Mellea.
Las manos me sudan y siento que me falta el aire, intento remover la soga de mis manos, sin embargo todo acto que haga es inútil.
<Maldición>
El lugar apesta y es muy frío, comienza a entrarme el miedo, me siento sofocada, mis rodillas me arden por el raspón que me ocasione al caer en la pista.
(Horas antes)
Los fotógrafos intentan ponerse en nuestro camino, pero los hombres de seguridad los apartan levemente, las luces que destellan de las cámaras me dejan casi ciega y me sujeto más de las manos de Jassel.
Acomodo mi abrigo y trato de caminar sin tropezar, sin embargo mis piernas no ayudan y pienso en caer, pero Jassel me sujeta de la cintura, se acerca a mi oído y susurra.
—Mi torpe. —lo dice con un tono dulce que ocasiona que me derrita por dentro, mis mejillas se calientan.
Con una sola palabra y esa voz varonil, aprieto mis piernas y pienso en cosas sanas.
Entramos en la recepción del lugar y puedo por fin tomar un respiro de las luces y preguntas incómodas, acomodo mi chaqueta y me miró en el espejo que hay en frente.
Doy un pequeño salto al ver que realmente escogí el atuendo adecuado, si no fuera de ese modo estaría muriendo de frío.
Diciembre si que es muy frío, Jassel me rodea con sus brazos y deja un beso en mi coronilla.
—Lo siento por tanto alboroto, no pensé que fuera de esta manera. —me dice mirando a mis ojos fijamente.
—Yo soy la que suele tomar fotos de esa manera, ahora se lo que se siente estar en frente. —dibujo una mueca y él sonríe.
Agarra mis manos y juntos entramos en el ascensor, las puertas se abren y se detalla un lugar muy bonito, las luces son las que abundan en el lugar, no son extenuantes, mi mirada se centra en el camino el cual está con una alfombra rosada y pétalos negros.
<¿Acaso es una boda?>
Las mesas tienen en su centro pequeños jarrones de flores, aunque las rosas negras son las que más destacan.
Veo a Jassel un tanto incómodo, luego saca su teléfono de sus bolsillos y camina hacia el ventanal, su mirada se dirige en el otro edificio cercano, hace una seña y esta vez ya parece estar más tranquilo.
—Necesito que te quedes a mi lado, no te separes de mí. —lo dice con tono de temor.
Yo niego frenéticamente y sostengo su mano.
—No creo que pueda hablar, lo siento. —el miedo y temor me invaden, suelto su mano.
Él intenta agarrar mis manos, pero lo empieza a poner el micrófono y se aseguran de hacerlo subir, atrás de Jassel hay retrato tapado con un manto rojo sobre este.
Sus palabras calan mi ser, la paz que trasmite en cada segundo es reconfortante.
Lo ayudan a tirar de la manta y el retrato de logra ver, una sonrisa se me dibuja en el rostro, entrelazo mis dedos y llevo mis manos a mi nuca.
Aunque las personas retratadas no tengan rostros, se muy bien que escena es.
Cuando caí enferma, me estremezco al pensar en ese momento en dónde me sentía fatal, pero su sola cercanía me daba fuerzas, Jassel ya me generaba una sensación agradable.
No menciona nada acerca de nosotros lo cual hace que lo agradezca, no quiero cámaras y luces iluminan a cada segundo mi rostro, arruinaron mi seguridad.
Por primera vez siento que hago caso a los murmullos de los demás, tomó una gran bocanada de aire y camino con decisión al estrado.
—Eres un bobo. —es lo único que sale de mis labios.
Algunos sisean sin parar y otros miran la escena con asombro, las luces no nos acorralan, parece que fuéramos solo los dos contra todos.
El deposita mi cabello detrás de mis orejas y sonríe.
—Tu eres la boba.
Siento mis mejilla calentarse, llevo el torso a mi cachete y trato de enfriarlas.
Se acerca a mi oído y susurra.
—Vámonos de este lugar antes que todos pregunten. —entrelaza nuestros dedos, deja el micrófono en una de las sillas y salimos corriendo.
Entramos en el ascensor, podemos respirar con tranquilidad, me apoyo en la pared de este y tomó aire.
El me mira con una gran sonrisa, alargó mis brazos y este entiende la referencia, me sujeto de los muslos y me levanta, sus manos están apretujando mis nalgas.
Las luces del ascensor parpadean hasta quedarse apagadas, este se detiene y nos quedamos atrapado en el.
Me asusta el hecho de quedarnos atrapados, sin embargo, Jassel parece no percatarse ya que comienza a besar mi cuello.
—Grabaran esto en las cámaras, Jassel... —susurro.
—Te aseguro que no lo hacen, se cómo funcionan estás cosas, alguna vez pase por esto. —me apega a la pared.
Poco a poco la ropa parece desvanecerse, Jassel actúa de forma más candente y exitado, quiero bajarme de sus brazos, pero este se niega.
Me pone de espaldas y separa mis piernas, sumerge sus dedos en mi interior y comienza a dar placer justo en el lugar, muerdo mis labios con fuerza para acallar los sonidos.
Se sumerge en mí de un movimiento fuerte y placentero, trato de sostenerme de la pared, pero resbaló por mis manos que de encuentran sudando, Jassel me sostiene de la cintura mientras sigue embistiendo contra mi.
Levanta mi pierna levemente y puedo sentirlo más dentro, sus estocadas son fuertes y de lo más placenteras, acallar mis sonidos guturales con un beso.
En el punto de la cúspide siento que no llega ya que este se sale de mí.
—No traje condón. —habla con la respiración entrecortada.
Suelto un bufido de frustración por haberle parado en apenas segundos de poder llegar al magnífico orgasmo.
—Tomo pastillas anticonceptivas, para regular mi periodo. —le digo con tranquilidad.
Él me toma de los muslos y se introduce en mí, sus dedos acarician mi punto placentero.
Termina acabando dentro de mí, me sostiene de la cintura para no caer, mi cuerpo todavía tiembla, mis piernas no me ayudan.
Saco de mi bolso pequeño un pañuelo y limpio mi entrepierna, miro directo a los ojos de Jassel el cual me ve con curiosidad.
Editado: 18.01.2021