Segunda vida para Amelie

Capítulo 2: "Un monstruo con sed de sangre"

El rey no volvió a hablarle a mi madre, su silencio duro varios días, incluso podríamos decir que semanas. Las sirvientas no dejaron de hablar de ello por lo que, con cada día, los pasillos se llenaban cada vez más de rumores. A pesar de ello se les notaba preocupada, nerviosas y asustadas, mucho más cuando varias comenzaron a pedir días libres, hasta llegar al punto que no volvieron a trabajar en el castillo.

El silencio duro mucho más de lo que cualquiera podía esperar y gracias a que fue luego de mi nacimiento, ninguna sirvienta quería estar a mi lado, creían que podría traerles mala suerte a su familia, otro rumor que hizo desaparecer a varias, por no decir a casi todas las sirvientas restantes. Por lo que había logrado entender, era la primera vez que discutían y duraba tanto tiempo.

Por otro lado, ser un bebé no me está gustando, no volvieron a darme de las galletas que me dio mi madre aquel día, además, todo lo debía de pedir con llanto, no quiero que piensen que soy una llorona pero ¡Por favor! Deberían de venir a visitarme más seguido o por lo menos dejarme un juguete más entretenido que una muñeca de tela.

Quizás no solo eran esos ridículos rumores sobre mi los que las alejaban, puede que realmente no les guste el tono de mi cabello. Absurdo si me preguntan a mi, ¿en qué afecta que yo sea pelirroja? 

Solo soy un bebé de cabello rojo, eso no me convierte en una villana, no es como si fuera a maldecir al reino o comenzar un reino de la maldad a tan solo meses de vida ¿o si? No deberían de exagerar tanto, mi cabello se puede teñir cuando crezca, es algo tan cambiante que no le veo el gran peso que le están dando, al final, tengo la sangre de ambos, ¿no? ¿Eso no debería de ser más importante?

Se escucharon unos rápidos pasos por el pasillo, el silencio de mi habitación provocaba que pudiera oír todo lo que estaba detrás de la puerta. Este lugar tenía una gran acústica. Lo único que quiero es crecer lo antes posible o por lo menos aprender a caminar lo mas pronto que pueda, estar acostada no era divertido, realmente la vida de un bebé es aburrida, solo duermen y comen todo el día.

El sonido de la puerta abriéndose, los pasos cada vez más cerca, por el sonido del tacón sabia que era mi madre, era la única capaz de correr así de rápido solo para verme, me tomo en brazos con una gran sonrisa, su amor por mi se notaba en sus ojos, le gustaba pasar tiempo conmigo y contarme todo lo que había hecho durante el día, lamentablemente no podíamos estar varias horas juntas por su trabajo como reina, otro error que cometí fue pensar que la reina no tenia muchas cosas que hacer pero era todo lo contrario, hasta atrevía a decir que era ella quien gobernaba el reino y no mi padre. Y sí, a pesar de todo, igual le llamaba: padre.

—Mi pequeña Amelie, lamento haberte hecho esperar tanto, tengo mucho trabajo que hacer y no puedo tenerte conmigo en la oficina, además el rey me castigo dándome incluso más trabajo. ¿No crees que es injusto? Tu pobre madre esta haciendo no solo su trabajo sino también el de él. Tienes un padre totalmente irresponsable, cuando termine este berrinche debemos de castigarle, ¿trato hecho? 

Así que también era eso, el rey le estaba dando mucho más trabajo a mi madre, con mucho esfuerzo puedo entender su molesta, su cabello es rubio el de mi madre es castaño, una bebe pelirroja no tiene mucha relación pero ya le había contado los motivos. No es necesario ser tan intolerantes con mi tono de cabello, insisto, es absurdo. Por otro lado, ¿darle mas trabajo a la madre de su hija? Paso la mayor parte del tiempo sola gracias a que él. Tiene todo listo para ser calificado como el mejor padre del mundo.

—Se me ha ocurrido algo, se que el rey esta molesto y que no creyó nada de lo que dije, pero solo debo mostrar más pruebas de que mi historia es cierta, sé que puedo encontrar algo... ¿Qué piensas de una investigación en... —Fue interrumpida por el sonido de la puerta, alguien había dado tres golpes. Luego de que mi madre se sentara en el sofá dio permiso para que entrará aquella persona.

Era un joven de cabello castaño, no parecía más viejo que el rey, se acerco a paso lento, su traje brillaba igual que el de mi padre, también tenia una espada, pero su traje, a diferencia del de mi padre, era de color blanco con rojo, nunca había visto a alguien así antes... Aunque no es como si hubiera visto a muchas personas.

—¿Oliver? —Mi madre se levanto de un salto. —¿Le paso algo al rey? —Camino rápidamente hacía él, eso era inusual, mayormente los demás se acercaban a mi madre no al contrario.

—Alteza, el rey me pidió que las escoltara hasta su oficina. —Hizo una reverencia, su voz sonaba vacía, mi madre igual debió de notarlo pues dio un paso hacía atrás.

—¿Tu haciendo una reverencia? Por favor, desde que te conozco nunca hiciste una reverencia a nadie, "un caballero como yo nunca se va a arrodillar...".  —La voz de mi madre era alegre, como si le estuviese imitando, pero se detuvo de inmediato cuando se dio cuenta de que él no le estaba mirando a los ojos, de hecho tenía la mirada fija en el suelo. —¿Oliver? —El tono de mi madre había cambiado totalmente, lucia preocupada, fue a dejarme a la cuna antes de volver a donde él. Eso es totalmente injusto, aun no soy capaz de pararme y no sabre que están haciendo. —Vamos... No me ignores, es más fácil si me dices que es lo que está pasando, no te he visto en varios días y ahora actúas extraño...

—Ya no tengo permitido hablar tan casualmente con usted.




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