"Seducida por la Bestia (saga Charmed #1)"

Capitulo Veinticinco

¡A leer!
 


 


 

 

Le di un último vistazo a mi reflejo en todos los ángulos habidos y por haber. Como la mayoría del tiempo, todo estaba en su lugar, aunque aún me incomodaba ver mis ojos de un color diferente con el que vivi durante mis veinticuatro años, sabía que era un pequeño recordatorio de lo que pudo ser. Ademas, gracias a ello no necesité la ayuda de mis lentes desde hace un par de dias. No podía quejarme.

Alisé una vez mas la tela azul de mi uniforme en un vano intento de evitar que se formaran arrugas en él y naturalmente mi vista se enfocó en lo que estaba detras de mí. No pude evitar sonreir.

Ocho días habían transcurrido desde la muerte de Taylor. Hace cinco dimos santa sepultura a su cuerpo y los del FBI junto a todo los que estaban con ellos ni bien Lihuén puso en marcha sus conocimientos junto a Sean para dar con las ubicaciones y recuperaron el contenido intacto nos dejaron "en paz". Aunque todos sabíamos que esas eran palabras mayores y que posiblememte no entren en nuestro diccionario durante mucho tiempo. Eventualmente acabarían pidiendo de nuesta ayuda otra vez.

Mientras ese día llegaba Sean y yo debíamos vivir nuestras vidas como seres humanos comunes y corrientes. Y eso era lo que hacíamos en estos momentos. Hoy sería mi primer día de trabajo en el Olympic Medical Center y por ende me estaba preparando para ello.

Por otro lado Sean estaba haciendo lo que últimamente se le había negado casi por completo. Dormir. Se le notaba relajado y tan pacífico tendido sobre nuestra cama, casi me daban ganas de volver, por desgracia no podía. Finalmente comprendí hace un par de días que el ser bestias condicionaba su manera de ser y reaccionar. Mantener el control de la adrenalina que fluye en nuestro sistema era la base de todo, según nos había explicado Derrick y en mi caso necesitaba el doble de esfuerzo a diario. Porque por alguna razon, los catalizadores que tenía la sangre de Derrick no podía contener mi lado animal, mucho menos la sangre de Lihuén.

Si, tambien era una metahumana, pero ninguno, ni siquiera ella tenía idea hasta el día que asesinaron a Taylor. Aquel día había sido demasiado largo para nosotros.

Por desgracia ella no se lo ha tomado muy bien. Había tenido mucho con lo que lidiar y por lo tanto no dejaba que nadie se le acercase a excepción de Chris y Derrick. Con el primero había desarrollado una especie de vínculo especial (sinónimo de estar tocada por cupido) y al segundo solo lo dejaba estar por unas cuantas horas porque era el único que tenía las respuestas a todas sus interrogantes.

Había tantas cosas ocurriendo y a la vez nada.

Lo único que le quedaba a cada quien era seguir el ritmo de vida impuesto por la sociedad por ahora.

-¿Quieres que te lleve?- aquel susurro me erizó los vellos e hicieron que figurativamente miles de alfileres se clavaran en mi zona baja. Ese era el efecto que tenía este hombre en mi. Me volvía loca. Ni siquiera supe en que momento abandonó la cama.

Solté un gemido por lo bajo mientras disfrutaba de la sensación de sus manos acariciando mis codos. El calor que emanaba de su cuerpo era fascinante, casi embriagador.

-No gracias, tu sigue durmiendo mientras puedas.

-No creo que ocurra, al menos no tan pronto- dijo y luego besó mi mejilla izquierda con suma delicadeza, como si tuviera miedo a que me fuera a romper.

Sabía lo que hacía el muy maldito. Para desgracia suya y mía no había tiempo.

Soy de las personas que tiene una obsesión insana por la puntualidad y quedaban 22 minutos para mi hora de entrada.

-Dejaste a toda la junta medica y administrativa encantada, no me sorprendería si antes de final de mes estés trabajando.

Al parecer cada cosa estaba cayendo en su lugar, pero aún así había algo que me preocupaba.

La otra bestia, esa que mencionó Lihuén representaba un peligro para nosotros. Era cuestion de tiempo para que viniera a por mi e intentase algo. Después de todo es a mi a quien quieren.

Pero había decidido que de momento no iba a dejar que eso me quemara las neuronas, al menos no dejaría que me robara la paz. Viviría el presente al cien por ciento.

-Lo que digas pequeña. Tengo algo para ti, pero tendrás que cerrar los ojos- susurró con voz aún mas ronca cerca de mi oído.

Hice lo que me pidió y de inmediato sentí el calor de su cuerpo abandonando mi cuerpo frío. Segundos más tarde sentí cómo un pequeño peso era depositado alrededor de mi cuello.

>>Puedes abrirlos.

Me tomó un par de segundos darme cuenta de lo que se trataba en realidad y al hacerlo mis ojos se llenaron de lágrimas. Ese era mi Sean, detallista como sólo él. No era perfecto, ninguno de los dos lo era, pero nos complementamos.

-Es perfecto- dije mientras observaba el extremo colorido de mi nuevo estetoscopio. No era normal que vinieran en colores, al menos no para mi. Debió costarle una fortuna y agradecía el detalle.

-No tanto como lo eres tu- rodeó mi cintura con sus brazos - se que no lo necesitas pero quería obsequiarte algo simbólico, además, hay que guardar apariencias cariño.

Ambos soltamos una sonora carcajada ante tal deje de ironía. Lo mas cercano a ser normales sería el aparentar serlo frente a todos.

Luego de 12 minutos atascados en el tráfico, por fin pudimos acceder a los estacionamientos del hospital.

Estaba emocionada, luego de 7 años de esfuerzo me encontraba frente a mi mayor sueño. Ayudar a salvar vidas.

Media hora después de haberme instalado y comenzado las rondas en el area de emergencias llegó el primer reto. Y vaya que lo fue, y siendo honestos ni siquiera era mío. Me colé al box de emergencias cuando escuché todo el alboroto y nada se hacía.

Era traumatóloga, si, pero aún con todas mis practicas aún no me acostumbraba a ver a pacientes tan mal heridos, pero a pesar de todo supe hacerlo bien. Aunque le debo mi exito a mi nueva vista, sin ella hubiese sido imposible dar con la causa principal.




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