Eres mía, pequeña.

Narra (Hannah)

Sus labios se presionan sobre los míos en un suave vaivén, el sabor a café sobre los suyos provocan una descarga hacia mi sistema. Estoy completamente desquiciada, embriagada de mis insesantes pensamientos. Había decidido creerlo por una única razón, sobre sus ojos observé lo que por mucho tiempo esperé mirar, un sentimiento de honestidad.

Se sentía culpable e hizo el mérito de disculparse conmigo, aquella acción era la única respuesta que esperaba de su parte. Nuestras respiraciones lograron calmarse al separarnos, David cerró sus ojos y unió nuestras frentes como si no deseara apartarse de mí.

—Discúlpame, te lo ruego —Murmuró—. No era mi intensión comportarme como un imbécil contigo, pero tú haces que todos mis sentidos pierdan su ritmo habitual. —Sonrió, esa preciosa hilera de dientes blancos provocó que mi corazón quisiera salirse de mi pecho.

—Eso quería escuchar, David. —Respondí.

—Es hora de volver, te dejaré en casa. ¿Ya has cenado? —Se levantó extendiendo su mano, la tomé con la intensión de caminar hacia el edificio nuevamente.

—No lo he hecho, estaba esperando a Joyce cuando llegaste. —Comento, escuchándolo bufar por lo bajo.

—Claro, Lambert —blanquea sus ojos con disgusto—. No sé qué le ven de especial, ni siquiera es tan apuesto. —Su comentario me hizo reír con alegría, estaba presenciando múltiples facetas suyas sin una barrera de por medio, con una facilidad innata.

Eso me causa felicidad.

—¿Permitirías que alguna mujer te alejara de Theodore? —Inquiero.

—Jamás, Theo es mi hermano menor.

—Entonces me pasa lo mismo con Joyce, hemos crecido juntos como verdaderos hermanos —Añadí con dulzura, Joyce Lambert es el hombre que me vio crecer y me protegió como una hermana menor, su única familia.

—Eres dulce, Hannah —Se detuvo en seco y me miró detenidamente, beso mi frente y acarició mis mejillas con sus pulgares—. Y eso me gusta mucho de ti.

No tenía estabilidad totalmente de mis sentimientos, el temor a terminar como todas aquellas mujeres era enorme, sin embargo, cada palabra suya, cada gesto me hacía sentir cómoda y segura de mí misma. Lo único que se presentaba como un problema era la gala, mañana por la noche David se daría cuenta de mi verdadera identidad, del nombre de mi padre y de la empresa que me pertenece por legado.

Debería tener más confianza en mis decisiones, en mi pensamiento. Soy la única capaz de aprender de mis errores y conformar mi futuro, mi familia ahora necesitaba de mí.

                                      ***

—Espero que te guste la cena, suelo visitar el restaurante con Theo. —Dijo, colocó la caja de pizza sobre la mesa de la sala de estar y se sentó a mi lado. Tomó la botella de vino y destapó su corcho, vertió el contenido en las copas.

—Te creí cenando en extravagantes restaurantes, esa comida cuyo valor es más grande que su tamaño. —Reímos, debíamos escucharnos como unos dementes a media noche, cenando pizza y bebiendo vino.

—Me gustan los restaurantes, y disfruto de la buena comida, pero siempre prefiero los planes sencillos. —Relató, abierto a la fluidez de nuestra trivial conversación.

—Puede que algunas personas prefieran la compañía antes de los lujos —Me acerqué hacia la mesa pequeña mesa de cristal, bajo su intensa mirada—. Jamás podría comparar una extravagante cena en un restaurante, a una barbacoa en el jardín de mi casa en compañía de mi familia. —finalizo.

Él sonrió.

—Hannah, ¿Qué haces en los Ángeles? —Sintió curiosidad, era la primera vez que me hacía aquella pregunta—. ¿Por qué no sé nada de ti, de tus padres o vivencias laborales? Es como si nunca hubieses existido antes de venir a la cuidad. —Pensó.

Por evidentes razones, querido David. Crecí siendo la sombra de mi perfecta hermana, con la usencia de mi padre en casa y con mi madre a metros sobre el suelo. Cuando cumplí mi mayoría de edad, soñaba con desaparecer e iniciar de nuevo donde nadie pudiera conocerme.

—San Francisco no era mi lugar, trabajé en la mayoría de empresas automotrices del conglomerado, y siempre me sentí fuera de lugar. Llegué a los Ángeles con el sueño de trabajar para Lacroze Publisher, la misión de tu padre me inspiró a involucrarme en las obras benéficas. —Admito, y aunque la verdad estuviera inconclusa todo era cierto. Las donaciones de caridad y sus involucrados creó en mí una nueva visión, su padre había llevado a países en desarrollo la oportunidad de darles estudio a los niños de bajos recursos.

Dereck Lacroze llevó esperanza junto a sus aliados accionistas a los países en necesidad, había donado grandes cantidades de libros de historia básica para las escuelas como medio de aprendizaje temprano. Lo sabía porque mi padre había estado involucrado, y le había suplicado en más de una ocasión dejarme ayudar en la causa.

—Eso explica dos grandes cosas sobre ti; posees un gran corazón al confiar en las posibilidades que las grandes empresas pueden ofrecer a una buena causa y has encontrado tu propia vocación en el camino —David movió el contenido de su copa sin despegar su mirada sobre mí—. Pero aún no está claro que ha pasado con tu familia, tus padres o si tienes hermanos. —Continúa.

Posiblemente esa era la parte más difícil de explicar, él conocía a mi padre y podía ser el caso que a Margareth también. Joyce era mi legalmente mi hermano por la firma de un abogado en el juzgado de familia, sin agregar que Thomas era uno de nuestros representantes familiares. 

—Tengo dos hermanos mayores, mi padre todavía se dedica al negocio familiar a pesar de los años y mi madre tuvo que marcharse hace algún tiempo atrás. —Confieso, y después de todo David lo sabría en la gala. Todo ha sido una verdad a medias, él sería el encargado de enterarse de los detalles. 

—Eres un enigma, Hannah. Y por tus palabras veo que no me dirás más de lo necesario.

—Tendrás que ser un poco curioso y averiguarlo, podría llegar a sorprenderte mucho más de lo que piensas.