CABOS SUELTOS

CAPITULO SEIS

Entendí que dejé de amarte

Y recibí el amor de nuevo y de frente,

Con el sentía que algo cambiaba

Me dolías menos, ya casi nada.

Cuando era joven jamás pensé que alguna mujer se fijaría en mí, siendo sincero usaba muy bien el incognito para pasar desapercibido en las clases y en las actividades en las que mis padres me inscribían.

Hasta que Constanza me descubrió, y es que esa mujer fue un delirio para mis hormonas adolescentes, la primera vez que nos acostamos fue mágica, quise atesorar ese recuerdo así, pues fue un gran paso para mi confianza e identidad. Pero fue casi imposible por lo que significo el que me vendiera, la repulsión y el odio fueron sembrados con ímpetu en mi corazón.

Después de la fosa y de mucha terapia logre hacerme de una identidad y mejorar mi imagen, sabía que era atractivo, explotarlo fue el siguiente paso pues en algunas misiones era clave el seducir a más de una mujer u hombre.

Con Andora fue un poco más complicado ella fue mi amiga antes que mi pareja, si bien hubo atracción por parte de ambos, siempre lo mantuvimos profesional. Sin embargo, la tensión y el deseo se hacían cada vez más presente entre nosotros, así que decidimos dar un paso más, tener una relación en la cual ambos disfrutáramos tanto de nuestra compañía como del sexo, los sentimientos no tardaron en florecer.

Si bien las circunstancias eran completamente diferentes, así como las dos mujeres por las cuales me enamore, el mismo sentimiento estaba.

Por ambas el amor se despertó en mí.

Constanza era pasado uno doloroso, el primer amor en donde te rompen el corazón, te nubla y te deja en la deriva. Lo peor fue que ella no solo me rompió el corazón, sino que también destruyo mi vida. Me dejo en una profunda obscuridad solo y perdido.

Sin embargo, Andora es la luz que me regreso al camino, es el amor que te acepta con las heridas del pasado y los triunfos de tus batallas, podría apostar que es la que se quedara ahí contigo, aunque pierdas la guerra.

Por eso apuesto mi fe en ella, en que este hombre que tanto me costó ser, es para ella, talvez, no fue por ella, pero darle el resultado del mejor hombre que puedo ser, es lo que ella se merece.

Amarla, seducirla, consentirla, velar por ella, ponerla en el más alto de los altares de mi fe.

Siento que como hombre no puedo amarla a medias, debo amarla incondicionalmente y darle la mejor versión de mí, ella ha demostrado con hechos que está dispuesta a darme lo mismo o más.

-Te sigue amando. - Pese a esa confesión, Andora estaba tranquila, con el rostro pasible y una sonrisa pequeña, aunque incomoda. -No me causa inseguridad, pero me dio curiosidad la manera en la que me amenazo.

Soltó una risa seca, no había humor, más bien era indignación.

- ¿Qué fue lo que te dijo? - No sabía que sentir.

No era enojo, ni indignación, pero creo que era más sorpresa, me sorprendí, porque era lo último que supuse que haría Constanza.

-No mucho, no sé si decírtelo. Obviamente no me aseguro que siguiera viva después de que ella terminara con sus planes, el objetivo de ella hasta donde me comento era acabar con Enzo Miranda. - La mención de ese hijo de puta me tenso, Andora se dio cuenta. - ¿Lo conoces? - la curiosidad la saco del tema.

Era un crimen mentirle a Andora, decidí amarla y en eso entraba mi transparencia con ella y mi completa confianza.

-Él fue el que mato al padre de Constanza, además fue el que movió los hilos para que Constanza me vendiera, la idiotizo con mentiras, la quería para viuda negra.

- ¿La iba a mandar a Venezuela?

-La mando a Venezuela.

Ambos sabíamos de Enzo Miranda en el mundo criminal, su nombre no era nuevo. Su principal red de negocio es el tráfico de armas y drogas de México a Estados Unidos y ahora va por territorio europeo. A grandes rasgos y por lo que me confeso Constanza este hijo de perra disfraza su principal fuente de ingresos con las armas y drogas, su red de tráfico es muy amplia y la aprovecha para su verdadero negocio.

El tráfico de personas.

- ¿Entonces si es una viuda negra?

-No, no llego a la última fase, pero por las habilidades que ya había conseguido la mandaron como aprendiz a una misión en Portugal, extorsión. Dicha misión se desmanteló por las fuerzas de espionaje de Portugal, fue apadrinada por un agente, al parecer seguía el rastro de Enzo desde hace años. No sé cómo se conocieron, pero según lo que se, la salvo de Enzo.

- ¿Cómo sabes eso? o mejor dicho ¿Cuándo te lo conto? – La conmoción en su rostro me incomodo, no era tonta. - Lo único que sabias de ella era que se metió de lleno al cartel del Norte, siempre huiste de la idea de saber más de ella.

-Hoy la vi. – Fui directo.

-Entiendo. - No supe leer su expresión, era una de las pocas veces que la veía seria, neutral en sus pensamientos.

-No deberíamos ni siquiera nombrarla, esta cena era para nosotros.

Quise remediar nuestra conversación esto era trabajo, me dije por que el recordar todo lo que me soltó la bruja de Constanza me dolió, o mas bien perforo una herida que ya había cerrado.

O eso quería pensar.

-Lo es, es para nosotros, sé que me amas, yo también te amo. Pero no hemos recorrido ni la mitad de nuestro camino para estar juntos. Ella volvió, será una prueba o algo que el destino puso en nuestro camino, algo que debemos superar.

-Siempre tan dramática, estas sacando todo esto de tus novelas de romance ¿verdad? - Quise aligerar la tensión que estaba tomando la conversación.

-Bueno, puede que quiera vivir un romance de novela. - su risa suavizo la atmosfera y lo agradecí infinitamente.

-Lo superaremos, te lo prometo. - Le asegure.

-Quiero superarlo, lo que sea, hasta el problema más estúpido, quiero que lo hablemos como justo ahora. Que nos incomodemos, que nos gritemos pero que podamos llegar a un mismo punto, que aprendamos a respetarnos y amarnos mas de lo que ya lo hacemos, que esto que estamos construyendo sea mas grande que no llegue a un tope. No quiero promesas, quiero que los dos nos esforcemos, acabaras esta misión y seremos tú y yo contra el mundo.