Segunda vida para Amelie

Capítulo 11: "Son solo bromas"

El verano acabo.

Nunca pensé que pasaría tan rápido, en un pestañear de ojos, los días se volvieron semanas y estas se transformaron en meses. Lo extraño fue que, llegado un momento, despertar me hacía sentir triste, una parte de mí no quería dejar atrás este reino, por exagerado que sonara, no quería volver a casa tan pronto.

Con el tiempo me acostumbre a este lugar, a las personas del pueblo, a los sirvientes del castillo, a la familia real, me sentía en paz estando en este lugar, aunque ello no me hace olvidar lo difícil que fueron los primeros días, sobre todo con Christopher cerca, pero el tiempo que pase junto a él, fue suficiente para descubrir lo diferente que podía llegar a ser.

No diré que son totalmente diferentes, el Christopher de mi pesadilla, sabía que estaba dentro de él y que sería imposible cambiar aquello, pero al menos, sé que tiene un lado dulce y amable, es decir, puede no tener interés en casi nada que tenga relación con las personas que le rodean, puede tener hielo en la sangre, pero es alguien capaz de ayudar de forma desinteresada a los demás.

El hecho de verlo interactuar con los ciudadanos del reino fue lo que me hizo cambiar de opinión, aunque sea por momentos, es por ello que me sentía tan confundida, es como si hubiera dos Christopher absolutamente distintos habitando el mismo cuerpo, era solo cuestión de saber cuándo y cómo interactuar con cada uno de ellos.

A veces me pregunto, si realmente puedo apropiarme de las emociones y sentimientos que tuvo la Amelie original, ella sufrió mucho, tanto en su hogar como en este reino, me lo recuerdan mis pesadillas; pesadillas que se sienten reales, es por ello que no puedo evitar tomarles el peso necesario. ¿No es suficiente para poder apropiarme de aquellos recuerdos?

Por otro lado, me acostumbre a la compañía de Ethan, aunque debía de admitir que era imposible no hacerlo, nadie en este mundo sería capaz de no tomarle cariño en poco tiempo. Él te hacía sentir en casa y ello producía un pequeño cosquilleo en mi estómago; era tan distinto a su hermano, me trataba de forma dulce y amable, me hacía sentir segura, sé que es extraño, pero estaba ese raro sentimiento de que podía confiar ciegamente en él, quizás era porque sabía que no iba a salir herida estando a su lado.

Para mi mala suerte, aún no he descubierto el motivo para sentirme tranquila, segura e incluso me atrevería a decir libre. Realmente me gustaría saberlo, pero ya era hora de irme y dudaba que algún recuerdo de Ethan apareciera al volver a mi reino, solo debe ser una cuestión de tiempo para saberlo, de eso podía estar segura.

Aquello me hacía pensar en lo que dijo Christopher la primera vez que hablamos, nadie me diría nada en este lugar, podía actuar como era realmente, daba igual si cometía errores al intentar ser una princesa perfecta, nadie se iba a burlar o mirarme con desprecio por ello. Aquí todo era diferente, incluso las personas del pueblo demostraban un cariño y respeto hacia mí, pero de una forma diferente, me hacían sentir en casa, como si realmente este era mi hogar, por absurdo que parezca, sabía que en parte era porque soy la princesa de uno de los reinos más temidos, gracias a mi padre.

Cabe decir que tengo de escolta a uno de los mejores caballeros, Oliver es el principal protagonista de las más grandes guerras, es la mano derecha de mi padre y se les conoce a ambos como personas sanguinarias, con solo saber ello ya obligaba a las personas a tenerme respeto.

Me sentía como si tuviera una estrella en la cabeza, indicando que deben tenerme respeto, aunque no me gustaba pensar realmente en ello, es triste pensar que cada amabilidad que te muestran es netamente por ser hija de un rey, pero como dije anteriormente: el verano acabo.

Lamentablemente, llegar a casa no fue agradable, el castillo que nunca apagaba sus luces, estaba casi en completa oscuridad, sabía que era tarde, de hecho, habíamos llegado en la madrugada, los sirvientes debían de estar durmiendo, pero los guardias estaban despiertos a esta hora, es por ello que me extrañaba la falta de luz.

Baje con ayuda de Oliver del carruaje, fue una linda sorpresa ver como algunos caballeros se acercaban al carruaje para saludarme y entregarme flores como bienvenida. Cuando entré al castillo, pude sentir una corriente fría recorrer mi cuerpo, todo estaba a oscuras o iluminado con una luz tenue.

El choque de ambas realidades se sintió como un balde de agua fría cayendo sobre mi cabeza. Hace unas horas estaba en un reino, en un castillo, con una familia completamente opuesta a lo que estaba viendo en este momento, estoy absolutamente segura de que, si los príncipes tuvieran que salir a un largo viaje, sus padres le estarían esperando con una pequeña cena o algún regalo de bienvenida, sé que sería de esa forma, me lo demostraron los meses que estuve ahí, ello me hacía sentir envidia. Ethan y Christopher tenían unos padres maravillosos, se preocupaban mucho por ellos, en cambio, sabía que mi padre jamás seria así.

Tampoco esperaba una fiesta en mi honor o montañas de regalos, era todo lo contrario, una parte de mí solo esperaba que él estuviera ahí, al abrir la puerta, esperándome. Para mi mala suerte, ello nunca sucedió, incluso no volvió al día siguiente, sino que al subsiguiente. Por otro lado, MaryAnn me despertó con un gran desayuno junto a los otros sirvientes, aquellos dos días que pase sin la presencia de mi padre y su pareja, fueron los mejores, podía hablar libremente con todos ellos.




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