Capítulo 25

...-Bien, si estoy acá es porque creo que tenes derecho a saberlo de primera mano.- hace una pequeña pausa.- Leo, la noche que estuvimos juntos, no nos cuidamos, estoy embarazada, estoy esperando un hijo que es tan mío como tuyo.- decir que estoy estupefacto es quedarse corto, mi mandíbula está a la altura de mis rodillas del asombro, no atino a hablar y la mirada expectante de la chica me indica que espera una respuesta que evidentemente no puedo procesar. Sus palabras retumban en mis oídos, y el corazón parece querer escaparse de mi pecho.

-¿Qué? ¿Cómo pasó? No no, ya sé cómo pasó.- Me retracto al comprender la incoherencia que sale de mi boca.- Lo que no entiendo es porque me lo decís recién ahora. Yo yo...- mi voz vacilante es sólo el reflejo de lo que por mi cabeza pasa.

-Lo sé desde hace algunas semanas, no tenia el coraje para hablarlo. Comprendo si no confías en mi palabra, podes solicitar un ADN cuando nazca. También si no querés hacerte cargo, yo puedo criar a mi hijo sola. No pretendo que te sientas forzado a ser su padre si no querés, tampoco creas que es un intento de manipularte. Aceptes o no a este bebé, sólo te permitiría estar cerca por él, entre nosotros lo único que puede existir es amistad, si te lo estoy diciendo es porque yo mejor que nadie sé lo que se siente crecer sin una familia, si bien amor no le va a faltar sólo me tiene a mi y a Leila, no sé, a lo mejor algún día sentís la necesidad de conocerlo o por ahí tu familia lo recibe o... No sé, todo eso.- habla apresuradamente, la sorpresa es tan grande que no puedo articular palabra, mi cerebro se desconectó del cuerpo. En medio de mi aturdimiento reconozco que lo que dice me cala hondo, está abriéndome su corazón, dando a conocer sus temores y carencias y una vez más siento admiración por está chica.

-¿Estas segura? ¿No es un error?- Necesito asegurarme, mis neuronas trabajan a toda marcha intentando asimilar todo lo que esta conversación desencadenará.

- Estoy completamente segura de que estoy embarazada y de que es tuyo. Te repito que no te voy a obligar a nada, yo puedo darle todo lo que necesite.- descubro un nuevo sentimiento invadiendo mi sistema, llego hasta su lugar y la abrazo.

-Voy a tener un hijo, vamos a ser papás.- río complacido. Saber que una parte de mi crece en su interior me da una felicidad indescriptible, aún no habiendo sido planeado. Que la mamá sea esta mujer hermosa en todos los aspectos me hace afortunado a pesar de no amarla como se merece.- ¿Qué hay que hacer? ¿Vamos al médico? ¿Lo sentís?

-Entonces ¿me crees? ¿No estas enojado?- Ríe y sus músculos se relajan como si hubiese dejado caer un gran peso.

-Obvio que te creo ¿Y porqué tendría que estar enojado?

-Creí que ibas a tomarlo mal o que me ibas a exigir una prueba. No sé, nadie estaría muy contento con que le caigan con un hijo así como así.

-Yo si. Me sorprende Oli pero esa noche fui muy irresponsable y un egoísta, no te voy a dejar sola, es mi hijo o hija, concebido en las condiciones que sea lo voy a amar y resguardar. Agradezco poder compartir este lazo con vos.

- Yo sé que amas a otra y no quiero que forcemos una relación que está destinada a terminar mal. Si tu intención es estar presente para el bebé te propongo que lo hagamos como amigos, seamos sus padres pero en lo demás cada uno por su lado.

-¿Se puede ser tan buena?- es un pensamiento que emerge sin querer pero verídico.- Seré un buen papá, te lo prometo. Gracias por ser tan comprensiva.- poso mi mano en su vientre plano y dejo varios besos en su rostro antes de agacharme.- ¡Hola bebito o bebita, soy tu papi! ¿Todo bien ahí adentro? Te estamos esperando acá afuera.

-¿Pensas hablarle así hasta que nazca?- Ríe a carcajadas, yo me siento dichoso.

-¿Qué tiene de malo? Tiene que acostumbrarse a la voz de su papi.

-Esta bien, no me opongo. Ahora otra cosa, mañana tengo turno para una ecografía y pensé que querrías ir. También puedo ir sola o con Leila.- la noto nerviosa y sé que teme mi rechazo, no sabe que puedo convertirme en su pesadilla porque de ahora en más no pienso permitirle alejarse.

-Vamos a ir juntos, no me lo perdería ni loco. ¿Si sabes que va a tener unos abuelos y tíos muy cargosos?- una lágrima se desliza hasta su mentón mientras me mira con los ojitos acuosos.

- Me encanta eso, espero que lo acepten. Yo nunca tuve una familia, siempre quise saber que se siente ser parte de algo tan hermoso, me conformo con saber que mi bebé tendrá un papá y una familia numerosa. Quizás algún día yo también tenga una.- comenta nostálgica.

-Esta pulguita va a ser muy bien recibido y vos también como su mami, deberías ir acostumbrandote.- le digo mientras seco las gotitas saladas que empapan sus facciones.- Contame como te estas sintiendo ¿Todo eso que dicen de las embarazadas es así?

-¿Qué cosa?

- Eso de que vomitan y se marean, como en las películas.- suelta una risa dejándome perplejo.- ¿de qué te reís? ¿No pasa eso?

- Me da risa que lo sepas por las películas. Supuestamente algunas mujeres tienen náuseas, vómitos y todos eso. Yo no, estoy un poco más sensible y llorona, también siento raras las lolas pero nada incómodo o molesto.

-¿Está bien que sea así? Digo...- no sé bien que quiero preguntarle, tampoco quiero incomodarla y en verdad que no sé mucho de embarazos, tendré que ponerme a estudiar.- ¿Fuiste a un médico, qué te dijo?

- Si, fui la semana pasada. Según ella, está todo bien. Para asegurar pidió el estudio de mañana.

-¿Nos van a decir si es nena o nene?- divago con las distintas posibilidades. Cualquiera de las opciones me fascina por cosas distintas.

- No creo, según lo que leí eso se sabe bien alrededor de la semana 20. Estamos como en la 12.

-Ahhh, mañana te vamos a ver chiquito.- Hablo tocando su abdomen.- ¿A que hora tenes turno? Voy a avisar el cambio de horario de mañana.

Terminamos cenando y mirando una serie, mientras charlamos y nos reímos como antes, sólo que ahora con la emoción de saber que seremos padres.