Segunda vida para Amelie

Capítulo 5: "Ese día no pude encontrarla"

Ese día no pude encontrarla.

A la mañana siguiente, mucho antes de que saliera el sol, volví a hacer un gran recorrido por el castillo, nuevamente no pude encontrar nada, además, los guardias no decían ni una palabra, hasta Oliver había mantenido el silencio, jurando que era para mi propia seguridad.

Fue así como los días comenzaron a pasar, el tiempo era extraño, sentía que todo avanzara muy rápido, pero a la vez muy lento. Temía que fuera lo suficientemente tarde. Era consciente de que la iban a ejecutar pronto, es así como iniciaba el libro, con la muerte de una mujer desleal, pero esa no era mi madre, yo la conozco mejor que nadie, ella no es mala, no ha hecho nada malo. Me crió lo mejor que pudo, comenzó desde cero en un castillo abandonado que con el pasar de los años convirtió en un hogar, dio su mayor esfuerzo siendo madre y cumpliendo sus labores de reina, sé cuantas noches se mantuvo despierta hasta la madrugada para resolver problemas económicos o sociales, pues hasta lo que me dieron a entender, el rey se ocupaba de la política, aunque puedo errar en ello, realmente no he tenido la oportunidad de ver el verdadero trabajo de mi padre, mas allá que un gran pilla de papeles en su escritorio, hace muchos años.

Un día, sin previo aviso, una de las sirvientas me mostró un vestido nuevo, era un estilo mucho más simple que cualesquier vestido que hubiera utilizado antes, me dijo que su majestad, el rey, había preparado un evento para esa tarde en la ciudad y no podía faltar mi presencia. 

Al ser una orden del rey no había nada que yo pudiera hacer, lo que él ordenaba los demás debíamos de cumplirlo, fue así como empecé a prepararme, sin duda tuve que haber puesto mucha más atención a los pequeños detalles, por primera vez, asistiría a un evento con un vestido simple, sin joyas, sin un peinado extravagante, cuando estuve lista y pude mirarme en el espejo... Nadie podría adivinar que yo era una princesa, mi cabello estaba atado en dos trenzas y llevaba una especie de bandana sobre mi cabello, es verdad, ese no es el nombre, pero en mi defensa, no sabia que era realmente.

Otra de las pistas a las que no tome importancia, fue que la única persona que me acompaño a la ciudad, fue una sirvienta, nada de caballeros, nada de carruajes elegantes, una simple carroza que mayormente usaban los sirvientes fue mi transporte, pero nunca me han importado detalles como esos.

En la ciudad había un escenario, varias personas estaban alrededor de él, fui una tonta al no darme cuenta de lo que estaba pasando, al no entender cual era mi lugar en este mundo, me mintieron de la forma más cruel, no cabe dudas de que esto es lo peor que pueden hacerle a una niña.

Un gran escenario de madera, una guillotina, la hoja metálica brillando en la cima, demostrando que estaba recién afilada, nadie estuvo a mi lado, así se sentía, podía haber una gran multitud empujándome de un lado a otro, varias personas me pisaron los pies o empujaron, sin embargo, estaba completamente sola. Lo único que podía ver, eran seres despreciables que estaban por presenciar la muerte de a la que hace unos años alababan. Una reina que amaron y aclamaron. Una reina, una mujer, una madre que vieron crecer desde que se comprometió con el príncipe, ahora rey.

No podía soportar estar en un lugar así, lamentablemente, la multitud inconsciente de sus acciones, terminaron por empujarme a la primera fila, quien sabe como realmente llegue a ese puesto. Intente buscar cualquier cara conocida, necesitaba ayuda para escapar de ese lugar, pero no había nadie. 

Un señor vestido de negro subió al escenario, consigo traía una cuerda, no tuve que esperar mucho para entender el motivo de este, mi madre caminaba detrás de él con sus manos amarradas con esa misma cuerda. Llevaba el mismo vestido de aquel día, estaba mucho más sucio, su cabello estaba suelto, caminaba a paso lento con su mirada en el suelo. 

Creo que no solo el rey es cruel, el clima puede ser un tirano mucho peor, pues, era un hermoso día, el sol brillaba con fuerza, no había ninguna nube sobre la ciudad, solo había una pequeña brisa fresca, sin dudas, eso producía un nudo en mi garganta.

Mi madre levanto su vista, había una pequeña sonrisa en su rostro, su mirada viajo por todo el pueblo, hasta que se encontró con la mía, su expresión cambio totalmente, nunca seré capaz de olvidar su sorpresa y angustia, ella no merecía pasar por eso. Alzo su mirada, buscado algo y lo encontró, el rey estaba sentado en una especie de balcón junto a su nueva esposa. Para este momento, todos sabían que el rey había cambiado a la reina por una mujer mucho más joven, era imposible no saberlo. 

Todos estaban preocupados por la reina, por mi madre, las opiniones eran variadas, algunos querían el cambio, querían otra reina, querían la muerte de mi mamá, pero otros no querían nada de eso, exigían libertad, pedían que no se le castigara de esta forma, no querían ningún cambio. Cada persona de este lugar solo tenia en su mente a la que antes era su reina, nadie era capaz de mirar hacia abajo, nadie escuchaba mis gritos y mi llanto, nadie era capaz de verme.

Mi madre lucia desesperada por mi presencia, intentaba hacerle señas al rey, pero él nunca bajo la vista hacia mi. 

—Diana de Román, es acusada de acusada de intentar asesinar a la Doncella real, Rosemary Cox, además cometió traición hacia nuestro querido sol del reino, a nuestro rey Malcolm de Román, por lo tanto no solo será destituida de la posición de reina, sino que por tales actos será ejecutada públicamente. 




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