Seducción irresistible.(parte 2)

Capítulo 33.

Capítulo 31 

Salimos del ascensor, las luces siguen parpadeando, Jassel saca su celular y llama a los que están sobre los edificios observándonos.  

—¿Qué carajos acaso no les pago? 

Jassel comienza a gritar en el teléfono, suelta mis manos y camina hacia la salida, me dice que espere adentro. 

 —Quiero ir a casa.  

Él no logra escucharme ya que se aleja un poco más, una señorita se acerca por detrás de mí y me pregunta sobre lo que pasa y no logro responder sobre eso, solo sé que algo malo se aproxima. 

La misma señorita pasa de nuevo por mi lado, pero esta vez la voz de un varón hace que, de la vuelta, pero este agarra mis manos y ella trata de ponerme un paño sobre mi nariz, muevo la cabeza he intento ver si Jassel está cerca.  

Su mano esta sobre mi boca ejerce presión, la mujer intenta posar el pañuelo en mi nariz con fuerza, aguanto como puedo la respiración, lo único que se me ocurre hacer es golpear su entrepierna. 

El agarre se hace débil y salgo de ahí, no sin antes haber propinado un puñete en el rostro de la mujer, busco a Jassel, pero este no está por ningún lado, empiezo a correr en medio de la pista, algunos autos tocan la bocina para que me quite de en medio, sin embargo, yo sigo corriendo, doy la vuelta hacia una calle más tranquila, me saco los tacones y los arrojo a un lado. 

Mi teléfono empieza a sonar, lo saco con rapidez, me reprendo a mí misma al no haberlo llamado enseguida. 

—¿Dónde mierda te metiste Jassel? —mi voz sale entrecortada, paro de correr y me apoyo en una pared. 

—Entre nuevamente a la presentación, te dije que te quedaras aquí esperando ¿Dónde estás tú? 

—Está siguiéndome Jassel. —le digo y asomo mi cabeza para ver si alguien viene. 

Veo a la mujer con sutileza caminar, sigue con el paño en sus manos. 

Camino con lentitud para no hacer ruido. 

—Ya te vi, pequeña zorra. —dice y se limpia con su dedo pulgar la sangre que emerge de sus labios. 

La torpeza inunda mi ser y no soy capaz de ver la roca que estaba justo en la vuelta de la esquina, caigo sobre la pista barriendo con mis rodillas en el pavimento. 

Alguien me carga en sus brazos, pero yo me remuevo con fastidio. 

—Es hora de visitar a alguien.  

Este me carga hasta llegar a un carro, la mujer antes de poner el pañuelo sobre mi rostro intenta darme una cachetada, pero este se lo impide. 

—Si esta mancillada lo pagaremos caro Ana.  

Esta posa el paño sobre mi rostro, el cual me deja inconsciente.  

Jassel 

Un mensaje me llega a mi celular, aprieto los puños al ver el nombre de este. 

—¿Donde la tienes?  

—Un mensaje llegara justo ahora, te estaré esperando.  

La ubicación me llega en el mensaje de texto, la sensación de inconformidad se instala en mi pecho, ¡Maldición! Como se me fue de las manos. 

Al llegar al lugar, veo que está rodeado por sus hombres de seguridad, soy un inútil al no venir con ningún tipo de arma. 

Visualizo a Konstantin sentado en una de las grandes mesas al fondo del lugar, a su alrededor hay varios sentados. 

—Fue muy fácil secuestrar a tu pequeña puta personal. —confiesa uno de los hombres que está a su lado. 

Miro los cubiertos que están sobre la mesa un perfecto cuchillo reluce con todo su esplendor, la tomo en mis manos y con un movimiento hábil se lo incrusto en su cuello, la sangre salpica en mi rostro, los de seguridad se acercan a mi para proteger a Konstantin, me sujetan de los brazos y hacen que me arrodillen con la fuerza que estos hacen. 

—La idea de tomar a tu novia prestado no es mía lastimosamente, hubiera sido una excelente idea para poder divertirme un rato con ese exuberante cuerpo que se maneja tu mujer. 

Intento salir del agarre, pero toda acción que intento es inútil ya que me someten al piso con fuerza, mi cabeza está pegada al suelo, solo era cuestión de minutos para que las posiciones cambiaran. 

El francotirador debía hallar el lugar perfecto para dar un perfecto tiro sobre su cráneo. 

—Uno, dos, tres... —empiezo a contar y este se ríe por eso. 

—Se nota que eres un hombre inútil que lo mejor que hace es perder a sus mujeres. —lo dice entre risas. 

Empuja el cuerpo del hombre que mate y este cae muy cerca de mí.  

—Empieza apestar, saquen a este hombre de aquí. —grita. 

El disparo no llega de la manera más perfecta ya que este aterriza en su hombro, los de seguridad forman un escudo y sacan sus armas, los disparos son continuos y yo solo me quedo pegado al suelo. 

Los pocos hombres que quedaban perecen sobre el piso, me levanto y me acerco al ventanal del edificio y hago una señal. 

Me acerco con lentitud hacia su cuerpo de Konstantin. 

—¿Quién tiene a mi novia?  




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