¡A leer!

-¿Puedo hacerte una pregunta?- había estado tratando de decir palabra desde hacía media hora. Verla moverse a mi alrededor con tal gracia hacia que mi mente divagara y no pensara en la aguja que tenía clavada en el brazo en ese instante.
- Me preguntaba a mi misma cuanto mas te contendrías- dijo sin siquiera desviar la mirada del monitor pero con la sonrisa burlesca de siempre plasmada sobre su rostro-. Puedes, siempre y cuando pueda responder a ello.
Sabía que cómo nosotros los militares no revelamos mas de cuatro cosas a civiles por confidencialidad, ellos no lo hacían con nosotros por la misma razón.
-He visto que la gran mayoría, por no decir todos, de los sujetos de prueba somos hombres, ¿acaso las mujeres no tienen derecho o conocimiento del proyecto?
Esa duda estuvo carcomiendome el cerebro durante un par de días. Fui consciente de ello mientras hacía un recuento involuntario del personal en la comodidad de mi cama y hasta este momento me había aventurado a preguntar.
Si bien estaba en cuarentena tenía permitido el acceso a un nivel separado por una vitrina en la cafetería de la base.
- Hace un par de décadas o tal vez mas algunos de mis colegas se dieron cuenta de que cierto tipo de mujeres desarrollaban una habilidad muy peligrosa. Por desgracia no podían predecir quienes eran las mas propensas a hacerlo, así que después de un tiempo llegaron a la conclusión de que nos era mejor no correr con el riesgo. Además las portadoras suelen ser tres veces mas volubles e incontrolables que el género opuesto.
-¿Que tipo de habilidades?
-Ahora, eso no te lo puedo contestar por mas que quisiera.
No era estúpido. Sabía que no sabía mucho mas además de lo que se me dijo.
Veinte minutos antes de las once, Derrick, Chris y Lihuén llegaron y se instalaron. No perdieron el tiempo y se pusieron al día con lo que había ocurrido. Al parecer ninguno de ellos se encontraba sorprendido de que hubiésemos dado con la chica, si no los conociera bien pensaría que muy en el fondo sabían que iría tras nosotros dos en vez de ellos.
A las once en punto Roman y Annie tocaron el timbre de nuestra casa. Al parecer alguien les había dado el chivatazo de lo que en nuestra casa acontecia, pero no pareció molestar a nadie así que lo dejamos pasar.
No quería perderme de nada de lo que iba a suceder, por fortuna, ambos, el hospital y la fiscalía prescindieron de nuestros servicios durante el día. No había que ir muy lejos para saber que el FBI metió la mano negra por nosotros.
Como decía, no soy estúpido.
Estaba a una distancia considerable de la chica, que de momento había sido trasladada de una cama a una celda.
A tres metros y con Simone de por medio.
Podía sentir el aroma que emanaba de su cuerpo, era dulce y atrayente.
No supe lo que ocurría con exactitud hasta que vi a Chris y a Derrick literalmente babear por ella. También sentía como mi parte animal luchaba por tener el control de mi mente a ratos. Era similar a la sensación que tenía antes de perder el control.
Afortunadamente la sensación desapareció casi por completo cuando atraje el cuerpo de Simone al mío.
-Así que, ¿Hazel Chambers?
-Soy yo.
Roman la observaba de manera intensa, tratando de encontrar algo fuera de lugar en ella y a su vez pareciendo ser completamente inmune ante lo que fuera que ocurriera con ella.
Si algo tenía muy em claro era que en mi vida me sentaría frente a ese tipo para que me interrogue. Antes muerto.
Hazel para ese momento estaba mas que asustada. Podía verlo en sus ojos y en su cuerpo. El no hizo mucho, solo hizo las preguntas necesarias y ella cantó como un canario.
-Déjame ver si entendí bien. Matabas a diestra y a siniestra porque tu jefe te dio a elejir entre ellos o tu hermana si no hacías caso a sus peticiones, ¿es cierto?
Si lo ponía de esa manera tenía sentido el por que lo hacía.
-Si. No solo fue eso, la sinapsis de mi cerebro fue interrumpida, no se cómo ni con que lo hizo, pero solo obedecía las ordenes del maldito de Hendrick.
-En pocas palabras controlaba tu mente- ella asiente lentamente, como si en serio le pesara.
-No podía resistirme, porque entonces el dolor era insoportable y no solo para mi. Mi hermana también lo sentía.
Yo tenía una idea muy clara de lo que hablaba y de seguro Roman y Chris también. No conocía sus historias, pero en mi tiempo fuera de la zona de cuarentena escuchaba casos escabrosos y también escuchaba cosas.
Pero había algo en esa mujer que no acababa de cuadrarme y no tardé mucho en darme cuenta.
-Espera- interrumpi a Roman-. No es por discriminación ni nada por el estilo, pero no te creo, y sabes ¿por que no lo hago?- sentí las uñas de Simone clavarse en mis brazos.
Sabía que estaba por perder el control, podía sentir mi sangre hervir, pero también podía sentir los nervios, sus nervios a flor de piel y me gustaba, había descubierto que en mis lapsus de pérdida de control amaba el olor del miedo.
-¿De que hablas?
-Eres mujer y no hay manera que hayas pasado por el proyecto Faith a menos que hubieses estado en el programa hace treinta años.
Para nadie pasó desapercibido cómo el jugueteo entre sus manos cesó repentinamente. Había dado en el clavo.
Pasaron minutos antes de que pudiera responder, de igual manera ninguno de nosotros se movería antes de tener una respuesta.
-El proyecto Faith consta de dos partes o divisiones, como mejor quieras llamarlo- comienza a hablar de manera pausada y a su vez observaba su entorno con cautela-. Todos conocen Faith, pero solo el alto mando conoce Génesis, que es su otra mitad, la mitad que no puede mantenerse en pie sin Faith.
Editado: 29.01.2021