Sedúceme Despacio (editando)

Buscando soluciones

Hannah. 

El sentimiento de pérdida muchas veces trae consigo múltiples sentimientos de culpa sobre nuestras acciones del pasado, ciertamente el día llegó a cobrar lo debido a los hermanos Lacroze que por primera vez, sintieron el temor de perder la valiosa vida de su padre frente a sus ojos. La madrugada de ese día estábamos corriendo como desquiciados en medio de los pasillos en busca de la habitación 305, David observaba con gran impaciencia al cuerpo médico que laboraba a su alrededor, para ellos era una mañana normal en el hospital de Saint George de los Ángeles. 

—Señorita ¿Dónde se encuentra la habitación 305? —Consultó a la enfermera, quien entre su somnolencia no comprendió el motivo de su comportamiento. 

—El pasillo siguiente a la derecha, Señor. —Aclaró. 

—Se lo agradecemos. 

Como alma que lleva el diablo, David camina a zancadas hacia el pasillo correspondiente y la escena frente a nosotros no podía ser más desalentadora. Patricia y Thessaly, permanecían de manos cruzadas suplicando a quien las escuchara por la vida de ese hombre honesto y maravilloso padre de familia, el cual a pesar de no tener culpa de lo sucedido, ha sufrido las consecuencias inevitables de las decisiones de sus hijos. 

—Mamá... —La señora Lacroze se levantó conmocionada, estrechándose con fuerza sobre los brazos de su hijo primogénito. 

—Los doctores no nos dan respuesta, la incertidumbre nos está matando lentamente hijo —dijo sollozando—. Intenté ocultarle la noticia pero Carlton lo llamó para darle aviso de la citación de los accionistas a una votación extraordinaria, te van a destituir en el transcurso de la tarde. —Dio aviso de las circunstancias, que por más desalentadoras que parecieran, no era una causa perdida ni irremediable mientras yo estuviera ahí presente. 

—Estaremos bien, Thess —llamo su atención desde la distancia—. La familia es primero y mientras los Horch estén presentes, ustedes no tienen de qué preocuparse. —Aseguro con la seguridad desbordando de mis palabras, si Dios quería que fuese ese milagro que necesitaba la familia, movería tierra y cielo para llevarlo hasta esa habitación de hospital. 

—Gracias Hannah. Querida mía, cuanto me reconforta escuchar de ti esas palabras que parecen venir de la misma Miranda —nombró a mi madre con gran nostalgia—, si hubiese estado presente cuán orgullosa hubiese estado de su pequeña hija. —Murmura aquella última frase, provocando que mi corazón latiera con gran emoción sobre mi pecho. 

¡Yo tampoco dudo de ello!

Posiblemente la distracción pudo con nosotras antes de percatarnos de lo que a metros de distancia acontecía, David se acercó a Theo en un intento por buscar su presencia, sin embargo, Theodore cegado por la impotencia o tal vez debido al enfado corresponde de la manera menos consciente. De manera improvista, el menor de los hermanos lanza un inminente puñetazo sobre el rostro del mayor, la descarga de rabia que se aprecia en su mirada es irreconocible hasta para el mismo Theo. 

—Eres un estúpido egoísta, un maldito desquiciado e inconsciente —bramó furioso sobre David quien apenas lograba recomponerse del golpe—. Te lo advertí decenas de veces, pero tú siempre haces lo que se te dé la gana, como es...

Sin siquiera esperárselo, David asesta un golpe de lado izquierdo sobre su mentón, rozando el labio inferior de su hermano el cual sangra al recomponer la compostura. Ambos hombres parecen haber olvidado sus posiciones, sus valores y respeto por la circulación pública, pues parecía iban a molerse a golpes en medio de un pasillo de hospital. Como si se trataran de dos perros cegados por la furia comparten una mirada retadora entre sí, totalmente fuera de sus propios cabales. 

—¡Theodore! —Reprende Paty. 

—¡David! —Intervengo. 

—¡Muchachos! —Thessaly termina por llamar nuestra atención, la cual se desvía en el médico de guardia en el salón de espera. El cual permanece estático sin expresión alguna sobre su rostro, como si para él este tipo de peleas fueron una rutina diaria por supervisar en sus tiempos de guardia. 

—Señores, buenos días —saludó—. Disculpen la intervención pero tengo noticias sobre el paciente. 

Todos mágicamente guardaron silencio, impacientes por escuchar las noticias ya fueran buenas o malas de parte del doctor. Para la familia en especial, únicamente se trataban de noticias sin importar la magnitud a la que pertenecían. 

—¿Mi padre está estable doctor? —Theodore se interpuso. 

—El paciente se encuentra en una especie de shock momentáneo, todo se trató de un micro-infarto el cual no generó gran traumatismo físico —respondió—. No obstante, la magnitud de la noticia lo ha inducido en un coma, por lo que no tenemos claro si despertará en cuestión de horas, días o incluso semanas. —Continuó. 

—¡Dios! —Dejó salir David en medio de una bocanada de aire, frotó su rostro con las manos y se alborotó el cabello en un gesto lleno de angustia. 

—No tenemos más por hacer que esperar una respuesta de su parte, si su cuerpo reacciona al medicamento su recuperación puede ser optima...o puede que ese no sea el caso. 

Si la vida trataba de darles una lección, aquella solo era una advertencia de lo que acontecía, pues lamentablemente para ambos el camino por seguir era largo hasta encontrar una solución a los problemas que se presentaban delante suyo. Las disputas y conflictos entre ellos serían en vano si no comenzaban a mover las fichas sobre el tablero, Sarah Oxborn y Carlton Lacroze se habían salido con la suya. A mi parecer todo este macabro juego era perpetrado en su totalidad por esa venenosa mujer pues sabía a consciencia que Carlton, no tenía la capacidad suficiente para inducir tal daño. 

Tal vez se trataba de una vieja herida del pasado, claramente y ante mi posición, no conocía la historia detrás de ese idiota de la sonrisa burlona. Y que mejor manera de empezar que resolver el misterio detrás de Carlton para conveniencia de los chicos, pues si no podía luchar contra marea en lo que la presencia de Sarah representaba. Intentaría inmiscuirme en medio de Carlton, con la única intensión de hacerle abrir los ojos, pues una vez esa demoniaca mujer obtuviera lo que deseaba lo desecharía a la basura, tal y como en su momento lo hizo con David. 




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