Seed

03

  A Jack le pareció ver que los ojos de Megan brillaban, pero no era un brillo común, era parecido al brillo de una linterna.

James que venía armado se acercó a ellos y los ojos de Megan dejaron de brillar, pero la sonrisa prevaleció.

  —Megan, chicos ¿Qué hacen aqu- —se interrumpió —siganme —ordenó James poniéndose en marcha —¡Andando! —Agregó al ver que no lo seguían como esperaba.

El aire ya estaba lleno del humo negro y cenizas lo que les dificulta mucho el simple hecho de respirar. A Megan le llegó un leve olor a fármaco, como el de un jarabe para la tos combinado con agua oxigenada. Del laboratorio que estaba a apenas unos pasos de ellos comenzaron a salir nubes de humo blanco tan claras que podrían confundirse con neblina común.

Sila cayó inconsciente.

  —Somnífero —masculló Megan, su sonrisa se había ido.

No perdió tiempo; sujetó a Sila pasándose uno de sus brazos por el cuello. Incitó a James a correr y así él lo hizo.

Entraron por la primera puerta que encontraron, esta los llevó al comedor, James  que iba armado y que sabía por dónde ir estaba al frente, Megan que al igual que él también tenía una pistola explosiva estaba hasta atrás haciendo una especie de escolta para Jack que ahora cargaba con Sila.

Salieron del comedor en completo silencio, caminaron por los pasillos vacíos hasta que escucharon otra explosión; la puerta del comedor había explotado y unas fuertes pisadas se acercaban ellos. No hubo necesidad de que James les dijera que hacer por que todos ya estaban corriendo.

El mayor cruzó una puerta para luego cerrarla detrás de ellos. Antes de cruzar la puerta automática de acero, ella juraría haber visto a su hermano con una arma en su mano y sangre en su pierna recargado en una pared, gritó su nombre. Efectivamente, él soldado volteó a verla.

Megan estaba dispuesta a correr para traer a su hermano pero James la sujeto de un brazo y la metió casi a la fuerza en la habitación.

 —¡No! ¡Espere! Tiene que dejar pasar a mi hermano ¡Lo van a matar!

 —Si lo dejo entrar, nos atrapan. No voy a arriesgar tres vidas por la de un soldado cobarde.

 —¡Mi hermano no es un cobarde!

James le dio una mirada desafiante.

 —¿No?¿Entonces qué hacía ahí escondido?

Megan no sabía que responder a eso. Muy a su pesar mantuvo la boca cerrada.

 —Si, eso creí.

James presionó un botón en el aparato de su oído; unas gafas aparecieron frente a sus ojos, presionó otro botón y esta vez lo que apareció fue un teclado bajo sus dedos. Tecleó algo y luego la pared frente a él se abrió dejando al descubierto un auténtico pasadizo.

  —Deben ir por aquí, la Ama Prix los espera al final.

Jack se levantó del suelo —se había sentado a descansar nada más entrar —y volvió a cargar a Sila listo para pasar.

Megan apretó la mandíbula.

  —¿Usted no vendrá con nosotros?

  —No Megan, no puedo ir todavía tengo algo que hacer —negó —yo los alcanzaré luego.

James se quitó su aparato del oído desapareciendo las gafas, de igual manera sacó una hoja doblada de su pantalón y unas municiones, entregó esas tres cosas a Megan.

  —Dale la carta a Prix, lo demás quédatelo lo vas a necesitar —dijo James con aparente nerviosismo —Te pareces tanto a tu madre.

Megan fingió no haber oído eso, ya se preocuparía luego. Los pasos de los traidores se detuvieron, por un momento pensaron que los habían pasado de largo, no pudieron estar más equivocados.

De un momento a otro la puerta explotó llenando todo de humo otra vez. James empujó a la chica dentro del pasadizo.

 

•••

 


  Disparos, quejidos, palabras distorsionadas y silencio total.

  —¿Megan? —Inquirió Jack.

Megan levantó la mirada al reflejo de sí misma en la puerta. Tenía gran parte de la ropa blanca manchada, tenía los cabellos en la cara —la trenza que se había hecho hace unas horas estaba desecha —.

Los sucesos le cayeron encima como agua fría; ella había matado a un hombre, por su culpa Sila y Jack casi mueren, también dejó morir al Amo James y se congeló al ver a su hermano que tal vez ya estaba muerto ¿Qué le estaba pasando? No había fallado tanto en un sólo día.

Los campos de simulación de la escuela del pueblo no la prepararon para esto.

  —Oh no Megan, por favor, no llores —imploró el muchacho frente ella.

De forma inconsciente llevó sus dedos a sus ojos, efectivamente; estaba llorando. No pudo evitar soltar un gemido que en realidad parecía una combinación entre un sollozo y una risa.

Jack se apoyó sobre una rodilla para estar a su altura y poder abrazarla. Casi desesperada Megan se aferró a él como una garrapata hambrienta. Aún así no salieron más lágrimas.

Se suponía que ese día sería el inició de su vida como adulta legal, el día en que comenzaría su ascenso social, ¡Todo terminó siendo una vil mierda!

 

•••


  Llevaban ya un buen rato caminando por el largo pasadizo, Megan iba al frente tomando en manos la responsabilidad de dirigir el grupo y salvar sus vidas, Jack estaba detrás de ella y Sila al final todavía con miedo a Megan.

Sila despertó media hora antes confundida y mareada, en cuanto tuvo conciencia de sí misma se alejó todo lo posible de su compañera.

El ambiente era algo tenso. Megan se sentía rara, no triste tampoco feliz, sólo, rara. Jack aún procesaba el haber visto a su amiga matar a un hombre con tal facilidad y Sila, basta con decir que jamás imaginó que la chica callada e inteligente de su antigua clase de cálculo asesinaría a alguien frente a sus ojos con una sonrisa tan... ¿Macabra? ¿Angelical? era ambas en una sola. Ni siquiera sabía cómo describirla bien.

Las luces del suelo se apagaron y el purificador que les daba oxígeno se detuvo, Sila soltó un gritito agudo para luego tapar con ambas manos su boca.



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En el texto hay: ciencia ficcion, romance, accion

Editado: 22.03.2019

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