Sedúceme Despacio (editando)

Tú Y Yo

Hannah.

Es un hecho hilarante, verme frente a una clarividente escuchando la verdad que no deseo escuchar. Yo había escuchado a Sarah Oxborn hablar sobre una nota que destruiría a David en cuestión de horas. Si ella me lo advertía era porque claramente lo había visto, la sinceridad en sus ojos de gitana me confirmaron lo que más temía.

¡Aquello era cierto pero yo no lo creía!

—Apártate de mí, por favor. —Suplico, aterrada. Estoy a punto de perder el control de mí misma, la ansiedad puede conmigo.

—Escúchame Hannah, tú puedes salvar a muchas personas, a todas las que amas a tu alrededor —detuvo—. Las decisiones tendrás que tomarlas con suspicacia, encontrarás la verdad en mis palabras. —Tranquilizó.

Quiero creerle, quiero confiar en ella y decirle que haré cuanto pueda para proteger a David de las manos de esa bruja. Pero mi sentido de la razón me pide a gritos que me levantara de esa silla y saliera por la puerta sin decir ni una palabra. La mirada inquisitiva de Paty me obliga a permanecer quieta, tengo miedo a lo que pueda repararme el futuro, de lo que podamos sufrir.

—Dime algo, una sola cosa que me haga creerte y que no piense que esto es un disparate —suspiro—. ¿Qué puedes hacer para que decida creerte?

—Tu madre me ha dicho que tienes un gran corazón, ¡Meine geliebte Tochter!

(¡Mi adorada hija! )

Esas palabras, ese apodo lo conozco como la palma de mi mano, era el mismo apodo que mi madre usaba con su gracioso acento Alemán. Nunca fue buena para el idioma, era tierna cuando intentaba hablarlo sin hacer reír a los demás. Mi querida madre a la cual amo tanto a pesar de la muerte, cuanto daría por tenerla unos instantes conmigo y decirle entre sus brazos que la amo como nunca amaré a nadie en la vida.

Las lágrimas se apoderan de mi rostro, estoy a punto de flaquear frente a ella y soltar todo el dolor contenido durante años. Me levanté en silencio y tomé a Patricia de la mano llevándola conmigo hacia la salida del consultorio. Cerré los ojos antes de tomar el pomo de la puerta cuando escuché su voz resonar, temiendo lo peor reuní las fuerzas suficientes para girar sobre mis talones y mirarla atentamente. 

—Ahora escucha a tu corazón y a quien desee darte las explicaciones, y todo marchará correctamente —sugirió—. Nos veremos pronto, Hannah. —¡Presentía que así sería!

                               (...)

—Relájate nena, deberías probar un bocado. —Replica Paty quien se sentía incómoda observándome jugar con la pasta sobre mi plato, en un gesto infantil. 

La tarde había sido tortuosa para mí, tanto para Paty y Theo quienes intentaron animarme luego de la hora del almuerzo, mi madre seguía siendo un tema bastante delicado para mí y era consciente de que aquella herida aún seguía latente. Lo primero que procuré hacer fue buscar con desesperación a David y contarle lo que había escuchado de ese par esta mañana, pero ha sido en vano, por más que busqué dentro de la empresa y dejé mensajes en su teléfono había salido hacia una de las librerías de la ciudad. 

Era frustrante, había querido advertirle y en cuanto se lo conté a Theodore este pareció desilusionarse en cuestión de segundos. Al parecer la reunión de directivos había resultado un desastre, entre reproches y negación, Carlton había ganado un puesto como consultor legal siendo su presencia necesaria para las decisiones que los hermanos tomarían con respecto a la empresa. Theodore presentía que la decisión de su padre estallaría sobre nuestros rostros en cuestión de semanas.  

—¡Joder no puedo! Me siento verdaderamente preocupada por la empresa, por David y por las palabras de Analisse. —Expreso frustrada, la mirada de Joyce sobre la mesa me hizo sentir descolocada, no había mencionado palabra alguna. 

—Deberías dejar de sugestionarte Nana, sin embargo, comprendo la desesperación que sientes. —Dijo él. 

Frunzo el ceño. 

—¿A qué te refieres? —Cuestionó Pat. 

—No es coincidencia que Sarah Oxborn esté en la editorial con un puesto del cual no tiene conocimiento, he escuchado la misma conversación que tú en esa oficina Hannah —entrecerró los ojos—. Pasaba por unos timbres a presidencia y no pude evitar escucharlos hasta el final, negociaron con el Times para publicar una nota la cual saldrá en unos cuantos minutos. —Añadió, con cierta preocupación en su voz. 

Y ahí pude percatarme de un gran detalle, Joyce se sentía preocupado por lo que pasaría con David y me sorprendió gratamente. Entonces entendimos que en realidad no podíamos hacer nada ahora, ellos habían ganado la delantera con una mala jugada, y las consecuencias vendrían aunque hayamos intentado evitarlo, Analisse lo había expresado con lujo de detalles en la sesión. 

—¿Qué puede ocultar David que genere tanto revuelo? —quiso saber—. No hay nada de su vida que los medios de comunicación no conozcan. —Pensó en voz alta, Patricia tenía la razón y era su deducción lo que más me preocupaba. 

—Tal vez deberían ver esto. —Interrumpió Joyce extendiendo su teléfono, mi corazón latía desesperado y tenía la impresión de que se saldría de mi pecho. 

"La polémica demanda de Donna Gómez la ex secretaria del empresario David Lacroze"

Cuando los rumores sobre David Lacroze comenzaban a disiparse, su ex secretaria ha decidido hacer una declaración pública ante el Times sobre su relación con el magnate en horas de la mañana. Donna Gómez estuvo en el puesto en los primeros años de principiante del CEO de Lacroze Publisher, la mujer asumió que se involucró sentimentalmente con su jefe y decidieron llevar una relación íntima fuera de la empresa. Todo parecía salir de maravilla hasta que David Lacroze le pidió expresamente que firmara un compromiso de privacidad, donde ella se comprometía a guardar silencio de las vivencias dentro del convenio sexual de la pareja. 




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