Seducido por la Jefa

Capítulo 10

El viernes fue un día muy largo, estuvimos desde temprano hasta la noche en distintas exposiciones que se llevaron a cabo en el mismo salón que el día anterior. Isabel y Teo me presentaron a distintas personas reconocidas por su labor argumentando que cuando defina el rumbo de mí carrera me será útil disponer de contactos. Mi jefa me dejó claro que desea que empiece a formarme profesionalmente y entre los dos encontramos una capacitación que dictan cerca de mí lugar de trabajo por lo que acomodaremos los horarios para comenzar la próxima semana. 

En el horario del almuerzo llamé a Lena y le pedí que me haga una reservación en un restaurante reconocido de la ciudad para la noche, también le aclaré que necesitaba una pequeña torta de cumpleaños con 22 velitas para medianoche, mi amiga se ofreció además para comprar un ramo de flores y un presente que dejará en la recepción del hotel, acompañadas de una tarjeta. Soy consciente que me cobrará por tanto detalle pero lo vale.

Ya está atardeciendo, en unos minutos concluirá la última disertación del día, escribo en mi libreta "Cena conmigo por favor, he sido buen chico" y le muestro discretamente a mi jefa que está sentada a mi derecha. Lee, sonríe y anota algo para luego mostrarme.

¿Debería? Pensaba salir con Teo.

Entrecierro los ojos y respondo "Y dejar al pobre Leo solito"

"Noooo, irías con nosotros"

"Lo siento por Teo, mis planes son sólo para dos"

"Ok, le suspenderé pero sólo porque has sido bueno"

"No te vas a arrepentir bonita"

Pasamos por el hotel a ducharnos y cambiarnos para ir a cenar, no quise adelantarle nada y le advertí que es una sorpresa, luce ansiosa. Mientras ella terminaba de prepararse fui a la recepción a buscar lo que me dejó Lena y lo escondo en mi habitación. 

De camino al restaurante, insiste en saber los detalles, me divierte la situación, parece una niña pequeña. Cuando llegamos nos guían a un apartado privado donde está dispuesta una mesa para dos. Todo el lugar luce elegante, sofisticado y delicado. 

-Leo, ¿todo esto para nosotros? ¿Qué has hecho?

-Bueno, sí. Sé que no te gustan las sorpresas pero confío en que no me vas a tirar la cena por la ventana. ¿No?

- No, me gusta esta sorpresa y me encanta de quien viene.- me besa los labios, luce feliz, a mi se me implanta una sonrisa de autosuficiencia que dificilmente se borre.- ¿Y que sería? ¿Cómo una cena para oficializar el comienzo de una casi relación?

- En realidad, no Isa. Pero si te cuento arruino la otra parte de la sorpresa.

-¿Más sorpresas? No sé si pueda acostumbrarme a tantas atenciones.

-Relajate y disfruta, según me han dicho acá se come genial.

-Gracias Leo, por todo, hasta casi olvido el día de mierda que será mañana.

-Intentaré que no lo sea.- la invito a sentarse con un gesto, busco ser atento y caballeroso, siempre me gustó tratar a las mujeres que me rodean de ese modo, siento la necesidad de demostrarles mi cariño y respeto con actos, Isabel acepta mi iniciativa sin objeciones.

Pedimos la cena acompañada de un vino que Isa eligió. Conversamos de los gustos de cada uno, de las aspiraciones personales y de nuestro papel como equipo de trabajo dentro de la empresa. Es una mujer muy inteligente y perspicaz además de perseverante; por eso destaca en su trabajo.

- Me gustaría hablar de un tema que puede complicarse pero no he encontrado oportunidad antes.

-Adelante Isa, te escucho.

-Leo no sé cómo decirlo sin ofenderte, déjame explicarte todo y después me respondes.- está visiblemente nerviosa, la miro expectante incitandola a continuar.- Gran parte de los rumores son verdad Leo, tras el nacimiento de los chicos y el divorcio, necesitaba recuperar la adolescencia que no viví y sanar el orgullo herido. En ese tiempo conocí a Rafael y volví a desilusionarme. Decidí vivir el aquí y ahora, cuando alguien intentaba "conquistarme" y me gustaba simplemente le dejaba creer que lo estaba logrando, me acostaba con él y al día siguiente no lo recordaba, si volvía a cruzarlo lo ignoraba. Me cansé de que siempre sea el hombre el que nos usa y tira como a un trapo viejo y empecé a hacer lo mismo. Muchos contaron eso y también intimidades, algunas cosas son inventadas pero nunca negué nada, no me interesa lo que se diga de mí. Leo, socialmente soy una puta. A mi favor te voy a decir que nunca estuve con menores o casados, no, si yo lo sabía. Cuando Daniel reapareció tras la separación me encontró en una situación comprometedora con un chico algunos años menor que yo, de ahí su insistencia. Si te cuento todo esto es porque sé que te lo van a decir. No te voy a mentir, he vivido y experimentado y no me arrepiento. Te hablo en pasado porque hasta antenoche llevaba más de un mes sin estar con nadie y quiero intentarlo enserio con vos.

-Isa si lo que esperas es que yo te juzgue, eso no va a pasar. Me gusta que aceptes quien sos sin miedo a nada. Por lo que me has contado tuviste que pasar por mucho dolor, frustración y humillación; que hayas encontrado una vía de escape sólo demuestra tu valentía. Cuando te dije de hablar de todo con la verdad me refería a esto.- Beso el dorso de su mano, miro mi reloj, ya casi es medianoche. Sacó mi teléfono e inició una videollamada.- Ahora basta de cosas tristes.

Justo cuando el reloj marca el comienzo del siguiente día, simultáneamente Lauty, Lolo, Nora y Matías aparecen en la pantalla y el mozo ingresa con una torta con 22 velitas. Todos cantamos la canción del cumpleaños feliz, Isabel está impresionada, pasea la vista por toda la escena asombrada. Sopla las velitas y lágrimas comienzan a descender por sus mejillas, se las limpia torpemente y sonríe.

-Gracias.

-¡Feliz cumple mami!.- gritan los mellizos.

-Leo es el mejor mami. Conta que estén todas las velitas.




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