Segunda vida para Amelie

Capítulo 1: "Tiempo"

El sonido de unos pasos detrás de mí, el aroma a café que provenía de la tienda de la esquina, todo era tan familiar. Mis pasos, uno delante de otro, hacían eco en aquella calle; las tiendas estaban cerrando, era tarde y debía volver a casa.

Los pasos detrás de mí se hicieron más fuerte, "falta poco para llegar a casa", no debería de preocuparme. Empecé a caminar mucho más lento, esperando que me adelantará aquella persona pero, no lo hizo.

Aquellos pasos seguían detrás de mi, cada vez más cerca, hasta podría decir que estaban coordinados con los latidos de mi corazón, ambos resonaban de forma fuerte, el primero en el suelo y el segundo en mi pecho.

No debía de preocuparme, "ya falta poco para llegar a casa", solo debo de caminar en linea recta por un par de calles más, solo eso... Mis latidos cada vez más rápidos, sus pasos cada vez más cerca, el sonido de un disparo. Quería volver a casa lo más rápido posible a pesar de que no hubiera nadie esperando por mi pero, duele.

En mi mente sigue el pensamiento de: "ya falta poco para llegar a casa", es absurdo, mis pasos eran cada vez más lentos, mis piernas temblaban, no podía centrar mi vista, tenía miedo y mi pecho duele.

No quería bajar la mirada pero mis ojos no me obedecieron, una mancha roja que crecía poco a poco estaba pintando mi blusa favorita. Me sentía mareada, mis piernas volvieron a temblar antes de hacerme caer, lo extraño fue que no sentí el frío del suelo, mis ojos se cerraron antes de poder sentirlo.

X
 

 

El sonido de la puerta abriéndose, de unos lentos, pero firmes pasos acercándose hacia mí, ello me hizo despertar, me sentía extraña, solo podía ver con claridad una manta rosada que me cubría, mis manos eran pequeñas y pálidas, todo era distinto; los pasos que había escuchado antes se detuvieron, había una figura borrosa frente a mí, tenía un cabello castaño muy largo, acerco sus brazos hacía mi para tomarme entre sus brazos con cuidado. 
Ya entre sus brazos me di cuenta de que era una mujer, usaba un vestido rojo con lazos dorados, parecía sacada de un libro de fantasía, sus ojos azules brillaban como el mar, me mostró una sonrisa y yo intente hacer lo mismo.

Siendo sincera, no sé cómo es que llegue a este lugar, mis últimos recuerdos son borrosos, es decir, tengo claro que recibí una bala en el pecho, la imagen de mi blusa favorita manchada de sangre sigue intacta pero, no entiendo el motivo para estar aquí, pero no me desagrada la idea de seguir con vida, me pregunto si... ¿Habré reencarnado?

—Mi pequeña, de entre todos los colores, has nacido el único capaz de atormentarme. —Su tono de voz era dulce, pero por algún motivo denotaba tristeza, me hacía sentir extraña. No entendía de qué color estaba hablando, el tono de mi tez era idéntica a la de ella.

Se escucharon unos pequeños golpes en la puerta, a los segundos entro una mujer joven, su cabello estaba recogido y traía puesto un vestido de color celeste con un delantal blanco.

—Su gracia, el rey desea conocer a la pequeña princesa. —Hizo una pequeña reverencia. —Si me permite decirlo ha estado caminando de una esquina a otra ¿Debería comunicarle que ya puede... —Su mirada se puso en mi, su expresión había cambiado y la reina lo había notado pues me volvió a dejar en la cuna. —...entrar? —Termino de decir.

—Gracias, Lily. Antes de que él pueda entrar me gustaría que prepararas dos tazas de té y que no digas nada con respecto a mi hija. —Su voz era seria, firme y segura. —Puedes retirarte si me has entendido.

La voz que usaba al hablar con la sirvienta era totalmente distinta al tono que uso al hablarme a mí. Por otro lado, ahora entendía mejor este lugar, la vestimenta de mi supuesta madre me daba una pista, muy vaga de hecho, en cambio, la conversación podía confirmar quién era ahora, en esta vida.

—Amelie, ¿Qué vamos a hacer ahora? —Volvió a tomarme en brazos y caminó hacia un sofá que estaba cerca de un estante. —Que seas una niña ya era un problema, pero que te parezcas más a mi que a tu padre es otro totalmente distinto. —Parecía alarmada, confusa y triste. Una mezcla de emociones muy azules, me gustaría entender que era lo que tanto le preocupaba.

A los minutos entro la chica del vestido celeste junto a una bandeja con dos tazas y galletas, la reina apuntó una pequeña mesita que estaba a su lado para que dejara la bandeja en ese lugar. Antes de irse hizo una reverencia. Luego de un rato entro un hombre sin siquiera haber tocado la puerta, para ese momento yo estaba babeando uno de mis dedos, sin motivo alguno.

Se quedo parado en el umbral de la puerta, vestía un traje brillante, su cabello era rubio y daba la impresión de que igual estaba brillando, se acercó a nosotras a paso lento, el sonido de sus zapatos resonaban en la habitación y cuando estuvo lo suficientemente cerca pude notar que el destelló en su traje se debía a un extraño collar dorado, su traje era celeste con blanco, realmente parecía sacado de un cuento de hadas. Ambos, tanto mi madre como él.

—¿Es ella verdad? ¿Es nuestra Amelie? —Su voz era dulce y sonaba ansioso, alzó sus manos hacía mi para tomarme en brazos pero mi madre me alejo de ellas, pude notar como su expresión cambio ante ello. Hubo un pequeño silencio antes de que me tomara en brazos sin aviso. Me examino completamente pero no dijo nada, me daba la sensación de que estaba viendo a su peor pesadilla o peor aún: a un monstruo.




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