Selcouth

16

Respiró hondo mientras miró su figura frente al espejo.

Luego de que Cole y Saskia pasen por una reconstrucción emocional —Al cual se basaba en comer helado y ver películas hasta dormirse—, volvieron a ser ellos mismos. Cole se alegraba de relajar a su hermana, siempre era fácil de estresar pero se alegraba de que después de todo sea sencillo subirle el animo.

Solo debía de darle potes de helado, unas bromas y listo. Era bastante sencillo.

Pero, aunque su hermano había hecho todo su patrón de "relajación-de-mellizos" Saskia no pudo evitar volver a sentirse un manojo de nervios porque después de todo, era su ceremonia de iniciación al aquelarre Van Ewen.

Lo cual no iba a ser muy difícil. La ceremonia iba a ser bastante tranquila. La marca no suele doler gracias a la magia pero de igual forma Saskia sentía los nervios casi incontrolables de su ser. Una parte de ella quería correr hacía su casa, encerrarse en su habitación y ver Friends pero su parte más responsable le decía que debía de estar en el instituto y quedarse allí para ser marcada. Después de todo, seguía estando sin magia; solo con poder y no quería correr el riesgo de que otro grupo de cazadores vaya a por ella.

Las normas de varones separados de mujeres del edificio hacia que ambos estuvieran separados. Cole se preparaba junto a su tío Paul al cual tenía suerte de que después de todo también sea hombre como él. Sin embargo, Saskia no tenía tías, mucho menos primas, ni hablar de madre o alguna figura femenina que pudiera aconsejarla.

Casi deseó tener a Karteen a su lado, era extraño pero aunque ella aseguraba ser inofensiva y muchas veces no aparentaba serlo, Saskia se sentía segura a su lado.

Maldita normas de edificio que también alejaron a Karteen, quien nadie que no sea brujo no puede entrar al edificio. Excepto de aquella vez que las Serpientes Alemanas entraron rompiendo toda salvaguardas, ése día si que había sido extraño.

Miró su alrededor, tenía que esperar que vayan a indicarle que todo éste listo, allí abajo la esperaban todo el aquelarre, al cual si su memoria no fallaba eran más de trescientos. Pero, incluso teniendo a trescientas personas allí se sentía sola. Odiaba siempre sentirse sola.

Caminó hacía la cama, sus tacones eran bajos, casi inexistentes y su vestido blanco la hacia ver como si fuese una monja, pero no pudo quejarse. Ropa estricta de iniciaciones. Al sentarse en la cama, miró aburrida el Sabbat que había dejado allí.

—Me iniciaré y no podré ni siquiera abrazar a alguien.—Le dijo, como si el libro pudiera escucharla.

Se había aliviado de cierta forma saber que el Sabbat protegía a Cole a tal punto que también la protegía de ella. Es decir, podía tocarlo sin necesidad de entrar a su mente. Saskia deseó que también protegiera el mundo entero para poder estar sin miedo de tocar pero después de todo, su poder cada día evolucionaba más y el Sabbat solo se limitaba a proteger únicamente a sus dueños.

—Quiero llorar pero ni siquiera tengo motivo.—Se frustró.—No quiero una marca, no quiero pertenecerle a Blair. No después de como me dejó como idiota.—Le contó, mirando el pobre libro de reojo.—No es que sea malo tampoco, él desde un principio se quizo alejar pero yo igual me acerqué. Me da igual la edad, siempre excuso el haber crecido sola como forma de verme más madura pero realmente soy una inmadura y él lo ha notado. ¡Le quiero echar la culpa pero la única culpable soy yo!

Se acostó en la cama, frustrada. ¿Por qué tardaban tanto en llamarla? ¡Quería acabar con esto ya!

—Pero no me quejo.—Continuó.—No tengo magia y viendo recuerditos no me salvo de cazadores así que lo necesito. O al menos para que quizá pueda sacarme un poco de poder.

Apoyó el brazo y se recargó en él para mirar de costado al libro.

En cualquier momento dejaba de ser un libro de brujería para ser un diario intimo. Saskia estaría encantada sin dudas.

Iba a volver a quejarse, sin embargo su teléfono suena. Desliza la mano por encima de la cama sujetando el teléfono y ve el nombre de Karteen en su pantalla.

—¿Sí?—Seguía ofendida por sus secretos pero Saskia no era de las personas que podía guardar rencor o ignorar a alguien.

—Vale, un avance: me has cogido el teléfono.—Karteen parece consolarse a si misma.—Creo que hemos quedado en una mala situación ayer, así que no sé...¿Quieres hablar?

—¿Te disculparás por ocultarme la verdad?

—¡Karteen Snow no se disculpa!—Se horrorizó.—Además, tú debes disculparte por ser tan terca, joder. Entiende que otra persona te explicará cuando sea el momento ¿Sí?

—Da igual.—Se encogió de hombros aunque no la pudiera ver.—Estoy algo ocupada ahora, pero mañana seguramente vaya al instituto, te veo allí.

—También llamaba para avisarte que el inútil de Hunter por fin ha servido para algo y nos ha invitado a el billar ésta noche. ¿No es una genialidad? ¡Sirve para algo! Crecen taaaaaaaaaaan rápido.

—¿Y su pierna?

—Sigue con muletas. Mejor, podemos apostar cuantas veces se cae en un minuto.

Saskia se ríe.

—No puedo. Estoy en una especie de... fiesta de iniciación.

Karteen guardó silencio unos segundos.

—¿Fiesta de brujos? Me he enterado de una iniciación pero no me ha interesado saber de quién ¿Es aburrido? ¿Hay brujos guapos?

—Bueno aún no lo sé. Estoy encerrada hasta ser llamada.

Silencio de nuevo.

—¿¡Te estás iniciando!?—Medio gritó, con horror. Toda la diversión fue remplazada por ira.

—Mmm... Puede ser. Depende de como reacciones.—Frunció sus cejas confusa.

Se escuchó ruidos como si Karteen comenzara a correr por el dormitorio, luego escuchó eco lo cual le indicó que se había puesto sus botas y el impacto del tacón hacía el eco que solía hacer sea donde sea que llegaba. Es extraño pero incluso la forma de pisar era llamativa.

La puerta se abre, era Paul. Asoma lentamente su cabeza y cuando la ve, le sonríe.




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