Ulises conocía a Adrián desde que ambos coincidieron al entrar en la carrera, no pertenecían al mismo grupo de amigos, pero en las pocas veces que habían interactuado se llevaban bien. Ulises era del tipo que se dedicaba a lo suyo sin importarle realmente lo que otros hacían con sus vidas, siempre neutral, pero consciente de la fama de Adrián por destacar con facilidad, ser alguien confiable, recto, bastante responsable y dedicado a la vocación de su profesión.
Para Ulises la abogacía no lo era todo, la tomó como su futuro sólo porque tuvo que elegir algo y cuando comenzó no le desagradó; más que eso su principal afinidad estaba dirigida al gimnasio donde diariamente se ejercitaba al menos dos horas. Al terrminar dentro de un juego virtual su buena complexión lo hacía sentir seguro de sí mismo, pero ya que era un trabajo en equipo supo de inmediato que no sería suficiente y agradeció internamente que fuese Adrián quien tomase la iniciativa para ser quien los guiara; el mismo aceptó el papel de seguidor con la idea de volverse un pilar defensivo usando su fuerza. Nadie ni él esperaba que el primer equipo en entrar en conflicto fuese el suyo y mucho menos que fuese tan pronto; cuando Ámbar decidió seguir su propio camino él estaba sorprendido, pero ya había tomado la firme decisión de seguir a Adrián y tenía una muy buena razón para no arriesgarse apoyando a su anterior compañera; la razón era su novia, una chica dos años mayor que él, quizá podría considerarse algo egoísta de su parte, pero nadie le importaba más que ella, incluso por encima de él; ella era su principal motivación para sobrevivir, era obvio que estaba perdidamente enamorado y por ello buscaría la forma más rápida y segura de volver. Tal cual como le dijo a Adrián en su momento, Ámbar tomó su decisión.
Cuando un nuevo equipo se unió a ellos le generó un poco de desconfianza, pero las palabras de Adrián lograron tranquilizarlo y lo apoyó, pero se mantendría atento. En total había 6 pueblos, con un camino seguro que los unía por lo que sería sencillo inspeccionar cada uno en busca del portal al segundo nivel. Antes de marcharse al siguiente pueblo Adrián se detuvo mirando hacia atrás y por inercia todos siguieron su mirada.
—Viene otro equipo —dijo con una sonrisa— denme un minuto.
Adrián se alejó dirigiéndose al nuevo equipo que estaban por entrar al edificio; Ulises lo observó sin perder detalle de la actitud que estos tomasen y por si fuese necesario que tuviese que ir a apoyarlo ante alguna hostilidad. Gabriela llevó sus manos a sus caderas suspirando al tiempo que observaba detenidamente a Adrián.
—Siempre es lo mismo con él, aunque no lo puedo culpar, es su propia naturaleza —comentó Gabriela con una sonrisa de resignación.
—Parece que lo conoces bien— Ulises se acercó a ella y cruzó los brazos.
—Pues sí, somso primos muy lejanos, familia a fin de cuentas…
—¿No les falta un miembro? —preguntó uno de los chicos del equipo que se había unido a ellos, un equipo formado solo de hombres.
La pregunta les tomó por sorpresa y se miraron entre ellos sin saber exactamente qué responder o si era correcto hacerlo. Gabriela desvió la mirada volviendo a Adrián e ignorando con esto el cuestionamiento, Ulises se percató de eso sabiendo que le correspondía a él responder.
—Disculpen, no era mi intención entrometerme —dijo el chico percibiendo un aire incomodo—. No pensé que algún jugador hubiese muerto tan rápido.
—No ha muerto —respondió Ulises con firmeza—… al menos eso creo, la compañera que falta tomó la decisión consciente de continuar por su propio camino.
—¿Sola? ¡Eso es una locura!
Realmente lo era, nadie en su sano juicio habría tomado esa decisión sin pensarlo detenidamente y aunque había sido su elección, la pregunta logró incomodarlos; nadie trató de detenerla, simplemente la vieron marcharse sin siquiera considerar sus argumentos, pero a pesar de todo eran un equipo y el hecho de que ella se fuera por su lado entonces significaba que los había abandonado. Lo que ella hiciera o lo que le ocurriera era su propio problema y ellos debían continuar sin mirar atrás o al menos esa había sido la conclusión a la que llegó Ulises y posiblemente todo el equipo.
—Pues debe ser una estúpida, seguramente ya está muerta en algún rincón —añadió el chico sin terminar de aceptar la idea.
Ulises por fin se fijó en él, el chico tenía una lengua afilada y del tipo que habla sin pensar; parecía que tenía bastante confianza en sí mismo y destacaba sobre el resto de sus compañeros, su cabello ligeramente despeinado parecía ser una mezcla entre tonos rojizos y naranjas, con los brazos detrás de su cabeza y sonriendo sin razón alguna supo que este chico podría volverse un problema. Luego de unos minutos Adrián regresó acompañado del nuevo equipo, conformado por tres chicas y dos chicos.