Selcouth

22

El dolor fue agudo, pero no repentino o doloroso. Al caer al suelo, apoyando los antebrazos para evitar que se golpee rostro, una serie de imágenes de su vida se proyectó en su mente. El olor a cigarros era casi ahogante, y su mente se encontraba en blanco. No podía pensar, un zumbido en sus oídos lo aturdía y evitaba que pudiese moverse de alguna u otra forma.

La cabeza le palpitaba, sentía un dolor punzante allí mientras que también sentía el líquido espeso y caliente derramarse lentamente y caer sobre su cabeza. Parpadeó, intentando concentrarme lo suficiente para ponerse de pie, pero todo su cuerpo temblaba haciendo que únicamente pueda recostarse sobre un costado, mirando de reojo la imponente figura del cazador que lo hacía añicos.

Él, sin inmutarse en que esté tirado, le da una fuerte patada en las costillas que hace que se acueste y abra su boca, gimiendo. Intenta respirar, pero le cuesta, abre su boca para colaborar, pero solo logra atragantarse con el propio aire y comenzar a toser

Blair intenta ponerse de pie, le tiemblan los brazos haciendo que no pueda impulsarse hacia arriba, el dolor de su cabeza era insoportable y casi imposible de controlar. Apoyó su cabeza en el frio suelo mientras lo miró al cazador, sus ojos están más oscuro de lo normal, están frenéticos, adora hacerle daño y adoró ver como destruía en el suelo a un líder.

Traga en seco, como si la imagen fuese demasiado para él y no pudo evitar cerrar sus ojos por unos segundos. Su respiración es tan rápida que incluso duele, duele todo el cuerpo, la cabeza le late y no creo que pueda resistir otra patada más.

—Miren al increíble e imparable Blair Van Ewen resistiendo la paliza de su vida.

Se sienta de cuchillas, apoyándose sobre sus talones mientras lo mira con la cabeza inclinada. 

—¿Qué pasa Blair? ¿El aire no es suficiente para que puedas hablar? —Le sonrió amargamente. —¿A qué has venido? Te cuidaste tan bien de los cazadores y ahora estás aquí encerrado, serás una buena herramienta para utilizar.

Blair se limitó a darle una mirada que podría asustar al mismísimo Satán. El cazador le sonrió con amargura ante aquello y lo cogió del brazo.

—Bueno, líder. Será una lastima, pero no tenemos mucho tiempo. Ya quiero ver como trabajas.

Lo cogió del brazo y lo puso de pie, no tuvo tiempo a mover sus piernas que prácticamente lo empujó, llevándolo a rastras. Estaba todo golpeado, tanto su rostro como su cuerpo, no dejaba de sangrar y no podía sacarse el dolor, ni curar sus heridas dada que su magia estaba bloqueada con las mismas sogas mojadas que habían bloqueado anteriormente a Saskia.

Cuando salieron al pasillo quiso cubrir su rostro con su antebrazo ante los focos de luz. Había pasado tanto tiempo en una habitación a oscuras que la mínima luz ahora lo cegaba completamente. Sin embargo al querer cubrir sus ojos se había detenido y el cazador volvió a empujarlo para que no pierda el ritmo.

Buscó con la mirada a Cole, al capturarlos —hace dos días—, se habían dividido. No entendía como podía pasar tanto tiempo y no seguir el plan. Se supone que Karteen iba a aparecer y sacarlos de sus celdas para luego rescatar a Saskia y acto seguido a Xainne.

Pero Karteen nunca llegó.

Comenzaba a pensar que Karteen jamás llegaría y la tortura de ser golpeado, ahogado, ahorcado y humillado era el futuro que tendría hasta morir. 

Llegaron a una espaciosa sala donde estaban los cazadores y algunos brujos. Todos los brujos estaban de pie, todos tristes, con expresiones débiles y delgadas, casi todos tenían ojeras negras y el cabello totalmente rapado. Todos estaban de pie en largas mesas en filas, donde cada uno tenía una piedra y utilizaban magia en ella. Blair examinó a todos ellos con sorpresa.

—Pondrás tu magia en la piedra, pequeñas dosis. —Le explicó el cazador, colocándolo bruscamente entre una de las filas para que coja una piedra al lazar.

Le quitó las sogas en  las manos pero se la ató con fuerza en el cuello. Casi quiso gritar el dolor pero por su orgullo solo presionó los labios con fuerza y se limitó a gritar internamente. Miró de reojo como ningún brujo parecía sometido como él, y creyó que quizá era porque los cazadores temían de que usara a su beneficio la magia de ser un líder.

Cogió una piedra entre sus manos y luego miró su alrededor por el rabillo del ojo. Todos parecían hacerlo y por sus rostros supo que dolía.

Buscó la mirada a Cole pero no lo encontró. Ni a él, ni a Xainne. Pero para su sorpresa, sí la vio a Saskia.

Era imposible no verla, ella era la única que a pesar de las circunstancias sonreía alegremente y tarareaba una canción mientras sostenía la piedra en sus manos —sin mostrar pizcas que le dolía algo—, y movía la cabeza de un lado a otro al ritmo de la canción que cantaba. A su lado todo era silencio y emociones grises, y ella era una mancha de color alegre en la sala. 

También tenía una soga en su cuello, también querían bloquearle su magia pero efectivamente Saskia no parecía inmutarse.

—Trabaja. —Le empujó la cabeza hacía abajo el cazador, Blair presionó los labios pero no hizo nada, se limitó a mirar la piedra y ponerle un poco de magia.

¿Por qué querrían que los brujos pierdan magia en piedras? Parecía ser una piedra común, no tenía ningún tipo de marca especial. Era normal...

—Eh tú. —Le dijo una bruja a su lado, en un susurro. —Eres el líder de Louisville. 

—¿Te conozco?—Le susurró en respuesta.

—No. Pero yo a ti sí. Mi compañera de habitación me ha contado muchas cosas de ti.

—¿Saskia?

—Soy Erika. —Se presentó.

Blair levantó la cabeza ligeramente para verla, al instante se sorprendió. Ella estaba mucho peor que él, tenía ambos ojos tan inflamados por golpes que casi no podían abrirse, su labio estaba roto al igual que tenía grandes cicatrices en sus pómulos y frente. Bajó la cabeza para fingir que seguía trabajando.




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