Segundas Oportunidades

Capítulo 11: De Presentaciones y Traiciones

En cuanto doblé en el callejón que me llevaría hacia la puerta trasera de la pastelería en donde trabajo, me saqué los auriculares y procuré guardarlos en mi bolsillo antes de golpear suavemente la puerta para que me abrieran.

   —¡Eva! — una voz conocida me sorprendió.

Decir que estaba sorprendida de ver a Lara se queda corto. Ella se abalanzó sobre mí, me abrazó y luego tiró de mi brazo para que entrara al local. Tuve que quitarme de encima un poco de harina que dejó sobre mi musculosa negra por accidente.

Miré a María, que revolvía fervientemente una mezcla de chocolate. —¿Qué hace ella aquí? — le pregunté con diversión.

— Necesitaba una mano extra porque me llegó una orden muy grande a último minuto... Claro que les cobraré extra por eso, pero necesitaba una ayuda.

Ni siquiera se volteó a mirarme, simplemente continuó batiendo mientras Lara volvía a su lado y atendía a lo que sea que estuviera haciendo con la batidora.

— Sí, pero.. ¿Lara?¿Enserio? Hace un año hicimos galletas para vender en una rifa del colegio y ella las habría quemado todas si yo no llegaba a su casa justo a tiempo para sacarlas cuando se estaban empezando a dorar y tostar.

Lara me tiró un repasador que atrapé antes de que cayera sobre mi cabeza. —Eso sólo fue porque me distraje un rato, en realidad no se me da mal esto... — se defendió.

Comenzó a pasar la mezcla a una manga mientras me acercaba a ver qué era. — ¿Qué están haciendo, de todos modos?¿Qué tan grande es la órden?

— Una torta de puro chocolate de cinco pisos, una torta más pequeña de vainilla con crema de frutillas y las decoraciones las pidió simples, solo crema, algunos detalles a los bordes, y las velas... — María explicó mientras vertía la mezcla en un molde. De inmediato noté otro en la otra punta de la mesada, también lleno de masa cruda. —Pero eso no es todo, también pidieron una variedad de galletas dulces para un catering. Eso, y ordenaron ayer en la noche para hoy mismo.

Me aferré a la mesada. —¿Tengo que llevar todo eso?¿Y en la motocicleta? María, tendré que hacer varios viajes y hay que asegurar bien los pasteles, porque el de chocolate es tan grande que...

   — De eso te quería hablar — me interrumpió mientras llevaba ambos moldes al horno, Lara corrió a abrirlo para que ella pudiera meterlos. —. Podríamos atentar con llevarlos en la motocicleta, pero es demasiado. Sugerí que ellos mismos recogieran el pedido, pero prefirieron que se los llevemos. Estaba pensando en que tu hermano y tú los lleven cuando termine tu turno, y te pago extra a vos, y también a tu hermano, por hacerme el favor esta vez...

María me observó mientras lo considero. — Bueno, sí... Podríamos, pero tengo que asegurarme de que mi hermano no me deje varada como el otro día.

Lara rió, golpeé su hombro cuando pasó por mi lado.

— Eso está bien... ¿Podrías coordinarlo? Y gracias, de verdad...

— No pasa nada... — le aseguré. — Tu emprendimiento crece, es natural que empiecen a llegar órdenes grandes, pero también hay que empezar a pensar en los ajustes que se deben hacer para seguirle el paso.

Ella rió. — Sí, no pensaba tomar órdenes tan grandes, y ya estaba pensando en contratar a alguien más para que haga entregas como vos, tener a dos personas... — miró fijamente la mesada, distraída. — La verdad es que últimamente he estado rechazando algunos pedidos porque a mi no me dan las manos o porque ya tengo varias entregas programadas y vos no darías abasto para entregar tantos pedidos en varios extremos diferentes de la ciudad... Ciertamente tengo los fondos ahora, pero no es algo fácil.

Lara cerró el refrigerador y se acercó dando saltitos. — ¡Podrías contratarme a mí para ayudar!

Me apoyé sobre la mesada mientras reía. — Eh, esa no es una mala idea. Como ayudante no serías tan mala.

Ella levantó el rostro con orgullo mientras María reía y rodeaba sus hombros. — Sí, de hecho hoy te está yendo muy bien, ¿Qué decís? Tendrías los mismos horarios de Eva, solo vendrías por la tarde.

— ¿De verdad? — preguntó.

— Sí, claro.

— ¿Cuándo empiezo? — La respuesta nos hizo reír a las dos, justo en ese momento Roxana abrió la puerta que da al frente del local y entró con una bandeja vacía.

— He estado intentando venir a recoger otra bandeja de alfajores desde hace media hora, pero se iba un cliente y entraba otro — se quejó antes de notar mi presencia y sonreír. — Oh, hola Eva.

Le devolví el saludo mientras me acercaba a la mesada del fondo y tomaba la segunda bandeja de alfajores para alcansárcela. Desde hace una semana María había empezado a hacer dobles bandejas de las cosas que se vendían más. Roxana volvió al frente del local enseguida, puedo ver ya a alguien esperando junto al mostrador.

— Hoy es Jueves... — María murmuró para si misma mientras calculaba mentalmente. — Para el Lunes ya puedo tenerte el contrato, y empezas ese día, ¿Sí?

Lara asintió con entusiasmo mientras llevaba a lavar algunos bowls. María aplaudió, llamándome la atención de golpe.

— Bueno, ¡A trabajar! — anunció, señalándome. — Ya sabes en dónde tenés los pedidos para hoy, todavía me falta ensamblar dos, pero el resto ya está preparado.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 26.06.2022

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