—¡Vamos Marco! ¡Sube! —gritó la pequeña desde lo alto del árbol.
—No lo sé, papá me dijo que subir era peligroso.
La niña rodó los ojos esmeraldas.
—¿Le harás caso al Amo Daniel en todo lo que diga?
Él no respondió.
—Cómo quieras ¡Miedoso!
—No soy un miedoso, soy precavido.
La joven arriba del árbol se colgó de una rama sosteniéndose sólo por las piernas con la destreza de un mono.
—Bla, bla ¡Miedoso!
—¡Que no soy un miedoso!
—Pruebalo —le retó —Sube aquí Marco, y pruebame que no eres un miedoso.
Marco dudó por un instante antes de tragar saliva y empezar a trepar el árbol de a poco. Los labios de la pelinegra se estiraron en una sonrisa triunfante.
—¡Vamos Marco vamos! —lo alentó ella ahora sentada en la rama viéndolo subir dubitativo aferrándose con fuerza al tronco.
—Creo que ya subí lo suficiente.
—Pero si estas súper cerca de mi —se quejó —Sube un poco más.
Marco así lo hizo y una vez arriba se sentó en la rama larga lo más cerca del tronco posible.
—¿No es bonito? —inquirió la pequeña con la mirada en el horizonte.
***
Megan caminó por los pasillos sin rumbo fijo y cuando menos cuenta se dio ya estaba en el comedor donde todos apenas iniciaban a desayunar en un ambiente tenso.
—Señorita Pinkney adelante, venga a desayunar.
—Gracias Alteza.
Megan cruzó el marco de la puerta y tomó asiento junto a su amigo. La misma chica que ayer les había ofrecido un panecillo le preguntaba que le gustaría para desayunar.
Por un momento sólo se escuchó el choque entre los cubiertos y los platos. Nada más le trajeron a Megan sus wafles, Niel habló.
—Aprovechando que están todos reunidos quiero informarles del baile que se hará en su honor.
Sila casi se atraganta con un pedazo de pan.
—¿En nuestro honor? Disculpe que le diga esto Alteza, pero no creo necesario un baile para recibirnos, ya bastante a hecho permitiéndonos quedarnos aquí —Se apresuró a decir la rubia mujer.
—Concuerdo con Prix, un baile seria demasiado de tú parte Niel —agregó Eliza.
—¡Oh vamos! Si en este reino lo que más buscamos son razones para celebrar.
—Alteza en serio no lo creemos necesario —dijo Ean metiendo un cubito de durazno en su boca.
—Este baile se realizará si o si, y todos estarán ahí. Es una orden de su rey —nadie discutió aquello —Después del desayuno irán al pueblo para buscar los vestidos más elegantes que puedan encontrar, digan que van de mi parte y no tendrán problemas —murmuró señalando a Prix, Megan y Sila —Y ustedes pueden ir con el sastre real, el les hará sus trajes —eso iba para Ean y Jack.
—Me niego a asistir, aunque agradezco su invitación Alteza.
Los presentes en la mesa miraron a la chica de ojos azules.
—¡Megan! —la reprendió Jack en un susurro.
—¿Por qué no quiere acompañarnos señorita Pinkney?
—Tengo cosas más importantes que hacer —respondió encogiéndose de hombros.
—¿Cómo?
—Buscar la manera de regresar a mi casa.
Niel miró desafiante a Megan, aunque esta no se dio cuenta.
—¿Tiene algún problema con mi Nación?
—Al contrario Alteza, su Nación es todo un deleite, pero creo que comprenderá que extraño mi hogar.
—Eso puede arreglarse —dijo ganándose la atención de la joven —En cuanto el baile de mañana por la noche termine arreglaré que la regresen a su pueblo, pero tiene que garantizarme que asistirá a mi fiesta.
¿Por qué tanta insistencia con el maldito baile?
Daba igual, tenia esa oportunidad y no la desperdiciaría, sólo tenía que estar en el baile y ya.
—Siendo así, se lo garantizo, estaré ahí.
—¡Perfecto!
10 minutos fue lo que duró esa charla. Nadie dijo nada después de eso, sin contar al sirviente que llegó diciendo que el rey tenia una visita muy importante.
—¿¡Estas loca!? —susurró jack —¿¡Acaso quieres que te maten allá!?
—¿De qué me hablas?
—No te hagas la tonta ¿Por qué quieres regresar a Seed? ¡Apenas y salimos de ahí con vida!
—Necesito ver a mi familia, saber que están vivos —la voz de Megan se volvió arrastrada —¿Tú no te preocupas por la tuya?