PROLOGO
Al parecer si será la última vez que nos volveremos a ver.
Intente retener su imagen lo más posible, guardar en mi memoria esos ojos cafés que te dejan sin aliento, sus labios y las mejillas sonrojadas. La había visto más tiempo del que creí, pero no basto para que su presencia se impregnara en mí, su egoísmo podía tener grandes alcances incluso su imagen egoísta era renuente a quedarse, no quería que sus ojos me gritaran todos mis errores y defectos, quería tatuar esa mirada de amor y agradecimiento que me dedicaba cada vez que la besaba hasta quedarnos sin aliento, o cuando le decía te amo.
Sabía que era lo correcto dejarla ir, ambos estábamos cansados de esta guerra, era un tira y afloja que ya no daba más, ya habíamos dado todo, tratados de paz que fueron violados, besos robados de un corazón sin amor, al igual que ilusiones regadas en un jardín seco, batallas en donde se perdía un poquito de nuestras vidas, las cartas y flores ya no servían de municiones, ya no tenía más tácticas de guerra solo quedaba amarla en silencio por medio de la distancia. Desearle lo mejor y ver que la vida le regresara cada uno de esos éxitos que le fueron arrebatados.
Si la amaba, pero este amor nos estaba lastimando a ambos. Nos destruía de raíz, quemaba nuestras almas e incluso cuando ya estábamos consumidos.
Fue mi cielo en el que sentí la gloria de su ser, en donde cada uno de mis deseos fueron cumplidos con amor y dulzura que me regalo e infierno en donde casi en llamas de pasión de su cuerpo e inteligencia, la seducción de su voz y lo intrépido de su espíritu, pero también con lo fuerte de su carácter, caprichos y berrinches, su indiferencia y egoísmo, pero ahora queda el purgatorio, quedar sin nada, hacer conciencia de lo bueno y malo y quedarme con lo bueno. Queda encontrar mi propósito y que ella busque el suyo.
Necesitaba sanarme a mí, que ella fuera y sanara, ya no pudimos rescatar nuestro amor. Nos rendimos y está bien.
Duele aceptarlo, pero duele más ver que ya no soy suficiente. Quererla y lastimarla con mi ser, y ella a mí con su indiferencia.
Espero no volverla a ver.