"Seducida por la Bestia (saga Charmed #1)"

Capitulo Ocho


Pude haberme ido, pude haberla dejado, pude ser un buen recuerdo y ser el recuerdo de un chico al cual ayudó.

Pero no.

El salvarnos la vida y un viaje de carretera fue suficiente para darme cuenta de que la quería para mi solo. De allí mi reacción al saber que alguien estaba en su departamento.

Cuando Thomas, uno de los soldados que estuvo bajo mi mando en una operación de... ya entienden, mencionó algo sobre haberse casado con ella mi primer instinto para ser sinceros fue matarlo y así quedarme con Simone. Me ha faltado un par de segundos para hacerlo, segundos en los cuales percibí la molestia de ella y me frené. Lo hice porque allí debía averiguar la razón por la cual lo miró con rabia asesina y no como lo haría otra chica de la cual su esposo habla de que están casados.

Y ahora, dos semanas después de haber llegado sigo aquí en su casa y rezando para mis adentros que no llegue el día en el que me pida que me vaya porque está tácito sobre entendido que invadí su espacio.
No estoy enamorado de ella, lo reconozco. Se trata mas de un insginto posesivo y no puedo luchar contra ello y desde ahora se que estoy jodido sino me alejo lo mas pronto posible.
Y no es que ella me la esté poniendo fácil tampoco. He soportado durante los últimos catorce días que el pequeño cabrón habitante de mis pantalones este erguido en busca de una presa pero sin éxito alguno y en el momento en el que entré en su habitación para anunciarle que el desayuno estaba listo casi pierdo el poco autocontrol que me quedaba. En ese momento decidí que o debía buscar a quien follarme o debía irme. Cualquiera de las dos opciones debían ser lo mas pronto posible.

-Tal parece que esto aquí abajo esta en excelentes condiciones- si, eso ya lo sabía desde hace casi una semana pero no le respondo, solo asiento y vuelvo a estirar la camiseta hacia abajo para ponerlo todo en su lugar.

-Gracias- digo después de haber acabado con mi desayuno.

-¿Por que? -pregunta incrédula.

-Por todo. Te debo la vida y mucho mas, gracias por haber cuidado de mi y haber abierto las puertas de tu casa.

A medida que articulaba cada palabra en agradecimiento su semblante adquiría un matiz melancólico y solo por unos breves instantes fui consciente de que se había acostumbrado a mi presencia como yo a la suya.

-¿Ya te vas entonces? - la pregunta salió en un debil susurro de entre sus labios como si temiera que al articularla en voz alta lo hiciese realidad, pero casi de inmediato se recobró y se dirigió a mi como siempre.

》Digo, supongo que tendrás familia o a alguien que se preocupe por ti, una casa o un apartamento que han estado echando polvo durante estos dos años.

Sacudí la cabeza lentamente en negativa a cada una de sus sugerencias. No tenía a nadie que aguardara mi espera. Mi abuela tuvo tres hijas. Dos de ellas, al igual que ella misma no estaban en vida y una de ellas se encontraba recluida en un centro psiquiátrico. 

Y no, mi madre no se encontraba recluida. Ella había muerto víctima de un accidente de transito y a diferencia de otros casos no fue culpa de un conductor ebrio, mucho menos imprudente.

Tenía casi siete años cuando mi prima me llevó consigo a una de sus presentaciones de ballet mientras nuestras madres se tomaron la tarde para ellas acordando que pasarían por nosotros tan pronto acabase el evento. Pero nunca llegaron. Una tormenta azotó aquella noche la ciudad y para desgracia de ambas mujeres empeoró considerablemente mientras iban a medio camino y según lo que me dijeron, el vagón de un camión transportador de combustible impactó de lleno y de frente a su auto.

El resultado fue de tres muertos y pudieron ser mas. Yo debía estar en ese auto, pero la insistencia de Sonia hacia mi madre para llevarme consigo me salvó la vida.

Y desde aquel momento mi vida comenzó a cambiar.

Luego de algunos años de lesiones e incontables horas de baile ella lo había logrado. Fue aceptada en una prestigiosa academia en Rusia y hoy en día es una de las instructoras mas reconocidas. Ella hizo su vida y no tenia por que irrumpir en ella.

-No tengo a nadie que me espere, ¿quieres tu que me vaya? - si decía que no con gusto me quedaría y comenzaría a buscar trabajo de inmediato y si me decía que debía irme lo haría, no sin antes pasar por un banco y retirar el efectivo necesario para pagar una plaza de avión hasta Massachussets.

-Nunca dije nada de irte, toma el tiempo necesario hasta que encuentres un empleo y te reestablezcas.

Aquella era una buena oferta, pero antes de declinar o aceptarla debía hacer la pregunta en voz alta, sino, aún sabiendo que no era de esa manera viviría con aquella espina.

Asi que tomé una de sus pequeñas manos entre las mias y de inmediato sentí su pulso acelerarse.

-Dime una cosa Simone- la miré a los ojos- ¿aun me temes?

Seguí bebiendo de aquellos ojos oscuros mientras esperaba una respuesta. De antemano ya sabía cual sería, pero quería escucharlo de su boca.

-A ti no- dice sin titubear-, de hecho en tan poco tiempo me acostumbré a que estuvieras aquí. Pero aún así temo por lo que pueda pasarnos si te encuentran. Lo primero no me lo esperaba tal cual, y lo segundo... tampoco pero de igual manera no permitiría que nada la pasara a causa mía.
Y así se lo expresé.




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