Desde que nos graduamos de la universidad, los caminos profesionales de Edgar y míos habían tomado rumbos completamente distintos, pero siempre intentamos que eso no nos separara.
El tiempo pasó y el hecho de que él tuviera dinero asegurado y tiempo libre definido empezó a marcar la diferencia entre lo que seguíamos teniendo en común y lo que ya no.
La diferencia se hizo más evidente en los últimos meses.
La diferencia eres tú.