Segundas Oportunidades

Capítulo 9: De Alergias y Presentaciones

   Traducciones al final del capítulo.

 

   Silas se sentó a mi lado sobre la manta y dejó sobre el suelo la usual mochila negra que suele llevar cada que lo veo.

   Me sonrió. —Perdón, Leo decidió que cada árbol en su camino era extremadamente interesante mientras veníamos.

   Me reí mientras él desenganchaba la correa del susodicho y lo dejaba ir a correr. Lo primero que hizo fue acercarse a los otros perros. Cuando volví a mirar a Silas, él se estiraba para tomar su mochila.

   —¿Tenés hambre? Esta vez sí que traje algo más que dulces.

   Abrí mi mochila también, que nunca dejó mis piernas. —Y esta vez yo no olvidé mi sandwich en la heladera.

   Eso lo hizo reír.

   Habíamos acordado por teléfono los detalles del día. Había sido una sorpresa descubrir que Silas es vegetariano, pero enseguida me aseguré de preparar algo diferente a lo que había pensado que no llevara carne.

   Cuando saqué de mi mochila los sándwiches que preparé en la mañana y él los vió, me sentí bastante orgullosa de mí misma.

   Sobre todo porque no sé cocinar. No sabía ni siquiera preparar un sandwich hasta esta mañana.

   —Compraste eso, ¿Verdad?

   Negué con la cabeza mientras sonreía y dejaba la pequeña cajita, ya sin la tapa, sobre la manta frente a nosotros.

   — No, los hice con mis propias manitos — le informé enderezándome y sacando una botellita de agua. —, ¿Se ven bien?

   — La verdad sí, ¿Cocinas?

   — No... De hecho, no sabía cómo hervir un huevo hasta esta mañana.

   Su repentina risa me sobresaltó. — ¿De verdad?

   Bufé. — Sí, ¿Vos sí sabes, entonces?

   Me observó con incredulidad.

   — Eva, soy vegetariano y vivo solo. Claro que sé cocinar.

   — Ah, sí, tiene sentido...

   — Estaba cocinando el día en que te llevé a tu casa luego de que tu hermano te dejara varada, de hecho. Se me quemó una cebolla que tenía cocinando en una sartén mientras hablábamos — continuó.

   — Lo siento...

   Puso los ojos en blanco, pero no me reprochó. Ya se habituó a mí.

   Me incliné para ver lo que había traído, y descubrí que son más sándwiches pero que se ven mucho mejor que los míos. Los suyos realmente parecen comprados.

   Empujó los sándwiches en mi dirección. — Prometo que no los envenené, podés probar.

   Me reí, pero tomé uno y comencé a comer. Mi expresión debe ser bastante sincera, porque lo encontré sonriendo mientras a su vez tomaba uno de los sándwiches que hice en la mañana.

   Algunos segundos más tarde, ví cómo su expresión se arrugó por un breve instante. Mi mirada de preocupación lo hizo reír.

   No lo envenené, ¿Verdad?

   — Tranquila, fue sólo una cáscara de huevo — me seguró dando otro mordisco.

   — ¿Está decente, entonces?

   Silas asintió con entusiasmo. Continué comiendo con más tranquilidad.

   — ¿Qué tiene esto? Es muy bueno, nunca antes lo había probado...

   — Baba Gnoush.

   Alejé el sándwich de mi boca y le miré con confusión.

   — Baba... ¿Qué?

   Lo siguiente que supe es que Silas se había atragantado con su sándwich porque no pudo contener la risa al verme. Quise acercarme a él, pero la comida está en medio y no quise hacer un desastre.  En cuanto comenzó a toser, todavía sonriendo, le ofrecí la botella de agua.

   Bufé con fastidio en cuanto me la devolvió.

   — No fue gracioso.

   — Deberías de haber visto tu cara — Insistió.

   — Pero enserio, ¿Qué es eso?

   Se pasó la mano por el pelo mientras observaba a Leo, que jugaba en la distancia con un chihuahua y un labrador.

   — Es una especie de salsa de berenjenas, nada más... Luego sólo tiene lechuga, tomate y huevo.

   — Tenés que enseñarme a hacer esto.

   Le di otro mordisco al sándwich.

   — ¿No que no sabías cocinar? — se rió.

   — No, pero debería aprender. Además, ¿Qué tan difícil puede ser?

   — Es bastante fácil — concedió mientras asentía. —. ¿Te gustaría que te enseñe a cocinar? Aunque sólo podría enseñarte recetas vegetarianas.

   Asenti, sin querer hablar con la boca llena. Él rió otra vez mientras seguía comiendo.

   El cielo es azul intenso hoy, con algunas nubes dispersas, así que la luz solar es constante e intensa. La sombra de los árboles nos protege. Cuando terminamos de comer, me moví sobre la manta hasta poder recostar mi espalda sobre el tronco de un árbol, ya que escogí un lugar pegado a la linde de los árboles.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 26.06.2022

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