Lucas no volverá a manejar el auto familiar mientras viva con mis padres, al menos no luego de cómo le fue el Domingo en la noche.
Mamá me recibió en la puerta de casa y se aseguró de disculparse con Silas de parte de mi hermano, pero en cuanto se fué no hubo forma de que dejara de hablar. Repitió una y otra vez el que debería de haberme dejado su llave, que habíamos molestado a Silas sin razón, que ella ya conoce a Lucas y deberia de haber visto venir algo así, que por qué no la llamé... Papá llegó veinte minutos después prácticamente arrastrando a Lucas desde el auto.
Resumiento, Lucas aceptó los regaños y el castigo sin objetar en su defensa, no se enojó conmigo por delarlo sin querer e incluso admitió que se había pasado y que, en realidad, lo había hecho por impulsividad más que otra cosa y le prohibieron tocar el auto otra vez. Papá al final se puso de acuerdo conmigo para que buscara una motocicleta de segunda mano, la que yo quiera, y prometió ayudarme con lo que sea que me faltara para pagarla una vez la encontrara, ya que he estado ahorrando lo que he ganado trabajando este último tiempo. Mientras tanto, uno de sus amigos me prestó una motocicleta que casi no usa para que pudiera moverme sin necesitar de Lucas.
Fue una semana bastante loca, pero por fin es Viernes otra vez. Silas y yo hemos estado hablando bastante, pero los dos tenemos poco tiempo. Aún así se aseguró de preguntar por mi día cada noche, pero se burló de mi motocicleta temporal en cuanto le envié una foto.
Lara también me burló, pero aprendió a respetarla cuando comprendió que, destartalada o no, puedo ir a donde quiera sin depender de nada mientras ella espera a que la lleven.
— ¿Te dejará el dueño darle una mano de pintura? Digo, para que se vea menos... Así — la señaló completa cuando salimos del colegio. —. No creo que tenga muchas objeciones, ¿Quién rechazaría una mano de pintura gratis para algo así?
— ¿Podrías dejar de ser tan prejuiciosa con la pobre? Por lo menos funciona — repliqué descolgándome el casco del brazo. —, ¿Vas a ir hoy a trabajar?
— Sí, ¿Por qué no iría?
Me encogí de hombros mientras me subía a la motocicleta. — Sos la sobrina de la dueña, y siempre te tomas libertades así.
Golpeó mi brazo mientras reía. — ¡No es cierto!
— Si, sí, lo que digas — miré alrededor, buscando a mi hermano con la mirada. Desde el Lunes que me han obligado a ejercer mi rol de hermana mayor para llevarlo y traerlo del colegio, no tardé mucho en verlo a lo lejos hablando con algunos de sus amigos. —, creo que Lucas va a tardar...
— ¿Y cómo va todo con Silas?¿Cuándo se ven? — me interrumpió Lara mientras miraba a mi hermano por encima del hombro.
Lucas ni siquiera se inmuta, aunque nos observó hace un segundo para hacerme una seña con la mano.
— Esta es la quinta vez en la mañana que me lo preguntas — le respondí sin mirarla, sentándome y recostándome sobre el frente de la motocicleta.
— Sí, y esta es la quinta vez que no me respondes. ¿Lo vas a invitar a salir o no?
— No sé, ¿Dejó algo que hacer la profesora de Historia?
Ignoró mi intento inútil por cambiar de tema.
— ¿Cómo que no sabes? — se paró frente a mi, de manera que no pueda evitar verla. Llevó ambas manos a las manijas de la motocicleta. — ¿¡Cómo que no lo sabes?!¿No habías dicho que ibas a invitarlo a salir? ¡Creí que ya lo habías hecho y te estabas haciendo de rogar con el chisme!
Tomé su mano y comencé a jugar con uno de sus anillos. — No, no es eso... Pasaron cosas, es todo. Esta semana ni siquiera hablamos demasiado...
— ¿Qué pasó?
Fruncí las cejas en silencio, pero Lara enseguida eliminó la expresión con su mano libre y me instó a contarle.
— El Domingo fui a su casa...
— ¡Eso es bueno!
— ¡No, no es bueno! Lucas me dejó afuera de la casa y era irme con él o quedarme en la vereda hasta las tres de la mañana, ¡No fue bueno!
Lara echó a reír, logrando que tomara uno de sus dedos y lo hiciera sonar. No se inmutó.
— Estás algo sonrojada. Pasó algo ese día, ¿No?
— No...
— ¡No mientas!
Me incorporé en la motocicleta, sentándome bien sobre el asiento. — No miento, no es nada. Tuvimos una conversación... Extraña.
— Extraña del tipo, subida de tono, ¿No?
Negué con la cabeza. — No, no le diría así, pero sí que fue... Bueno, no un intercambio normal con cualquier persona.
— ¿Fue sexual?
— ¡No! — Lara me miró con una ceja alzada, sin creerme. — Bueno, ¿Algo así? No fue sexual, pero...
— Ah, ya, indirectas, ¿No?
— Es lo que mejor lo describe, creo —acepté con resignación. Volví a mirar a mi hermano, que sigue hablando con sus amigos, y miré a Lara otra vez. —. Está bien, el Domingo mientras estábamos juntos él me dijo que tenía una cita con otra chica...
— ¿Y?
Bufé. — Y que eso me tomó por sorpresa, así que no dije nada. Sé que no tiene nada que ver y puedo invitarlo igual, pero no sé, simplemente no dije nada en el momento y luego pasó eso con mi hermano... Terminamos en su casa, tuvimos esa conversación... Y no sé.
— Siempre te pasa lo mismo... — Lara murmuró con cansancio.
— Quizás — cedí, señalándola. —. El punto, es que ahora no sé qué quiero yo con él, y tampoco qué quiere él conmigo.
— Creí que lo que él quería ya te lo había dejado bastante en claro...
— Sí, pero igual — insistí cruzándome de brazos. —, y creí que realmente quería una cita con él porque quería estar con él, pero, ¿Y si solo quiero acostarme con él, y ya? No sería la primera vez que me confundo, y me parece que él quiere lo mismo que yo pero, ¿Y si no?¿Y si él sí quiere estar conmigo y yo le pido una cita, me doy cuenta de que no quiero eso, y lo tengo que rechazar luego de darle esperanzas?
— ¡Tu problema es que siempre pensás las cosas demasiado! — me regañó, sobresaltándome. — ¡Para eso exactamente son las citas!¡Para saber si querés estar con alguien o no, tonta!