Seducido por la Jefa

Capítulo 23

Soy un maldito bastardo. Un completo idiota.

Al despertarme, con menos alcohol en mi cuerpo y una resaca de los mil demonios, todo lo acontecido en la noche anterior me abofetea de una manera incontrolada. No puedo haber sido más estúpido. Desearía trompearme a mi mismo. Sobrepase todos los límites y con la persona que menos lo merece. 

Me levanto dispuesto a darme un baño y pensando como resarcir mi gran error. 

Por error no me refiero a haber intimado con Olivia, sino al modo en que lo hice, al haberlo hecho evocando a otra persona,  el no haber contemplado sus sentimientos y lo peor, el final cuando en un gemido emiti las tres letras de un nombre incorrecto. En el mismo momento en que sucedió me percaté de mi desliz, rogando que no lo haya notado, mas la desilusión que bailó en sus ojos me dio la certeza de que no sólo lo escuchó sino que también la dañó. Me maldijé mentalmente, sabiendo que ya no podía revertirlo. No mencioné lo ocurrido, porque no sabía que decir y porque sé que no existe justificación. Por más que le supliqué que se quede conmigo hasta el amanecer se negó tajante y la comprendo.

No negaré que en un principio me creí poderoso, como si me vengara de la mujer que me lastimó tanto, pero pasada la emoción inicial mi percepción cambio. Es como cuando eras chico y metias el pie en un charco lodozo a propósito, la sensación es placentera, estas desafiando las reglas y te gusta, pero no lo terminas de disfrutar porque mientras lo haces te das cuenta de que al fin y al cabo, no es lo que esperabas, ni siquiera te genera suficiente adrenalina y sabes que te vas a arrepentir, que las consecuencias van a ser poco gratas. Y si implica perder a una excelente amiga y encima haber lastimado su orgullo y de algún modo su corazón, la repercusión es horrible.

¿Porqué mierda se me ocurrió emborracharme y utilizar a Oli para apaciguar mi ira? Si, porque mi intención era desquitarme de Isabel, demostrarme a mi mismo que podía superarla y en el proceso me aproveche de la vulnerabilidad y lo sentimientos de una persona que no ha hecho más que alegrar mis días, y eso en cualquier parte del mundo es objetivizar a un individuo. Carajo, duele, me destruye saber que en esta situación yo soy el verdugo y que no fui capaz de pensar en mi amiga.  ¿Porqué con ella si siempre fue tan sincera conmigo y yo sabía que no podía corresponderla? Puta mierda, está herida y es mi culpa. Nunca quise que todo termine así pero ya está hecho. Ahora la única opción que me queda es intentar convencerla de que me perdone y siga siendo mi amiga.

La he llamado varias veces en las últimas horas pero no me responde. Le deje un mensaje pidiéndole hablar pero nada. He pasado todo el día con este peso en el pecho, sintiéndome miserable. No sólo que no pude olvidar a Isabel, ahora también podría perder a mi nueva amiga. 

Ya llegada la noche, alguien llama a la puerta. Pienso que podría ser ella. Por el contrario quien está ahi es Mateo y por su apariencia deduzco que está tan jodido como yo.

- Hola Mateo. Que sorpresa. ¿Qué onda?

- Hola Leo, acá. Bueno, pensaba que podría ser una noche de hombres.

-Si querés quedarte acá. Y sin alcohol, siquiera yo. Ya cometí demasiadas estupideces por andar de borracho.

- Ya lo sé y estoy de acuerdo.- su afirmación es casi una revelación.- Que conste que las consecuencias de tu locura me están afectando a mi también.

-¿Cómo lo sabes?- desde hace algún tiempo sospecho algo pero nunca mencionó nada.

-Estaba con Leila cuando Oli llegó anoche, no dijo nada en mi presencia pero se la notaba mal. Me fui dejando a las amigas solas para que hablen. Hace un rato fui a buscarla y termine echado por defenderte.

-Pero tu y Leila...- comento intentando aclarar mi mente.- ¿Vos eras su cita de anoche? ¿ustedes están juntos?

-Bueno, hasta hace algunas horas podría considerarse así pero ya ves.

-¿ Porqué me defendiste? Realmente no lo merezco.

-Solidaridad masculina o que se yo. Leila quiere cortarte tu par...- comenta señalando mis genitales.- y amenazó a los míos si no me iba. ¿Porque ella? Podría haber sido cualquier chica que no conocieras y al otro día ni te acordas el nombre.

-Fui un idiota, siempre le advertí que la veía como una amiga y ayer cuando llegó tan dolida por el patán de su jefe, me sentí bien de que confiara en mi. Después, nos consolamos mutuamente y en algún punto nuestras bocas se unieron y pensé en seguir tu consejo. Que hijo de puta. No dejaba de compararlas, debí haberme detenido, puta mierda. No sé ni cómo termine diciendo "Isa", boludo.- con Mateo puedo hablar de todo sin miedo, es muy comprensivo y en este tiempo como amigos ha demostrado su lealtad.

-Coincido completamente, que hijo de puta. Perdón a tu madre pero, mierda, no debiste Leo. Ponele que solucionabas lo de haberla cogido, lo de compararla pero ya llamarla por otro nombre es ir muy lejos. Aprende a decirles linda, bonita, algo para no confundirlas.

-Ya sé, creeme que estoy mal por eso. ¿Qué hago? No la quiero perder como amiga.

- No sé que vas a hacer, yo debería pensar como conseguir mi perdón. Eso sí, te digo desde ya, nos conviene solucionar esto antes de que llegue Lena porque de ella no nos salva nadie. Ya puedo imaginar nuestros testículos colgados en dos estacas en plena plaza central.

-Mierda y más mierda, es verdad. Lena me va a comer vivo. Estoy acabado.- la inoportuna carcajada del chico me impide seguir lamentándome. Lo miro escrutandolo.

- No puedo creer que le tengamos miedo a esa rubia hermosa con carita de ángel.- Me uno a su risa.

-Hombre, de ángel sólo tiene la cara, yo la he visto enojada y no es nada agradable. Hasta el diablo se doblegaría sin resistencia.- no miento, lo que le falta de estatura, le sobra de carácter. No es enanita aunque no llega a 1,60m y es muy proporcionada pero cuando se enoja tiene un temperamento que asusta.

-Claro que sí, y por eso es la favorita de mi padre. Desde chiquitos ha sido quien somete a todos los primos.- reímos por esa pequeña gruñona que es tan importante en nuestras vidas.




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