Seducción irresistible.(parte 2)

Capitulo 24.

La forma de liberarse de las llamas de la tentación y el deseo, es cediendo ante él, ¿eres capaz o te reusas a ceder?

Sus manos se ciernen sobre mi camisa y acaricia mi torso, sus caricias calan mi ser, al no poder controlar sus impulsos arranca los botones de mi camisa, sonrió sobre sus labios, me separo levemente de ella.

—No podemos hacerlo aquí. —le digo tratando de controlar mi respiración.

Coloco mis manos sobre su cintura y acaricio, los pensamientos oscuros ya dominan en mí, tengo tantas ganas de tener sexo con ella, pero no quería que fuera de este modo.

Simplemente pienso que esto no sería sexo en lo particular, si no en algo que involucra más que eso, el sexo en lo general es rápido y sin ningún tipo de juego alguno antes de la acción, en cambio con ella era distinto, quería acariciar cada parte de su cuerpo, que mis labios quedarán tatuados en ellos, quería que ella disfrutará por completo la sensación que llevábamos albergando tanto tiempo juntos.

La tensión siempre estuvo ahí, sólo que éramos muy ciegos u oponentes para darnos cuenta.

Éramos dos mentirosos con ganas de comerse al otro y dejarse fundir por el deseo, con la simple mentira de "Amigos y nada más que eso'

Ahora solo nos dejábamos llevar por lo que nuestros cuerpos quisieran.

Dejé de pensar y me hundí en otra respuesta en mi interior:

<No lo haríamos en el piso de mi sala ¿No?>

La levanto entre mis brazos y ella se sorprende por mi acción, pero dibuja una sonrisa pícara, pone sus brazos alrededor de mi cuello, aunque en un momento su rostro vuelve a ser serio e intento bajarla.

—¿No? ¿Estoy soñando verdad?

Suelto una carcajada y pongo mi cabeza en sus hombros, me acerco a su oído y susurro.

—No lo es. —la voz me sale más ronca y trato de controlarme.

Me sumergí dentro de su blusa y acaricio su cintura, sus ojos se cierran al tocarle los pechos, no tengo tanta paciencia y termino arrancando su polo en pedazos.

—¡Era nuevo!—se queja.

Caemos en los sillones con la intención de quedarnos sobre ellos, pero rodamos al suelo, pongo la mano debajo de su cabeza para prevenir un golpe, ella solo sonríe.

Se remueve y termina poniéndose encima de mi, sus manos se apresuran en quitarme la camisa, pero ella también termina haciendo lo mismo que yo.

Sus sonrisa se torna más coqueta y se muerde los labios ansiosa, la tomo del cuello y procedo a atacar su boca.

La piel blanca reluce, sus pequeños senos son realmente cautivadores, quedó extasiado con ellos y comienzo acariciarlos, paso mi lengua sobre su piel, no tardó mucho en llevarlo a mi boca.

Meto la mano dentro de sus pantalones y la acaricio, se estremece cuando la tocó, me encanta ver la expresión en su rostro, sus mejillas están al rojo vivo, los labios igual por las mordidas ocasionadas.

Ella se queja conmigo por no desnudarme y parece salí de ese trance de placer que estaba hace unos momentos.

Me saco los pantalones y los aviento a un lado, mis bóxer parecen estallar.

Bajo sus pantalones y noto que no está con ropa interior.

—Pero ¿Que?

—Me sentí más cómoda. —dice sonriendo y saca la lengua.

Dibujo una sonrisa pícara, cuando paso mis manos por su pierna y me dirijo a su zona de placer, separó más sus piernas y me coloco dentro de ellas, con la otra mano tomó uno de sus pechos y los estrujó.

Desciendo los besos por su cintura, sus manos toman mi cabello y lo tiran levemente, bajo los dedos hasta su zona y comienzo a comenzar el juego de placer en su punto de placer, su cuerpo comienza a temblar, los sonidos guturales salen de sus labios.

Agarro uno de sus brazos y la levanto  del sillón, puedo percibir su respiración de manera irregular, la subo a mi cintura y subo las escaleras.

Abro la puerta de mi habitación, la dejo sobre la cama, ella se pone el cabello para un lado y sonríe de manera coqueta, sus manos descienden por mi torso desnudo y aparta mi ropa interior.

Sus manos rodean mi miembro, agarro su cabello y los separe de su rostro.

Siento la calidez de su boca rodearme,  los primero indicios de la succión, son pasadas y leves, luego se convierten en más rápidas y profundas.

—Creo que deberías detenerte. —le advierto, pero ella no se detiene y sigue succionando.

Sus ojos lucen pícaros y coquetos, sus mejillas están rojas, sostengo su cabello y lo tiro hacia atrás en forma de una cola de caballo, emito un gran sonido ronco de liberación, mis fluidos salen de mi y ella parece recibirlos gustosa.

Siento mis músculos liberarse y sonrió cuando ella se limpia alrededor de la boca y se lleva los dedos a los labios, parece disfrutar de la situación.

Esa imagen logra encenderme mas de lo que estoy.

—Sinceramente, nunca imaginé esto. —miento descaradamente, pero luego me arrepiento y dibujo una sonrisas.




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