¿seguro que me amas?

Capítulo # 4

Capítulo # 4

En la mansión Di Rossi Ricci.

Xenia había despertado un poco desorientada, había tenido una pesadilla y Matteus la había controlado, era extraño, normalmente no solía quedarse dormida después de soñar con su hermano o padre, fueron situaciones tan horribles que vivió con ellos que no pensaba repetirlo nunca más, el día que los volviera a ver sería indiferente con ellos.

—Despertaste dormilona —habló Matt saliendo del baño con una bata de baño y con una la toalla secándose el cabello—. No quiero que te levantes de aquí, ya le anuncie a la servidumbre que amaneciste indispuesta.

—¡Que! —exclamó con asombro, su marido estaba loco—. ¿Por qué estás exagerando?, solo fue un simple sueño.

—Un simple sueño, no sabes lo mal que te vi Xenia, ahora voy a comenzar a creer que necesitas ayuda psicológica y no me refiero a lo sexual porque ayer avanzamos mucho —dijo con la seriedad en su rostro—, no voy a permitir que vuelvas a tener este tipo de sueños Xenia, no lo pienso permitir.

—Estás escuchándote —indicó incrédula, su esposo estaba diciendo tonterías, nadie podría controlar los sueños y los malos recuerdos.

—Eres mi esposa y no pienso permitir que los recuerdos del pasado te hagan daño.

Xenia se había levantado de la cama hecha una furia y esa furia se había desvanecido al sentir dolor en su vientre, su periodo estaba bajando.

—Qué bueno estaba asustado que podría haberte embarazado —le expresó como la cama estaba manchada de sangre.

Ella estaba muy avergonzada y se había ido al baño, mientras que Matteus retiraba las sábanas sucias por unas limpias y a los cinco minutos había salido ella del baño bañada y con ropa limpia. Miró a Matteus que estaba vistiéndose.

—Te quedarás en la cama, no quiero que estés caminando mucho —le ordenó seriamente, sabía que los dolores de vientre que sufría Xenia eran terribles.

—Listo —murmuró acostándose en la cama y arropándose, estaba comenzado a doler su vientre.

—Ya le ordené a Francesca que este pendiente de ti y que me avisé de cualquier cosa.

—Bien.

Antes de irse le dio un beso en los labios y salió de la habitación, necesitaba investigar a su suegro y cuñado, eso se conseguía en el bajo mundo.

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En el departamento Di Rossi Bianco.

Kenya se había animado en preparar la comida para ella y su novio, el bebé estaba creciendo bien y estaba comenzando a asomarse su pancita, le ilusionaba la idea de tener una niña y colocarle el nombre de su hermana, desde hacía días estaba soñando con ella, en su mente y corazón sabía que su hermana no estaba físicamente en este mundo.

—Buenos días —habló Alexis bostezando, había estado leyendo unos documentos hasta tarde—. Te ves preciosa —acercándose a ella y acariciándole su vientre—, es hora de comenzar a buscar una casa para nuestro bebé, necesitará de crecer en un ambiente bonito.

—Eso te iba a decir —expresó risueña.

—Desayunemos y tengo una mansión en mente. No estoy seguro, creo que queda a dos mansiones de la de mi hermano Matteus.

—Me encantaría vivir cerca de Xenia.

—Sé que se llevan bien —dijo, estaba aliviado como su familia no lo había juzgado y lo apoyaban con su relación con Kenya. A pesar de que había estado implicada en el secuestro de su sobrino—. Me imagino que tú quieres estar cerca de tu hermano.

—Sí, me encantaría que mi hijo se críe cerca de Matt, somos muy unidos y por eso quiero que nuestros hijos se vean como hermanos.

—Me parece bien y lo entiendo perfectamente —dijo con voz suave e intentaba no pensar en su hermana mayor.

Alexis notó a su mujer ausente y le pidió que desayunaran para irse a ver las mansiones y comenzarían con la mudanza lo más pronto posible.

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En la empresa Di Rossi.

En la oficina de Matteus.

—Señor —habló Sandro mirándolo y entregándole una carpeta—, aquí está la información de la señora.

—Gracias —dijo aliviado con una sonrisa de satisfacción, Sandro nunca lo había defraudado y le había hecho seña para qué se retirará de la oficina.

Sandro había caminado hacia la salida y había salido tranquilamente, dejando a su jefe solo.

El hombre deseaba leer todo el pasado de su mujer. ¿Quién había sido su madre?, ¿por qué tenía esos sueños tan desesperantes? Son tantas dudas y preguntas que invadían su mente que intentaba entender.

Había abierto la carpeta y leía un poco la historia de los padres de Xenia, un matrimonio lleno de amor, hasta que había muerto la madre de Xenia dejándola de siete años al cuidado de su marido e hijo, había leído que fue maltratada muchas veces por su hermano y la humillaba con sus amistades, hasta que Xenia se había vuelto tímida y había decidido no tener amigos.

Siguió leyendo y la rabia se iba apoderándose de él, tenía que investigar en donde estaban metidos y no permitiría que Xenia volviera a verlos nunca más.

En eso recibió una llamada de la mansión, era Francesca comunicándole que tuvieron que llamar a la ginecóloga. La señora Xenia no se sentía bien y la tuvieron que sedar.

Él se había levantado rápidamente de su asiento y había salido a toda prisa de la oficina, no pensaba dejarla sola y menos aguantando dolor.

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En el departamento Di Rossi Bianco.

Alex observó como su novia estaba platicando con el vendedor que le iba a vender la mansión que quedaba a dos mansiones de la de su hermano gemelo, ahora podría estar cerca de ellos, le gustaba por el enorme jardín y como la familia seguía creciendo podrían pasársela genial, tendría que encontrar a personas de su confianza para evitar que se acercaran a Kenya.

—Voy a comer algo —dijo en voz baja solo para que él la escuchara y le hacía seña que lo haga, había elegido una manzana y comenzó a comérsela con unas ganas, en los últimos días su apetito estaba aumentando constantemente, debía de ser por su embarazo.




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