"Seducida por la Bestia (saga Charmed #1)"

Capítulo Cinco


¿Y a este que le ha picado esta vez? - es lo que me pregunto a mi misma cuando le veo escabullirse hacia el baño.

Tal parece que habiendo superado el shock inicial y habiendo recuperado fuerzas el tipo se ha vuelto todo un listillo y eso me gusta porque si está tirando chistes al aire significa que está mejorando y si lo está haciendo significa que hice bien.

Estaba escuchando el sonido de la lluvia artificial repiquetear contra las paredes, el suelo incluso el cuerpo macizo de mi acompañante y mientras estaba sentada al borde de la cama no hacia mas que preguntarme a mi misma que en que demonios me he metido y en que coño he estado pensando cuando decidí no dejarlo a su suerte. Lastimosamente la respuesta de mi primera interrogante no la tenía y para mi desgracia la segunda respuesta el la de siempre. Pero de una cosa estaba completamente segura, no iba a dar un puñetero paso fuera de la habitación sin saber antes a lo que nos ateníamos, o en su efecto, yo, porque siendo él y su cuerpo debería estar al tanto de lo que sucede consigo mismo, porque lo que vi no es ni remotamente normal. Ni en los mas locos sueños de un niño fantasioso se hubiese podido imaginar una cosa así y no se si dije o hice algún movimiento mientras dormía, pero aquellos ojos amarillos me persiguieron toda la noche.

Estuve esperando toda la noche a que terminara de hacer lo que sea que estuviese haciendo dentro del baño, aunque no es que pueda hacer mucho con los... ¡mierda, los puntos!
Al recordar ese pequeño detalle me golpeo mentalmente dándome cuenta de que a estas alturas ya nada se puede hacer y que una vez salga tendré que revisar las heridas afondo verificando que todo estuviese en su lugar.
! Ay mi Dios ayudarme a no caer en la tentación de ese cuerpo perfectamente esculpido! ¡¿Qué?! Tengo ojos y hormonas. No me digan que ustedes teniendo a un espécimen como aquel en su campo de visión no le pegarían un buen repaso, aunque sea solo uno visual porque, aunque no lo parezca yo lo he hecho durante cada minuto que he tenido su cuerpo a mi merced.

Pasaron al menos diez minutos antes de que saliese del baño. Tardó tanto allí que incluso llegué a pensar que se había ahogado.

-Y luego dicen que las chicas nos tomamos medio día – digo mientras corro rápidamente hacia el baño apartándolo y cerrándola puerta de un solo portazo, llevaba minutos meandome y este como toda una divaza tomándose siglo y medio en el baño. Y yo que me quejaba de Molly y de Sasha. Este les gana y por cancha y por ello me refiero a una mas grande que la de futbol americano. Joder.

- ¿Cuál es tu nombre? - pregunta una vez pongo un pie fuera del baño.

-Te lo diré si me dices el tuyo- ya, como si fuese a decirle mi nombre a un tipo que no conozco de nada así si más. Puede que tenga muy poco sentido común, pero hay cosas que uno jamás hace. Contrario a lo que pensé que haría, esbozó una mueca graciosa.

-Eres dura, mi nombre es Sean, Sean Hunter.
No puedo Evitar sonreír ante la ironía. Depredador, saqueador, cazador o cualquier otro termino similar encajan con su nombre, su estereotipo y su físico. Alto, poseedor de un cuerpo atlético el cual cualquier chico u hombre en todo caso envidiaría. Todo es una mezcla perfecta, incluso aquel rostro dulce que parece no poder matar una mosca encaja, todo él es "perfecto", como un modelo de ropa interior.

-Simone Palace, un gusto – estrecho su mano – ahora déjame ver que no te has hecho daño mientras te duchabas- digo y luego le hago recostarse sobre la cama para proceder con la limpieza de las heridas.
Luego de un tiempo de estar con ello reuní el valor suficiente para preguntar lo que me atormenta desde que lo conocí hace algunas horas.
>> Necesito que por favor me aclares lo que pasa contigo porque por mas que le de vueltas al asunto no entiendo ni un poco. Lo único que me queda claro es que eres peligroso ¿tengo razón?

- Totalmente.

- Entonces cuéntame, soy toda oídos- digo desviando mi atención durante un par de segundos.

Se supone que limpiar las heridas es la cosa más fácil del mundo, pero en este instante lo pongo en duda. Con semejante tentación hecha abdominales frente a mis ojos debería ser malditamente ilegal.

- Puedes tocar si quieres -. Aquel comentario me hizo apretar la mandíbula, toda mi vida he tratado con tipos de su calaña. Misóginos, arrogantes, prepotentes, de aquellos que usan a las mujeres como si fueran calzoncillos, ilusionándolas y luego, después de usarlas una o dos veces, a lo sumo tres nos mandan al diablo con todo y zapatos-. Eh, no lo dije en ese plan, toma las cosas con calma y sácate el... perdón.

-Dilo, que me saque el palo del culo. No eres el primero quien me lo sugiere y tampoco eres quien lo logrará-. Digo para dar por finalizada mi tarea-. Ahora, responde a mi pregunta.

- Qué más da – susurra para luego mirarme directo a los ojos-. Prométeme que no... que no le dirás a nadie- asiento rápidamente y sin pensármelo mucho porque soy una maldita curiosa de cuidado, aunque pensándolo mejor... no, no rompo mis promesas y ya lo prometí- bien. Cuando comencé mis servicios con la milicia me entregaron lo que hoy en día denomino "el pacto con el diablo". Soy de esas personas que lo leen todo con atención, tanto así que llegué a la última clausula o forma del contrato...




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