Isabel pasa por mi como había dicho sólo que no viene en su auto ni sola. Conduce su prima Lucrecia, es una chica joven, simpática y muy alegre. Hablamos de su visita al extranjero y trivialidades. Luego de unos diez minutos se detiene y estaciona en una cochera.
-Hemos llegado, Isa decile a Diego que lo estoy esperando.
- Lo haré, gracias Lucre. Nos vemos el jueves.
- No me lo perdería por nada. Un gusto Leo, hasta el jueves.
- Lo mismo digo.
Aunque no sé que hacemos en este lugar me contengo de preguntar hasta alejarnos un poco.
-Que ansioso Leo, antes de decirte nada, mi beso.- dice señalando su boca.
- Hola bonita.- beso sus labios con ternura.- ¿Qué vamos a hacer?- cuestiono nuevamente.
-Aguanta que es sorpresa.
Entramos en lo que parece una concesionaria de autos. Un hombre cuarentón, bajo, un poco entrado en carne y con aire de bonachón se acerca y nos saluda con cordialidad.
- Hola Die, Lucre te está esperando.- Me asombra que sea el marido de la chica que acabo de conocer, creo que había generado expectativas erróneas.
-Perfecto Isa, todo está arreglado. Sólo faltan un par de firmas para el patentamiento. El resto está listo como acordamos.- Me extiende una carpeta y me indica que plasme firma, aclaración y DNI en tres o cuatro lugares.
-Pará ¿Qué es esto Isa? ¿Porque tengo que firmar?
-Diego te apuraste un poco, primero debería verlo. ¿No crees?- Dice con cierto reproche en la mirada.
-Ay perdón, acabo de cagar una sorpresa.- Luce francamente arrepentido aunque no me detengo a pensarlo demasiado.
Otro hombre se acerca a nosotros a paso veloz, con una sonrisa taimada y fija su vista en Isabel, la observa detalladamente sin llegar a ser insolente pero no me pasa desapercibido.
-Señora Frenchi, que bueno verla.- le da la mano y hace lo mismo conmigo.- Joven Emer, ¿verdad? Venga por acá, acompañeme.- A esta altura mi cara es un poema, lo sigo a pesar de estar en shock, mis dos acompañantes vienen a mi lado hasta otra sala bien iluminada, en el centro hay un Volkswagen rojo intenso, creo que es un Voyage o Bora. No sé mucho de autos, en este momento tampoco proceso información de manera certera.- Cuando su novia me dijo que quería comprar un presente me imaginé un auto deportivo y más chico.- que me haya presentado como su novio me complace, aunque todo este asunto me está superando.- Pero la señora propusó un Volkswagen y ahora, viéndolo acá sé que tenía razón.- continua su retahíla de beneficios al adquirir dicho coche.- Es un auto que responde, sofisticado sin ser extravagante...- el hombre sigue explicando los aspectos técnicos del vehículo pero no lo escucho, estoy aturdido y como ya dije, sé lo básico al respecto.
-Disculpe señor, no quiero ser grosero pero necesito un momento para hablar a solas con Isabel.- Mi voz sale más brusca de lo que pretendo.
-Por supuesto, estaremos en mi oficina revisando los papeles, quedan en absoluta privacidad.- Responde invitando a Diego a seguirlo.
-Antes de que pienses mal Leo, quería sorprenderte.- Dice Isa apenas quedamos solos. Y vaya si me sorprendió. No la dejo continuar.
-¿Qué significa esto?
- Leo es un regalo, no te enojes.- es evidente que mis facciones me delatan y que ella imaginaba cuál sería mi reacción.
- ¿Me das un regalo de más de un millón de pesos porque no acepté tu dinero? Isabel me estas tratando como a un amante o un mancebo.
-No Leo, espera, déjame hablar.- Mi gesto poco amigable la hace encoger los hombros pero sigue.- pensé que te vendría bien tener movilidad, no perderías tiempo con el transporte público, incluso harías algunas diligencias de la empresa y podrías ayudarme con los niños. También visitar a tu familia, mamá me dijo que desde que te mudaste no has vuelto al pueblo ni visto a tus padres.
-Isa no puedo aceptar un auto. Una moto es mucho más accesible, yo podría ir abonandola en cuotas con mi sueldo.
-Leo por favor. Es sólo dinero. Te juro que no es agradecimiento o paga de nada. Quiero hacerlo y puedo gastar esa suma. Y con la moto no podrías llevar a los niños o traer a tu mamá o esas cosas.
-Isabel es un 0km full. No puedo, no podría pagartelo.
- Es un regalo, no me lo pagarás. Déjame mimarte, no sé hacerlo de otra forma. Por favor.- su rostro refleja súplica, la idea es muy tentadora pero sigue sin convencerme.
-Te acepto todos los besos que quieras, un postre, una salida, una cena pero no un auto. ¿Qué va a decir la gente, los demás empleados, tu familia? Que te estoy sacando guita como si fueras mi sugar mom.- Mi comentario infiere una corta risa y ya puestos, a mi también.
-Por eso te lo mereces porque no me pedis nada. Lo que la gente diga me importa un comino. Y los demas empleados no tienen porque saber que te lo regale yo amenos que vos les digas. Dale Leo, aceptalo. Por favor, además vas a tener que llevar y traer a los niños a diario para que almuercen con nosotros, mejor si contamos con dos autos.- Comprendo ese punto, es verdad todo lo que me ha expuesto. Aún así me resulta hasta violento recibir un regalo de tamaña envergadura.
-Lo acepto sólo si me prometes que vas a dejarme ayudarte sin querer pagarme y que vas a recibir el dinero que te vaya dando para pagar aunque sea una parte.- Levanta las comisuras de sus labios dibujando una sonrisa que me alumbra hasta el alma, que hermosa es.
- Ok, lo prometo.- que haya aceptado sin replica acrecienta mis sospechas de que algo trama.- Ahora vamos a verlo y a firmar los papeles que tenemos que ir a ver el departamento que te compré.- Me detengo en seco y la miro fastidiado, ¿Qué pretende esta mujer? Eso si que no.- Mentira, mentira. Era un chiste. Aunque si queres podriamos...- ríe a carcajadas.
-Mal chiste.- Interrumpo su parrafada.- No hagas que me arrepienta de haber aceptado.- Digo dirigiéndome a mi obsequio, observo cada detalle.
No puedo creer que sea mío, para mí. De Isa para mí. El regocijo es inmenso. Siento que más que un regalo es una demostración de confianza en mi y en la relación que estamos comenzando. Llevo varios minutos inmerso en reconocer cada detalle, en examinar y asimilar.