si le muestran alguna cosa mía no lo creerá, deberán hacer uso de sus mentiras, eso lo saben manejar de manera fluida.

─Eso haremos. ─susurran y desaparecen de mi vista, escucho la puerta cerrarse y me voy al baño.

Dejo la ropa regada en el piso, me meto en el baño para darme un baño con agua fría, los minutos pasan y mi piel se torna como el de un viejito, mis labios tiemblan por el frio.

Me apresuro en ponerme la ropa y tomo mi celular el cual se prende por un mensaje, el nombre de Mellea reluce en el móvil, se me resbala de las manos el celular, pero logro agarrarlo.

Estoy afuera de tu casa, necesito entregarte algo importante.

Camino hacia la puerta y Mellea esta con un sobre en las manos, me los entrega y se da media vuelta para irse enseguida, sujeto su mano impidiéndole que se vaya.

─ ¿Qué es esto? ─pregunto con curiosidad, ella no me ve a los ojos, su mirada esta fija en el piso.

─Dijiste que me gustaba infringir en la privacidad, pero es mi trabajo hacerlo, aunque sea de lo más irrespetuoso. ─dice y sus ojos conectan con los míos.

El sonido de una bocina de un auto hace que ponga mi mirada en un hombre que esta recostado en el carro de Mellea, no creo que sea su hermano o puede ser.

¿Quién es?

No es de tu incumbe, Jassel.

Vuelvo a mirar a Mellea y escucho lo que me tiene que decir.

─No es mi intención exponer tu vida delincuencial a las personas ─exclama enojada.

Wow, te dolió querido.

Alzo mis cejas sorprendido ante su comentario, me llevo las manos al pecho y finjo que me ha dolido.

─Realmente eres increíble Nicolleta, tu comentario logro estragos en mí. ─le digo con tanto sarcasmo que ella hace una mueca.

─Adiós, ya me voy. ─dice.

Rodeo su cintura con mi brazo y sus ojos se abren sorprendidos por mi acción tan poco caballeroso, el hombre que hace segundos se encontraba recostado sobre el auto, camina hacia nosotros, me acerco al oído de Mellea.




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