La mano de Levi se posa sobre el hombro de Jack y lo mira con preocupación mientras le murmura algo al oído que parece calmar un poco a Jackson pero no del todo, puedo notar con este simple hecho que Jack no es el único que ha cambiado, sino que también Levi lo ha hecho, mi hermano mayor, aquel que no le interesó jamás nada y que se burlaba de todos, está aquí ahora mirando a su mejor amigo con preocupación, tratando de consolarlo y apoyarlo en todo.
Me siento como si hubiera entrado en un agujero de gusano y llegado a una realidad totalmente diferente a la mía.
-Jack- murmuro llamando nuevamente su atención, sonriéndole con cariño cuando sus ojos se posan sobre los míos- ¿Por qué no vamos a caminar?- le pido estirando la mano hacia él, pero él mira a Levi.
-Yo te lo traeré, ve con Giselle- le asegura Levi tratando de sonreír y después alejándose del lugar rápidamente.
Jack parece avergonzado cuando vuelve a mirarme, pero yo me acerco con una sonrisa, lo tomo de la mano y lo estrujo contra mí.
-Vamos- digo simplemente jalándolo conmigo.
Puedo ver como somos el centro de atención de todos en la sala, puedo ver la preocupación de mi padre y de mi tío Levid, sin embargo puedo ver una sonrisa de parte de mi madre, una sonrisa que no le llega a los ojos y que también denota preocupación, sin embargo también confianza en mí.
-Giselle, no vayan muy lejos- me pide mi padre resignado, sabiendo que diga lo que diga no podrá hacerme cambiar de opinión, sabiendo de antemano que ya no soy una niña que puede mandar y yo simplemente asiento con la cabeza y me alejo con Jackson lejos de este asfixiante lugar.
El frío aire de Suiza tan característico impregna mis pulmones cuando finalmente salimos de la mansión, mis pulmones vuelven a sentirse extraños de respirar aire tan puro y frío después de venir de la contaminada ciudad, sin embargo yo solo miro a Jackson y sonrío de oreja a oreja.
No ha cambiado nada, su cabello sigue siendo tan lindo como siempre lo fue, con ese tono tan claro que le envidio a él, a mi hermano Alberto y a mi hermosa madre que de todos, es la más rubia del lugar; esos ojos… Esos ojos tan enigmáticos que esconden tantas cosas hacen que mi estómago se revuelva y sienta ganas de gritar y vomitar de la felicidad mientras que esos labios que siempre son una línea me hacen sentir un cosquilleo de pensar simplemente en la suavidad que estos esconden.
Ninguno de los dos decimos nada, ambos parecemos conocer el camino a la perfección cuando nos adentramos entre los árboles con tranquilidad, haciéndome recordar nuestra infancia y sonreír sin poder evitarlo.
-¡Giselle maldita sea esto no es gracioso!- aún puedo escucharlo gritar en mi memoria enojado porque le había quitado su teléfono celular en castigo de que no quería darme su número.
-¡Si te lo quito por la fuerza vas a llorar y van a castigarme! Si me pongo serio no te quejes después- gruñía una y otra vez como era su habitual amenaza.
Nos detenemos en el mismo lugar donde aquel día me atrapó y me quitó su teléfono con molestia, provocando que yo comenzara a llorar de forma escandalosa solamente para lograr mi cometido, lo recuerdo gritando con frustración, agradeciendo el no tener hermanos propios y finalmente repitiendo su número de teléfono rápidamente, advirtiéndome que si no me lo aprendía no iba a repetirlo, sin embargo no dijo los últimos dos dígitos, dijo que, si los adivinaba, me agendaría también en su teléfono y que no se quejaría cuando lo llamara o lo mensajeara. Antes lo había visto como un reto y me había puesto feliz, pero ahora lo sé, sé que lo hizo para tener un pretexto para tenerme agendada sin reproches, porque sabía que ni siquiera tendría que finalizar el día para que mi primera llamada estuviera resonando en su teléfono hasta el cansancio.
Miro a Jackson con una sonrisa en el rostro y abro la boca dispuesta a recordarle aquel día, sin embargo cuando la abro, ni siquiera tengo tiempo de articular una sola palabra ya que este en un movimiento totalmente brusco me toma por ambos brazos y sin siquiera pensarlo une sus labios contra los míos tan rápido que ni siquiera tengo tiempo de procesar sus movimientos y abro los ojos sorprendida.
Los labios de Jackson, tan cálidos y suaves como los recordaba se unen con los míos en un beso corto pero lleno de sentimientos, rápido, tan rápido que ni siquiera tengo tiempo de devolvérselo ya que este me aleja y me atrae contra su cuerpo dándome un abrazo totalmente fuerte como el primero, recargando su rostro contra mi cabello y quedándose inmóvil por varios minutos.
Mi corazón se ablanda en ese momento haciéndome sentir tanto calor en el pecho que es casi imposible con este clima, mis manos se aferran a su espalda y cierro los ojos aspirando su delicioso aroma.