Seducción irresistible.(parte 2)

Capítulo 23.

El beso es lo que puede definir a una persona.
 


—Sinceramente las cosas que hagas Maksim no me interesa, no abrí nada, pero es muy raro que esto llegué a mis manos. —él intenta arrebatarlo de mis manos, pero yo me pongo de pie.

—Mis sinceras disculpas. —dice con el tono de voz poco creíble.

—Lo hiciste a propósito ¿verdad? ¿Qué es lo que estas tramando?

Miro a mi alrededor y percibo a tres hombres rodeando la zona, ¡Maldición!

Su sonrisa se ensancha y se acomoda su cabello para atrás, estira la mano y me dice que lo habrá.

Abro el sobre y encuentro fotos y documentos de la defunción de muerte de Gabrielle, las demás fotos caen de mis manos, estoy aturdido por lo que acabo de ver, pero ¿qué tipo de mierda es esta?

Llevo mis manos a mi sien, estoy mareado veo el vaso que acabo de tomar y trato de agarrar mi arma, pero todo se vuelve borroso y caigo en el piso, la oscuridad me acoge con todo su esplendor.

Las voces de personas, me despierta, trato de ponerme de pie, pero caigo en el intento, llevo mi mano a mi espalda, se llevaron mi arma, no me dejaron nada.

—Él hará lo que yo le diga si lo que quiere es volver a ver nuevamente a su dulce Gabrielle. —la voz de una mujer se filtra en mis oídos, sus palabras logran generar algo en mí.

—Por si no lo sabes, yo soy el nuevo líder de esta organización ya que Adrik se reusó a aceptar. —el tono de la voz de Maksim sale enojado.

Ellos siguen hablando, pero yo apenas y puedo escuchar de lo que están diciéndose entre sí, aunque el nombre de Gabrielle sigue rondando en mi cabeza.

¿Por qué la menciono?

Ella está muerta.

No puede ser ella.

El sonido de unas llaves suena y lo siguiente es que abren la puerta con fuerza, los tacones de una mujer retumban en el pequeño cuarto.

—Nunca pensé que nos conoceríamos en estas circunstancias, Jassel. —lo dice de manera burlesca.

Amaranta Smirnova está parada enfrente de mí, su largo vestido blanco hace que se vea como si fuera un tipo de ángel, cuando en realidad es una loba disfrazada de cordero.

Su risa hace que me duela la cabeza, se pone a mi altura y toca mi cabello, la alejo con las manos y ella voltea a mirar a Maksim.

—La droga que le diste fue muy fuerte para él, pobre.

Se pone de pie y le toca el hombro a Maksim.

—Veo que ya conociste a mi pequeño hijo. —contesta dejándome asombrado.

Como no lo imagine, soy un imbécil al no verlo venir.

Se arregla el cabello a un lado y toca sus brazaletes que adornan sus muñecas.

—No quiero ver a la zorra de tu hermana junto a mi hijo, Adrik tiene que volver y tomar el puesto que prepare para él. —mira a Maksim el cual se remueve incómodo. —Aunque ya no sea el mismo cargo que tenía para él, como ser el "líder"

Maksim se acerca a mí y me ayuda a levantarme, su madre camina a nosotros y lo toma del brazo.

—Me canse de tus ordenes, no dejare que siga escuchando tus mierdas. —se sale del agarre de su madre.

Su madre lleva las manos a su pecho y finge estar herida, por lo que dice Maksim.

—Tu nunca estarás preparado para cargar con todo, apenas y eres un muchacho inexperto en el mundo de los grandes, además él no verá a Gabrielle si no hace caso a mis órdenes.

Maksim me sujeta para no caerme, cuando nombra a Gabrielle, siento la necesidad de querer saber sobre ella, aunque pueda resultar caer en una vil mentira, al final solo me quedo callado.

—Te quedaras sin el poner necesario para poder influir sobre mis decisiones, hablé con nuestros socios y todos te darán la espalda como tu alguna vez lo hiciste con ellos, traje a Jassel solo para darte un pequeño regalo de despedida querida madre. —dice Maksim dejado a su madre con la boca abierta.

—¿Cómo osas amenazarme, malcriado?

—Madre, creo que no te estás dando cuenta de lo que he dicho. —mira fijamente a su mamá y ataca. —no es una amenaza, las cosas ya están hechas y no puedo cambiarlas.

—¡Nunca logrará ver a esa mujer, yo me encargare de ello! —suelta un grito y se va.

Me deposita en el auto y emprende rumbo hacia mi casa, mis ojos están entreabiertos, logro percibir la silueta de una mujer parada en la puerta de mi casa, el perfume llega a mi nariz y puedo percibir que se trata de Mellea.

—¡¿Que le hiciste, cabrón?! —Mellea empuja a Maksim y le propina una cachetada, como puedo me sostengo del umbral de la puerta.

—Solo visitamos a mi madre, antes de eso le dimos de tomar algo para que cayera inconsciente.

—Le dije al muy tonto de Jassel, que no debía confiar en tí muy rápido.

Ella abre la puerta de mi casa y este me tira al sofá ni bien llegamos a la sala.

—¡Eres un grandísimo idiota! —exclama enojada.

—Si, si, como digas. —Maksim se da media vuelta y se marcha.

Mellea toma mi rostro en sus manos y pega su cabeza a mi pecho.

—Eso te pasa por confiar en ese ruso. —me da un golpe en la barriga.

—Tal vez. —logro susurrar.

Me pongo de pie y ella pone mi brazo en sus hombros para ayudarme, pero me salgo de eso y trato de subir las escaleras como puedo, al tercer escalón me resbalo y caigo al inicio de las escaleras, pongo mi brazo en mis ojos y suelto un bufido.

—Dormiré acá, no me molestes. —le digo y me doy la vuelta, una de mis manos está en mi cabeza como almohada y la otra entre mis piernas.

El ruido de la tetera logra levantarme, me remuevo, paso mis manos por mis ojos y percibo que estaba durmiendo en el piso, aunque tenía una almohada en la cabeza y una manta alrededor de mi cuerpo.

Me levanto del piso y hago tronar mis nudillos, así como mi cuello, suelto un bostezo, ¿Cuántas horas estuve dormido?

Me acerco a la ventana y la oscuridad acoge al ambiente, ¿por qué esta de noche todavía?

Una figura femenina llaman mi atención, alzo la mirada y Mellea está parada enfrente de mí, con una taza de té en sus manos.




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