Seducción irresistible.(parte 2)

Capítulo 35

Dos meses, en el paso de los días y las semanas Vadim Egorov se marchó de Alemania, no sin antes dejar su recado, dejar un regalo bajo mi auto que causara ¡Boom! Fue asombroso por que vi todo el proceso en que pusieron esa bomba. 

Las intenciones de Maksim ya eran de los más claras, él desea ocuparse de todo el negocio en general, no me importa en lo más mínimo quien obtenga el puesto principal, no cabe duda que a tan corta edad ya goza de tal astucia, fui muy estúpido al querer subestimar el hecho de que fuera un simple muchacho, Amaranta Smirnova lo fue moldeando mientras pasaba los años. 

Estar en un mismo espacio con Maksim en este momento era de lo más caótico, él tiene el arma pegada a mi abdomen y yo tengo un cuchillo bajo su garganta, dibujo una sonrisa sínica y este me copia. 

—No tienes respeto para los mayores, un descarado resultaste. —le digo y alzo mi mano libre haciendo una señal. 

—Perdón, no sabía que trataba con un abuelo. —contesta y baja su arma. 

La mitad del cuarto estaba divida, un total de treinta y dos personas estaban en la sala, cada uno con partes iguales, ambos en poco tiempo sabíamos las intenciones de cada uno, aunque algunos detalles todavía estuvieran ocultos. 

—Me entere que visitas a una pequeña niña de un orfanato, es muy bonita. —su tono es amenazante. 

Dirijo la mirada hacia el piso y levanto la mirada detenidamente. 

—Tu madre es la única que te queda en este mundo, comprende a detalle a un ser de tu tipo. —suelto con calma y fijo la mirada en el plato de comida. 

Su rostro se contrae y lo acepta, sabe que meterse con alguien que realmente importa, sígnica perder de la misma forma en la que intentas hacerlo. 

—Si quisiera matarte ya lo hubiera hecho 

. Clavo el tenedor en la carne picada y me llevo el trozo a la boca. 

—Te use para que mataras a Vadim, todo el tiempo puede que haya fingido para obtener lo que quería, pero no niego que me caíste bien. 

—La verdad es que no lo vi venir la manera en la que me engañaste con lo de tu madre, sin embargo, siempre dudé de tu amistad. 

Él finge estar dolido y agarra el cuchillo y lo desvía hacia su brazo fingiendo estar herido. 

—Quiero que te deshagas de Vadim. 

Me quedo en silencio escuchando sus palabras. 

—¡Adivino! —lo señalo. —Tú no puedes porque te uniste al círculo y aceptaste a Vadim como tu superior al hacerlo ya que este es el líder de la mayor organización en Rusia.  

—Exacto, no puedo hacerlo, me encuentro atado de manos y si lo hago me expulsaran del circulo y no me aceptaran como el siguiente sucesor en la línea.   

—No lo hare, él hombre ya sufrió mucho por la pérdida de su hijo.  

—Estas dándome la espalda, por haberte engañado. 

—Y eso no responde a tus dudas, tú deseas que yo haga todo el trabajo por ti. 

—Lo que te diré es lo siguiente y no lo volveré a repetir, en este momento tengo a un encargado en la puerta del orfanato listo para realizar el trabajo, si no aceptas hacerlo acabare con su corta vida.  

Tiro la mesa con fuerza y lo agarro con fuerza de su camisa. 

—Si que eres un grano en el culo. —gruño. 

—Me lo han dicho muchas veces.  

—Diles que cancelen el trabajo, ¡ahora mismo! Si no tu plan de mierda estará bajo los suelos, si matas a la pequeña me asegurare de adelantar la muerte de tu madre. —lo amenazo, pero este sigue en una posición despreocupada. 

—Tarde o temprano mi madre partirá, es una mujer que ha vivido en cambio la pequeña Laia apenas y a conocido este mundo cruel. 

Cierro los ojos con fuerza y trato de acordarme el nombre de la muchacha con la que estaba en Francia. 

—Antonella está bajo tu ala, su padre la vendió a un tipo como tú, creo que debería salvarla de las garras de un tipo como tú. 

Él reacciona a lo que digo y su rostro se torna embrutecido y furioso.  

—Mellea es muy buena haciendo amistades con chicas como ella, ¿sabes que son amigas? —lo suelto de la camisa y miro el reloj de mi muñeca 

—Ahora mismo deben estar juntas. 

—¡Idioteces! Ella está en casa. —dice alejándose y sacando el teléfono de sus pantalones. 

Él conversa con la chica y su mandíbula se nota más cuando este muerde sus dientes con fuerza y me mira con odio. 

Sus hombres de seguridad lo rodean, tienen las manos pegadas a su arma, les señalo a los que están detrás de mí que no ataquen. 

—Creo que mis facciones de hombre idiota logran engañar a idiotas como tú, ¿creías que no jugaría igual? Las personas que mandaste a espiar son muy evidentes para hacer el trabajo, ya que mostré la verdad ahora si dile que ingresé al orfanato.  

Su teléfono vibra en sus manos. 

—Eres un excelente actor de mierda, lograste engañarme, ahora dile a Mellea que cancele todo. 

—Mellea es toda una experta disparando, tú la viste que disparos certeros hacía. 

Baja sus brazos y asiente. 

—Hagamos un trato sencillo y fácil, matare a Vadim Egorov y tú pondrás un punto bien grande entre tu madre y Adrik, mi hermanita necesita tranquilidad y ama a ese estúpido de tu hermano, pasaron muchas cosas juntos, el amor. 

—Acepto. —estira su mano y lo acepto. 

—Increíble llegar a un acuerdo. —le digo mirándolo fijamente. 

Me dirijo hacia la salida, volteo a hablar con uno que está detrás. 

—¿Dónde dejaron a Laia? —le digo y este mira hacia abajo. 

—Esta con la señorita Mellea, le dije que llevaría a un lugar seguro, pero ella insistió en que debían estar juntas. —su mirada del hombre está pegada al piso.   

—No debiste dejar que se fueran solo ellas, ¿te aseguraste de que estuvieran protegidas?  

—La señorita Mellea pidió que nadie se le acompañara en la reunión. 

Me acerco a este y lo tomo de las solapas de su camisa. 

 —Si les pasa algo a las dos, juro que no te daré una muerte digna. 

—Pero ella fue acompañada de su guardaespaldas personal. —dice en un tono muy bajo. 




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