"Seducida por la Bestia (saga Charmed #1)"

Capitulo Seis

¡No me maten!
¡A leer hechizadas!

 


Aquel apellido rondaba por mi mente desde hacía algunas horas.
Es cierto que tener el mismo apellido no hace a las personas familiares directos, pero teniendo en cuenta sus rasgos físicos y lo que sospecho de ella en cuanto a su formación no podría ser una simple casualidad. Como decía mi madre, "el mundo es un pañuelo muy pequeño".

Riley Palace, un recluta con aspiraciones de ser algún día marine.
Un chico fuerte, disciplinado y con una admiración enorme hacia su hermana menor. Y lo se porque siendo uno de mis compañeros y siendo el único dispuesto a escucharlo, todos los días se sentaba a mi lado en el comedor y me hablaba un poco de sus hermanas. Sasha, si, creo que asi se llamaba su hermana, había decidido seguir, al igual que el con el legado familiar. La única dispuesta a desafiar aquello después de la muerte de su madre fue su hermana pequeña y aunque le hubiesen puesto mil y una trabas, en el momento en el momento en el que el y yo fuimos compañeros ella se encontraba iniciando su segundo año de carrera universitaria.
Escuchar hablar de ella con tanto orgullo y pasión me hizo anhelar en mas de una ocasión tener una hermana de la cual cuidar y hablar con ese orgullo con el que el lo hacía.

Y ahora, varios años despues estando sentado al lado de la menor de los Palace, escuchando lo que cree que su hermano pensaba de ella me desconcertó.

-¿De que hablas?-pregunté contrariado- tu hermano creía muchas cosas de ti, esperaba mucho de ti, tenía su fe puesta en ti y no creo que en ningún momento haya pensado que eres un desperdicio. El te admiraba y estoy seguro de que aún lo hace.

Mi declaración a todas luces la ha dejado atónita pero no quise preguntar mas sobre el tema porque tenía una idea de la dirección que llevaba todo.

》El te ama, y se siente orgulloso de ti, pero si me entero que has dicho a alguien algo de esto tu carne tierna y jugosa me parecerá una tentación imposible de resistir.

Mi "amenaza" que a todas luces no lo era, sobretodo por la falta de seriedad que le infundí la hizo esbozar una pequeña sonrisa seguida de una carcajada silenciosa, y vaya que me sentí bien al ser conocedor de que aquella sonrisa la he puesto allí y no vayan a pensar mal. Si hay una cosa que me gusta hacer es ver a una mujer sonreir o en todo caso reír. Desde muy pequeño descubrí aquello e incluso estando en la universidad siendo un pequeño escuincle seguía haciéndolo.

Era totalmente consciente de que el viaje nos tomaría casi un día entero si no tomábamos descanso, pero me sorprendí cuando volví a abrir los ojos después de lo que quise llamar una pequeña "siesta" y encontrarme con que ya habíamos llegado.

Solo le tomó 16 horas en total llegar a Seattle, incluyendo las paradas rápidas que hicimos para desayunar, almorzar y cenar, sacar del transportín al perro para que tomara aire e ir al baño.

-¿Tienes fuerzas para seguir conduciendo?- pregunté mientras me estiraba como podía dentro del auto.

-Estoy agotada-

No tenía que decirmelo, su cuerpo daba señales de estar al borde del colapso, así que hice lo mas prudente para ella.
La dije que buscaramos algún  motel para pasar la noche.

-Me temo que no va a ser posible, por mucho que me guste dormir en una cama me he quedado corta de dinero y no desembolso mi último cheque correspondiente a la beca hasta dentro de una semana, menos mal hay comida en casa y llevo un mes adelantada con la renta.

Chica precavida. Al contrario de muchos, no dejaba que las circunstancias la sorprendieran. Pero aún así mecesitaba descanzar.

-Entonces busca en donde estacionarte que yo cuidaré de tu sueño.

Y así lo hizo, buscó un aparcamiento en el centro comercial mas cercano y menos de cinco minutos despues de haberse acomodado mejor en el asiento cayó rendida.
El reloj de la plaza comercial marcaba las 11.33 de la noche cuando sucumbió ante los encantos de Morfeo, minutos después le seguí. Mi cuerpo estaba exhausto aún por el veneno, pero con todo y eso seguía estando alerta.

4:32 am.
Es la hora que veo en el panel del auto cuando abro los ojos gracias al sonido del motor poniéndose en marcha. No es que haya dormido mucho, pero era consciente de que era suficiente por el momento, de lo que no estoy seguro es si el suyo podría hacerlo. El constante esfuerzo al que ha sometido su cuerpo durante los últimos días me tiene preocupado y me siento culpable. Todo a partes iguales.
Si no fuera por mi, no se hubiese sentido obligada a regresar tan pronto a su casa, si no fuera por mi no estaría tan agotada, asustada y confundida.

Y ese es uno de mis problemas, dones o como quieran llamarlo. Puedo saber el estado de ánimo de una persona con tan solo escuchar el ritmo de su corazon, puedo sentir sus emociones, aunque olerlas sería la referencia mas correcta, debido a las hormonas que secretan.

-Abrochate el cinturón- la escucho decir a lo lejos, interrumpiendo así mis pensamientos y divagaciones.

-¿No puedes dormir un poco mas? Tu cuerpo necesita reponerse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.