"Seducida por la Bestia (saga Charmed #1)"

Capitulo Veintiséis

¡A leer!
 


 


 

 

-¡Al menos tu pudiste escojer! Yo no pedí ser esto Sean y aún asi me controlo mejor que tú. 

 

Respiro profundo por enésima vez en el día mientras trataba de acomodar mi culo y mis piernas sobre los tejos de la casa.

Esa frase rondaba por mi mente una y otra vez. Ella no quería esto. Pero la otra opción no valía para mi. Me negaba a perderla.

Casi suelto una carcajada al encontrar toda la ironía dentro de esta situación. Greene amaba particularmente un tipo de lectura. La sobrenatural, para ser mas especificos esas tonteras de romance entre vampiros y humanos. Admito que acabé tomando algunos ejemplares prestados, no por interes, porque este era bastante nulo. Sino por aburrimiento.

Estar encerrado en una celda de contención sin ningún tipo de entretenimiento era una mierda.

Si torcia un poco las cosas podía ver que no era tan diferente al dilema habitual de esos libros.

¿Convertir o no? Era obvio que no tuve opción.

Sacudi mi cabeza una vez más tratando de desechar pensamientos estúpidos y me centré en elaborar unas disculpas lo suficientemente convincentes para ofrecerle a Simone.

Ella solo estaba preocupada por mi y yo me desquite con ella y como resultado había arremetido contra mi dejándome contra las cuerdas.

Ella tenía razón. Desde hace un par de semanas no podía controlarme del todo. Era como si algo suprimiera mi parte metahumana y dejara a la bestia tomar el control. La última vez que ocurrió estuve a punto de matarla. No puedo controlarlo por poco.

Hablamos con Derrick y este en seguida se presentó, pero ni él tenía idea de lo que ocurría. Pobre chico, entre los 4 estoy seguro que apenas le dábamos tiempo para comer y dormir.

Estaba tan ensimismado en mis pensamientos que ni siquiera presté especial atención al edificio en llamas que se encontraba a menos de media hora de distancia. Pero estos se vieron afectados cuando la brisa llevó a mis fosas nasales un fuerte olor a sangre. No me hubiera preocupado en lo mas mínimo si esa sangre, a pesar de dulce, no estuviera entremezclada con la escencia de Simone.

¿Acaso ella...?

Imposible.

De entre los dos quien tenía mas posibilidades fe matar a alguien por accidente era yo.

Rápidamente me puse de pie y comencé a buscar el origen del olor. No me tomó mucho.

Si yo hubiera sido un vecino y esto estuviera pasando a plena luz de la tarde llamaría a la policía, pero ya estaba anocheciendo y de seguro todos tenían cosas mejores que hacer en vez de mirar por la ventana en busca de una mujer afroamericana cargando con un cuerpo y empapada de lo que a distancia se veia y olía como sangre.

-¿Que ha ocurrido? -es lo primero qje pregunto mientras trato de alivianar el peso, pero no me lo permite.

Mierda.

-Un disparo al vientre hace mas o menos veinte minutos, necesito que prepares el sótano. No podré mantener la temperatura por mucho tiempo mas.

-¿Por que no la llevamos a un hospital?

De inmediato tuve que cerrar la boca. Esos ojos de por si ya daban miedo, y ahora... Mejor a callar por boca y hacer lo que mandan.

No sabía mucho sobre artilugios médicos hasta que Simone me enseñó a poner lo básico en su lugar, en su mayoría cosas sin importancia.

Solo me tomó dos minutos hacerlo. De todo lo demás se encargó ella.

No tenía ni la menor idea de lo que había ocurrido y las horas posteriores que pasé dando vueltas como loco frente a la puerta no ayudaban en mucho tampoco. Porque por mas que trataba de elaborar una teoría, siempre terminaba mal.

Las manos de Simone manchadas de sangre a causa de una pérdida de control.

Cientos de teorías y posibles escenarios viajaban a alta velocidad a través de mi mente y mi angustia al igual que la de Simone eran casi palpables.

Todo iba bien.

Casa nueva, empleos nuevos y casi puedo decir que vidas nuevas.

Para quien no kos conocía somos una pareja más, recién mudada y en busca de un hogar estable pars comenzar a construir una familia, yo me sentía casi del mismo modo, obviando, claro está, el hecho de que no somos del todo humanos.

Luego de un total de cuatro horas y diecisiete minutos escuché el chasquido de la puerta queriendo abrirse.

No la di tiempo, simplemente la tomé de ambas manos, sujetandolas por sobre su cabeza y la acorrale contra la pared mas cercana.

-¿Ella está bien?

-Si- y de inmediato suelta a llorar. Esto cada vez pintaba peor.

-¿Tu esta bien?

No responde. Maldita sea.

>>¿Que ha ocurrido?

Tampoco responde, pero logra safarse de mi agarre y se aferra a mi como si su vida dependiera de ello.

-Lo siento tanto Sean - solloza aun mas fuerte.

¿Por que se disculpaba? Se supone que había sido yo quien comenzó a cagarla esta mañana, eso suponiendo que era por eso que lo decía.

-Ya pequeña, tranquila, no es tu culpa. -No lo entiendes- se separa de mi de manera brusca- ¡maté a alguien maldita sea! Y la otra chica está en peligro por mi culpa.

¡¿Que demonios?!
 

Arrancarle el corazón a una persona con mis propias manos era una posibilidad que en mi vida me hubiera planteado. Tal cual como sonaba, era aterrador. Tan solo imaginar que mi muje pudiese hacer algo así me ponía de pelos.

Pero lo peor no era eso. Lo era el hecho de que la hayan secuestrado y oor querer darle su espacio me desconecte de ella. Yo no solo le hubiera arrancado el corazón.

El desmembramiento tomaría parte antes de hacerlo yo mismo.

Otra vez me sentía culpable.

Si hubiese estado allí cuando una voz me dijo que fuera a por ella, seguro que no la pasaba nada de esto.

Acaricié una vez mas la piel de sus brazos mientrad dormitaba entre los mios. Aún estaba fría debido a lo que hizo para disminuir la hemorragia en la chica horas antes. De haber sido yo, solo habría cauterizado la herida al asegurarme de que la bala no estaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.