Se que me odian por tenerlas en ascuas, pero creo que al final lo haran un chin más.
¡A leer!
Una, dos, tres, media vuelta; uno, dos, tres media vuelta. Uno, dos, tres, media vuelta...
Caminaba de un lado a otro intentando por todos los medios no llevarme algun dedo a la boca para arruinar mis uñas.
Presa de la ansiedad y las ganas de asesinar a alguien me hicieron detener mis pasos alrededor de la cocina para respirar hondo por decimo tercera vez consecutiva. La razon, o razones, en este caso que explican mi falta de control venian del hecho de que la noche anterior no pude dormir una mierda y para colmo de males, en un vano intento de mantenerme despierta hacían escasos veinte minutos me embuté una taza del mas puro cafe recargado y tres veces la cantidad de azúcar de la que usualmente consumo. No hace falta decir que este es el resultado final.
Pero tampoco estaria en este aprieto si no fuera por Lihuén. Otra vez.
No me arrepiento de no haber dormido, porque gracias a ello pude tener mas claras las ideas sobre lo que nos estabamos enfrentando y tampoco me arrepiento por lo que sucedió despues, ¿quien en su sano juicio se arrepentiria de ello?
La amo, de verdad lo hago y es por eso que en este momento me replanteo seriamente las razones por las cuales lo hago. Si, soy intolerante, fria, antipática. En resumen, lo que ella llama una perra sin corazon para con todo el mundo menos con ella y la familia.
No me incomoda en absoluto sostener contra mi oreja un aparato que se sobrecalienta durante media hora mientras escucho el sonido de su voz relatandome lo ocurrido en el aula magna de la universidad hace poco menos de 48 horas. Escucharla hablar sobre cualquier tema por teléfono nunca supondrá un inconveniente para mi.
Ahora si hablamos de escuchar el eco de su voz un sonido mas tarde retumbando a travez de la bocina del aparato, eso si me puso en alerta. Ademas de que no tenia ni idea de que aquello ocurriese al hablar por telefono, aunque analizandolo era lo mas probable. En fin, antes de colgar la llamada me confirmó con entusiasmo que ya estaba de camino a casa para hacerme una visita "sorpresa".
¿Y que rayos le iba a decir yo? ¿Mira cariño, tienes que dar media vuelta y salir por patas hasta tu apartamento porque mi casa no es segura?
Ya, no se como sean sus mejores amigas, pero la mia es un grano en el culo al que aun no pillo. Diciéndole aquello solo haria que pisara el acelerador a fondo pero en dirección a mi casa.
- Si sigues así acabaras por hacer una zanja en nuestra cocina- dice Sean desde la sala. No podia entender aún el cómo podria verse tan repuesto sin haber dormido mientras yo me devaba los sesos porque mi mejor amiga se encontraba a pocos minutos y un muy mal presentimiento hacian que mi cuero cabelludo picase como si tuviera a todo el circo de pulgas alojado sobre el.
No podia sacarme el sentimiento de la cabeza ni de las tripas, era tanta la preocupación que tenia los nervios de punta y las tripas revueltas y no precisamente a causa de todo el cafe que habia ingerido. Ademas de ello sentia como si alguien tuviese los ojos clavados sobre mi y sabía que ese no era Sean, porque tenía la cara metida en el ordenador, metafóricamente hablando.
Conte hasta tres una vez mas y al dar la vuelta supe la razon por la cual me sentia observada. El chasquido fue insignificante, tanto que ni siquiera el oido de Sean lo habia captado. Una bala siendo cargada hacia la cámara de tiro de un arma me alertó.
En ese momento maldije y agradeci a partes iguales por haberme dado cuenta de que estabamos em un lio mayor. No viviamos en el lugar mas poblado de Port Angeles y mi cuerpo lo agradecía. Nada de ruidos por las noches como en mi antiguo domicilio, era una tortura. Se escuchaban desde peleas por el control del televisor hasta gemidos. En cambio aqui, ni el aleteo de una mosca ni de dia, tampoco de noche. Esa misma carencia de ruido fue la que delató al imbécil.
Tambien me di cuenta que quien quiera que estuviese alli afuera era consciente de la visita antes de que lo supieramos nosotros mismos.
Levanté ambos dedos índices, llevé uno a mis labios y el otro hizo de barrera entre Sean y mi persona cosa que lo alertó de inmediato y puso sus sentidos de igual manera en marcha.
- Tranquilizate- dije reprendiendolo. Hasta ese momento no habia notado lo molesto que era el sonido de un corazon acelerado-¿lo escuchas?
-¿El que?- me lanza una mirada incredula- ¡Ah! Tu amiga esta casi a la vuelta, ¿quieres que le abra yo?
En otras circunstancias me hubiera reido al ver tal disposición en el, porque hay que ser francos. Esos dos no se aman mucho que digamos.
- ¿En serio no lo escuchas? - decif aue estaba preocupada era poco, si el no lo escuchaba y yo si, significaba que ocurria algo mas grave.
>>Presta atencion - camine lentamente hacia la ventana de la cocina, cuidando de no hacer rechinar el piso de madera para luego abrirla y dejar que se colase un poco de aire.
Podia sentir el apoyo del arma contra el suelo, mas sin embargo solo eso, el viento fluia en su dirección y se me era dificil identificar algun cuerpo contra el cual impactara el aire. Aquello ya no era extraño, el poder sentir a travez de la tierra, quizás aquello era lo que hacía que mi alcance
-Hijos de puta- ¿realmente hacia falta decir que ya sabia lo que sucedia?
Nunca lo habia visto moverse tan rápido, eso era algo nuevo al menos para mi, porque en menos de un segundo estaba frente a la puerta con la mano puesta en el pomo.
-¡No! Maldita sea, no lo hagas- creo que mi grito se escuchó hasta Forks pero el que cualquiera me haya escuchado no era lo que mas me preocupaba en ese momento. Tan rapido como Sean llegó hasta la puerta, asi mismo lo hizo una idea, descabellada pero era una idea al fin y al cabo y una conclusión.
Editado: 29.01.2021