Seducido por la Jefa

Capítulo 1

 Estamos sentados en el cesped bajito de este parque con nuestras piernas cruzadas, formando un círculo. En el centro, de modo que todos lleguemos sin estirarnos demasiado, se encuentra el empaque casi vacío de nuestras galletas favoritas, esas que compramos en la panadería de doña Amelia desde que éramos niños y hacíamos picnics en este mismo lugar, entonces las acompañabamos con jugo de naranja que la panadera nos preparaba especialmente. Ahora, que ya nos sentimos mayores lo hemos reemplazado con riquisimos mates que ceba Eli, y en verdad sus mates tienen un sabor único, es por eso que siempre se encarga ella de ese asunto. 

 Somos un grupo de amigos muy unidos, siempre estamos juntos. Siento que será muy difícil separarnos, pero lamentablemente ese ya es un hecho. Ayer viernes, entregamos y expusimos nuestro último trabajo práctico del secundario y aunque me alegra que los cinco hayamos aprobado y concluido nuestra educación básica, no puedo evitar sentirme triste, es que también significa que cada uno tomará un camino diferente y ya no seremos tal como hemos sido hasta ahora.

-Entonces, ¿ya tenes todo listo Lena?- pregunta Eli alegremente.

- Si, ya pasando el acto y festejo de mañana me mudo, ósea el lunes al mediodía debería estar instalándome.- responde mi amiga.

-Ayyy, no lo puedo creer, eso es demasiado pronto. Igual yo no he preparado aún mis cosas pero mi mamá quiere que hagamos la mudanza en esta semana para aprovechar sus vacaciones y ayudarme con todo. Creo que le cuesta entender que ya no voy a vivir bajo sus alas de mamá gallina.

-Chicas, de verdad tienen que ir a estudiar tan lejos una de otra y de nosotros?- Pregunta Quique haciendo un gran esfuerzo para que no se le note la angustia en su voz aunque definitivamente falla.

-Ya lo hemos hablado Quique, seguiremos estando aún en la distancia, sin contar que pueden visitarnos y vendremos seguido.- Responde, Lena, la rubia despampanante que he considerado mi amiga desde el jardín de niños.

 

Eli y Lena irán a estudiar teatro y actuación la primera y danzas árabes, asiáticas y europeas la segunda, sólo que en ciudades que distan en 400km una de la otra y a poco más de 250km de aqui. Quique en cambio, optó por estudiar derecho penal semipresencial por lo que sólo debe viajar 13km una vez por semana. En cuanto Aldo, vive en la ciudad contigua a ésta y tomará a cargo la ferretería que pertenece a su familia paterna.

-¿Y vos Leo? ¿Decidiste que hacer?- cuestiona Aldo.

Pienso por un instante la respuesta que daré, es algo que todavía no le he dicho a nadie pero estoy seguro, es lo que quiero hacer y lo haré. 

- Yo... tomaré la propuesta de mí tía de compartir depa con los mellis y buscaré empleo allá. Quizá empiece desde abajo y me vaya capacitando.

-¿Queee?- Pregunta la morocha preciosa del grupo.- ¿Acaso estas loco? Eso es muy lejos y además vas a desperdiciar tu potencial haciendo de cadete, sirviendo cafés y lavando baños durante años.

-Amigo creo que tu tía proponía lo del depa pero para que vayas a la uni. Es que no por nada has obtenido el mejor promedio del colegio estos seis años para ahora ser mozo en un bar.- Comenta Quique.

Sólo los miro, los observo, los estudio con detenimiento. Es que esperaba su reacción.

-Leo...- dice Aldo mirándome a los ojos y ya sé lo que dirá, pero no cederé, no cuando ya lo he pensado tanto.- ¿porque irte tan lejos? Podrías trabajar en la ferretería, incluso podrías acomodar el horario de trabajo como más te convenga.

Niego con la cabeza, y estoy dispuesto a dar mis razones cuando, para mi sorpresa, Lena interviene.

- Es que no los entiendo, todos deciden hacer lo suyo, eligen qué, dónde y cuándo y ahora este mequetrefe nos cuenta lo que quiere y todos lo cuestionamos. Esta bien, que lo intente, lo peor sería que le fuera mal y tuviera que volver y replantear sus objetivos.

-Bueno, gracias Lena, aunque el adjetivo (des)calificativo sobra, lo explicaste mejor que yo. Y como ya dijeron antes, seguiremos estando juntos a pesar de la distancia amigos.

Nos abrazamos tan estrechamente los cinco que nuestras respiraciones se mezclan, es una amistad tan genuina. Nos vemos envueltos en una maraña de sentimientos agridulces, somos poco más que adolescentes intentando entender el mundo de los grandes y mierda que es jodido.

-Ya está bien. ¿Y cuando te irías?

-ehm... este lunes. He enviado algunos CVs por email y debo presentarme a una entrevista que me consiguió mi tía el martes.

-¿Cómo? Es muy pronto. ¿Cuando nos ibas a decir?

-Mmm... ¿mañana? ¿tras la celebración?

-Entonces suerte. Esta ya sería nuestra despedida.

-¡Éxito en todo amigos! Hasta el reencuentro.

Así nos despedimos y regresamos a nuestras casas a terminar de alistarnos para lo que nos depara el futuro.




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