Segunda Oportunidad

10

En la madrugada, cuando regresaba a la casa de mis padres, casi diario tenía llamadas perdidas y mensajes de voz de Edgar.

Te lloraba como nadie porque no te quería olvidar, y yo era el único de sus amigos que aún le contestaba cuando hablaba de ti.

O cuando hablaba, en general.

No podía dejar de sentirme culpable al decirle que te dejara de lado mientras recordaba a nuestros ojos conectarse canción tras canción, noche tras noche.

A veces, sentir culpa no es razón suficiente para dejar de hacer algo.

 

 

 



#22208 en Otros
#6571 en Relatos cortos
#34722 en Novela romántica

En el texto hay: peleas, musico, amor

Editado: 16.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.