Seduce al jefe

Capítulo 6

Mi día de suerte mejoraba, noten mi sarcasmo. Al momento de entrar en el mismo elevador que Lizbeth me di cuenta de que no entendía si mi día estaba siendo controlado por alguien más y estaba generando pruebas sumamente extrañas para mí o si de plano esta era una de las mañanas más extrañas de mi vida.

Lizbeth no me ve mientras entro al elevador… Oh rayos, aquí vamos de nuevo. Vamos por otros quince niveles escuchándola llorar.

Yo podía llegar a ser muy cruel. ¿Mamá lo fue estando dentro de esta industria? No estoy segura y nunca lo estaría.

Era curioso el cómo antes que Lizbeth estuviera fuera de la revista ya estaban ofreciendo su puesto, mientras que ella terminaba de empacar sus pertenencias yo me encontraba firmando un contrato por su puesto en su puesto. Claramente no se lo había quitado, me lo ofrecieron en el momento en que ella fue despedida, pero, aun así, la vida era muy curiosa o más bien el destino es el curioso.

Escucharla llorar era tan lamentoso, mientras que cargaba una caja pequeña con lo que supongo que eran sus pertenencias de trabajo.

Para compensar mi crueldad y egoísmo que llegaba a tener. Era que, por desgracia, llegaba a empatizar mucho con las personas. Lo cierto es que los humanos éramos crueles y por más que lo trataran de ocultar a la perfección, éramos egoístas. Pero había de crueldades a crueldades. Podía llegar a ser cruel en cuestión de instantes para conseguir lo que deseaba, pero si veía a alguien llorando no me quedaba otra cosa más que…

─Toma un pañuelo ─Le extiendo una bolsa de pañuelos de papel.

Ella los toma con agradecimiento aun con la cabeza agachada. Después se suena la nariz con gran esfuerzo que se escucha el eco por todo el elevador.

Suspiro. Vaya mañana.

Entonces levanta su cabeza mientras agradece.

─Gracias… Oh, eres tú ─La chica de no más de veinticinco años me observa con detenimiento─. Parece que siempre tienes control de la situación. Aun viéndome llorar, pareces estar tranquila y sabes que hacer… Al igual que hace rato.

Continúa llorando con más fuerza.

Rio un poco por lo bajo y por alguna extraña razón eso provoca que sus llantos disminuyan un poco.

Si tan solo supieran las personas que no es un don. Es una necesidad. Las personas que me conocen creen que tengo todo en orden y busco una solución rápida a las cosas y que esto se debe a que tengo un don natural de mantenerme tranquila ante cualquier situación. Si lo hago, pero porque es necesario, pero realmente puedo llegar a ser un total desastre. Aun así, intento mantener la compostura porque a nadie le gusta una persona débil, pero llega a ser demasiado cansado.

─Estoy lejos de eso, pero tengo buenos reflejos. Cualquiera puede llegar a mantener dicho control si te lo propones, no es un don como muchos piensan. Solo esfuerzo, Lizbeth ─Abre mucho sus ojos al ver que he recordado su nombre─. Puedo ver tu situación sin preguntarte. Soy una persona con poca experiencia en esta vida, pero puedo ver que te presionaste demasiado en un puesto que no encajaría para ti si te asustabas fácilmente de tu jefe.  

Cuando hablas de manera tranquila, directa y sencilla, las personas regresan su respuesta de la misma manera.

─Es muy estricto y no puedo seguirle el ritmo. El pago era demasiado tentador como para rechazar ─Lo sé, vi el pago del puesto que sustituiré. Para ser una secretaria es muy bueno el pago─. Además, tiene un aura demasiado fuerte.

Se le nota, el jefe de relaciones públicas es un hombre al cual temer de tan si quiera verlo. Era lo que trataba de transmitir Lizbeth.

─Mi consejo ─Carraspeo un poco mientras pienso lo que diré a continuación, sé que soy más joven que ella, pero parece que es una chica no ha tocado tierra del todo en esta isla llamada vida─. Consigue un trabajo en el que encajes y no te vayas por las ganancias. No lo terminaras llevando bien el trabajo que no encaja contigo porque no es lo que deseas. Solo lo terminaras hundiendo y tu con este.

Y era cierto, lo he experimentado en mis trabajos de medio turno que tenía de vez en cuando.

El elevador de abre, ambas salimos. Y empezamos a caminar por donde mismo, pero ninguna de las dos dice algo.

Me dirijo a recepción para regresar el gafete y Liz hace lo mismo, como ya no trabaja aqui debe de regresar eso también. La chica que me recibió con una sonrisa casi una hora atrás me recibe una sonrisa de nuevo.

─ ¿Que tal estuvo? ─Su sonrisa me dice que ya lo sabe.

─ Me veras el lunes por la mañana recogiendo mi gafete nuevo ─Liz que estaba esperando a entregar su gafete me observa con mucha sorpresa─, pero creo que eso lo sabias ya, ¿No?

Su sonrisa descarada es una afirmación. Eso me da a entender que tipo de personas trabajan para Tania. Y lo sabía bien, me tenía que llevar bien con esas personas, pero jamás confiarme lo suficiente, de hecho, era mejor no hacerlo. Tenía que fingir en todo momento.

─Desde que te vi lo supe. Veo a tantas personas día con día siendo entrevistadas, usualmente entran las personas que creo que entraran. Tenía un buen presentimiento ─Le pide a Liz su gafete y ella lo entrega muy a regañadientes─. Bienvenida, Adele y espero que disfrutes de tu estadía.




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